La compa�era de trabajo est� caliente


El autoestopista


Mujeres en el poder


La jefa dominante


El ej�rcito te har� un hombre


El poder del uniforme


Las ladronas salidas


Men� principal

Esta historia contiene muchas situaciones que a menudo se consideran tab�.
Estos elementos incluyen: sadomaso, ataduras, sexo forzado y varios otros.
No pretende ser una justificaci�n del sexo forzado (violaci�n) de ninguno de
los modos en que pueda aparecer.
La violaci�n es un delito y en ninguna circunstancia puede tolerarse.
Sin embargo esto no impide que muchos hombres y mujeres tengan las llamadas "fantas�as de violaci�n".
Las "fantas�as de violaci�n" no significan el deseo de violar a alguien sino el deseo de ser forzado a tener trato sexual con alguien con quien, en todo caso, te gustar�a ir a la cama.

Mujeres en el poder 
(traducido del ingl�s al espa�ol por GGG con mis propias modificaciones)

Corre el a�o 2010.
Tras intensa investigaci�n el ej�rcito americano ha conseguido cumplir un viejo sue�o de la humanidad: al fin viajar en el tiempo se habr�a hecho posible.
Antes se realizan algunos experimentos menores en que se env�an un hombre durante una semana al futuro.
Una vez comprobado que efectivamente ha visto el futuro se decide efectuar un experimento mayor.
John, un americano de 22 a�os, es enviado al a�o 2360, con destino : Nueva York.
Con esto el ej�rcito americano espera conquirir importante tecnolog�a militar del futuro.

"John, perm�teme recordarte una vez m�s a tu misi�n importante," el coronel habl�.
"Tu primer objetivo es recoger en lo posible la informaci�n, queremos aprender tanto como podamos sobre lo que entra�a el futuro : tanto a nivel militar como econ�mico."
"Tu misi�n durar� una semana, despu�s de �sta ser�s devuelto autom�ticamente por medio del brazalete de tu mu�eca."

John dio la se�al de que hab�a entendido todo bien y entr� en la extra�a m�quina.
Empez� la cuenta atr�s, una voz computarizada enumerad� fr�amente los n�meros: "10... 9... 8..."
Lleg� el momento.
John sinti� un enorme pulso energ�tico que elev� su cuerpo.
En una fracci�n de segundo la sala de control con los muchos militares hab�a desaparecido, y fue reemplazada por una corriente de colores que pasaron por alto como un b�lido.
En su brazalete pudo ver pasar por alto los a�os.
2060, 2070, ...
Mientras, parec�a flotar en el vac�o.
De repente el contador se detuvo en 2360: su destino.
La corriente de colores se par� tan abruptamente como apareci�, y s�bitamente cay� desde una altura de unos dos metros.
Cay� en hierba h�meda.
Se apret� inmediatamente contra la hierba y mir� a su alrededor.
En su brazalete vi que estaba en alg�n parte de Nueva York y que eran las 3 de la tarde, hora local.

Parec�a muy extra�o, a una hora como las 3 de la tarde en un sitio tan concurrido como Nueva York no hubiera esperado encontrar una extensa llanura con hierba, m�s hab�a pensado que encontrar�a un compejo enorme de calles y carreteras, que estar�an rezumando actividad.
Como no pod�a percibir a nadie por ning�n parte se puso en pie.
Hasta donde pod�a ver, el paisaje consist�a en �rboles y arbustos, parec�a un gigantesco bosque.

Mediante su br�jula pudo aclarar la direcci�n que deb�a tomar para llegar al sitio donde habr�a estado una vez el centro de la ciudad de Nueva York.
Entonces sigui� esa direcci�n, despu�s de haber grabado sus extra�os resultados iniciales en la grabadora integrada en el brazalete.

Sin que �l se diera cuenta alguien estaba vigil�ndole minuciosamente desde los arbustos.
"�Mira, all�!", susurr� Deirdre agitada a su amiga Roxanne.
Llenas de espanto las dos mujeres miraron al desconocido intruso.
Nunca hab�an visto esto en toda su vida, era un macho y andaba suelto sin m�s.
"Creo que har�amos mejor informando inmediatamente al cuartel general," dijo agitada Roxanne.
"Quiz�s se haya escapado", confirm� Deirdre.
"Pero parece tan salvaje, tan ind�mito", sugiri� Roxanne.
"S�, y lleva una ropa tan curiosa", sigui� Deirdre.
Las dos chicas deliberaron un poco m�s y luego decidieron actuar por s� mismas.
En una vez precipitaron desde su escondrijo y atacaron a John por la espalda.
Con un solo movimiento r�pido le empujaron al suelo haci�ndole caer de bruces.
Ambas t�as se sentaron con todo su peso sobre su cuerpo y antes de que se diera cuenta de nada de una manera o otra ten�a atadas las mu�ecas.
A continuaci�n se retiraron y le pusieron de espaldas para poder estudiarle mejor.

John mir� atemorizado las caras de sus atacantes.
Le hab�an atado dos mujeres, y �vaya mujeres!
Ambas eran por lo menos de 1,95 m de estatura, y al contrario de lo que hubiera esperado no llevaban ropas futuristas sino m�s bien atav�os primitivos que parec�an hechos de pieles de animales.
Una de las dos mujeres, que luego result� llamarse Deirdre, ten�a el pelo
rubio ondulado y largo que alcanzaba por encima de los hombros.
Su rostro conten�a un precioso par de ojos verdes brillantes, que le miraban con curiosidad.
Ten�a labios llenos, invitantes y hasta donde pod�a adivinar por sus ropas usaba unas preciosas copas C.
Debido a su enorme figura ten�a naturalmente un par de largas piernas que su
atuendo dejaba al aire.
Ten�a una figura magn�ficamente esbelta.
Estim� que deber�a ser una mujer al comienzo de la veintena.
Al lado de ella estaba otra mujer, que era al menos tan guapa como Deirdre.
Era por lo menos tan alta como ella, pelo negro azabache y rizado que le ca�a hasta los hombros.
Sus hermosos ojos casta�os le miraban sorprendidos, pero vigilantes.
Parec�a tener unos 25 a�os, y por lo que pod�a deducir de su atuendo una copa D.
Su cuerpo era muy musculoso y parec�a muy fuerte.

Las mujeres empezaron a estudiarle m�s de cerca.
"Mira que traje tan extra�a lleva", dijo Deirdre mientras palpaba el tejido de su camisa.
"Tal vez pertenezca a una divisi�n de crianza especial", intent� explicar Roxanne.
Mientras tanto Roxanne empez� a toquetar su cuerpo en busca de algo interesante.
En el bolsillo de su pantal�n encontr� de repente un mapa de los Estados Unidos.
Ambas chicas se quedaron at�nitas cuando investigaron el mapa, no comprend�an nada de esto.
Estaba lleno de grandes ciudades mientras que el mundo que conoc�an solo comprend�a asentamientos en peque�a escala.
A�n m�s, el mapa parec�a creado por un hombre cuando todo el mundo sab�a que todos los cient�ficos eran mujeres.
Adem�s encontr� un arma que inmediatamente confisc�.

Las dos chicas deliberaron entre ellas.
De la mano de lo que hab�an encontrado solo pod�an llegar a la sorprendente conclusi�n de que este hombre no era una versi�n especialmente clonada como todos los otros, sino un hombre normal, como los que ense�an los libros de historia.
Sin embargo estos se habr�an extinguido hac�a ya 200 a�os...
Solo hab�a una manera de saberlo con certeza.

"�Qui�n eres?", le grit� Roxanne a John con dureza.
"John Woods", dijo el joven soldado.
Las chicas se asustaron durante un instante.
Este hombre pod�a hablar, lo que confirm� inmediatamente sus sospechas: este hombre no hab�a sido criado.

"Nos lo llevaremos a la caba�a, y despu�s veremos que pasa", dijo Roxanne en tono autoritario.
Aunque se daba cuenta perfectamente que deber�an entregarlo a la reina lo antes posible, hab�a decidido por s� misma que no se perder�a esta �nica oportunidad por nada.
Sent�a un raro tipo de excitaci�n que nunca antes hab�a sentido.

Antes de que �l pudiera objetar nada, Deirdre le amordaz� y siempre con las manos atadas a la espalda le obligaron a caminar en la direcci�n de su caba�a.

Una vez all� le empujaron con rudeza en una cama hecha de maderas atadas.
"�Y ahora vas a decirnos todo, empezando por tu procedencia!", solt� Roxanne.
Pero John no dec�a ni mu.
"Bien, has perdido la lengua, yo lo arreglar� enseguida", dijo ella en tono venenoso.
Fue a la chimenea que produc�a un agradable calor en la peque�a caba�a.
Cogi� una barra y la puso all� y dej� que al otro extremo de la barra hab�a una otra barra que se pusiera al rojo.
Mantuvo la barra al rojo muy cerca de la cara de John.
"Habla de una vez a no ser que te mutilea."
John no ten�a otra opci�n y confes� toda la historia.
Que ven�a del a�o 2010, que hab�a llegado mediante una m�quina del tiempo.
Sin embargo no mencion� a prop�sito la funcci�n del brazalete.
Cuando Deirdre le pregunt� qu� era la funcci�n del brazalete dijo que era solo una joya de adorno.
Pero ella pudo comprobar, a partir de su reacci�n temerosa, que estaba mintiendo.
Luego le quit� el brazalete de la mu�eca y hizo como lo iba a tirar al fuego.
"�Noooo!" grit� �l.
"Entonces tendr�s que explicarnos para que sirve exactamente", sonri� mal�volamente Roxanne.
Ahora no le quedaba m�s remedio que explicar su utilidad.
Las chicas rebosaban de alegr�a al saber para que serv�a aquel adorno.
"Lo recuper�s si haces exactamente lo que queremos de ti, sino �lo echaremos al fuego!", amenaz� Roxanne.
"No. Har� todo lo que me pid�is", grit� John aterrado.

Luego las chicas le explicaron como hab�a evolucionado el mundo.
En los a�os cincuenta (2050) hab�a estallado por en�sima vez otra guerra mundial. Una vez luchada la guerra en todo el mundo las mujeres hab�an empezado a sublevarse.
Seg�n este movimiento la causa de todas estas guerras estaba en la agresividad masculina y la �nica forma de acabar con ello era que las mujeres tomaran el poder.
En secreto se urdieron planes para una gran conspiraci�n y un d�a lleg� el momento.
Las mujeres se rebelaron en casi todas partes y se estableci� una sociedad en que mujeres llevaron la batuta.
Adem�s se tir� en lo posible la tecnolog�a por la borda, porque seg�n las autoridades la consideraban responsable en buena parte de la serie de guerras.
Toda la tecnolog�a que se consider� polucionadora fue destruida y solo se conserv� la parte que estaba al servicio de la sociedad.
Durante los primeros 20 a�os los hombres tuvieron una �poca dif�cil, pero se les toler� puesto que todav�a eran necesarios para la reproducci�n.
Sin embargo en el 2070 result� que las t�cnicas de clonaci�n hab�an progresado tanto que ya no se necesit� m�s a los hombres para ese prop�sito.
La selecci�n natural se sustituy� por una especie de aleatorizaci�n, de manera que ciertas caracter�sticas gen�ticas se seleccionaban arbitrariamente, de forma que a pesar de la clonaci�n se form� una gran biodiversidad.
Desde ese momento se libr� una intensa guerra hasta que la totalidad de la poblaci�n masculina fue exterminada.
Despu�s de unos treinta a�os se complet� el proceso.
A partir de ese momento la poblaci�n estuvo formada casi completamente por mujeres.
Aunque las autoridades supremas de cada pa�s propagaron el amor l�sbico muchas mujeres segu�an necesitando acostarse con hombres.
Para cubrir esa necesidad se instalaron centros especiales de crianza, donde se produc�an "machos folladores".
Esta raza producida por ingenier�a gen�tica consist�a en machos que no pod�an hablar y que ten�an un cuerpo de macho perfecto, aunque eran muy est�pidos y d�ciles.
Estaban encerrados en una especie de jaulas, d�a y noche puestos a disposici�n de cualquier mujer que estuviera cachonda y pudiera permit�rselo.
Tambi�n eran est�riles de forma que no pudieran reproducir.
De esta forma varias generaciones de mujeres se hab�an acostumbrado a una imagen de sociedad sin hombres, excepto en un papel secundario para jugar juguetes sexuales.

De aqu� el tremendo asombro de las dos mujeres cuando vieron pasear a un hombre salvaje.
Seg�n sus conocimientos esto no era posible a menos que hubieran empezado un nuevo tipo de cultura.
El hecho de que pudiera hablar era tambi�n totalmente an�malo.

Pero no era la sorpresa la �nica sensaci�n que hab�an sentido, ninguna de las dos hab�a visto antes un macho salvaje, y el hecho de que tuvieran uno aqu� directamente delante de ellas las pon�a tremendamente cachondas.
Por primera vez estaban ante un macho que no cumpl�a con la imagen estereotipada a la que estaban acostumbradas.
Aunque tambi�n se hab�an puesto calientes cuando pod�an elegir a un macho del centro de recreo, nunca antes se hab�an sentido tan excitadas.
Sus pezones se ergu�an duros como rocas como si fueran peque�as gomas de borrar.
Entre sus piernas se sent�an empaparse, haciendo que el vello de sus chochos estaba poni�ndose completamente mojado.
Los labios de sus co�os estaban hinchados a tope, listos para una emocionante jodienda.

Ambos mujeres le dejaron tumbado en la cama y se retiraron a un rinc�n de la caba�a a deliberar un momento entre ellas.
"�Est�s t� tambi�n tan salida?" quiso saber Roxanne.
"No s� por qu�, pero estoy sencillamente empapada", dijo Deirdre.
"Es porque es un macho salvaje, y no uno de esos d�biles sustitutos", explic� Roxanne.
"Sugiero que nos lo quedemos todo el tiempo que podamos, mientras nos lo follamos", concluy� Deirdre.
Roxanne sonri�, ella no hubiera podido expresarlo mejor.

Se volvieron y se acercaron m�s.
"Hemos decidido que puedes seguir vivo mientras hagas lo que se te diga", le comunic� Roxanne.
En este punto Roxanne empez� a desnudarse despacito.
"Basta, no puedes hacer eso", dijo John.
"El comando supremo no me permite en absoluto mantener relaciones con la poblaci�n de esta era".
Roxanne tom� el brazalete y lo mantuvo tremendamente cerca del fuego.
"Esto es lo que hago con tu comando superior si no obedeces", dijo implacable.
Un momento John trag� saliva, sin duda el brazalete no podr�a resistir el calor del fuego.
Un instante m�s y perder�a toda posibilidad de volver a su propia edad.
"Vale, vale", suspir� John, "obedecer�".

Roxanne se quit� a continuaci�n toda la ropa, mientras Deirdre de momento segu�a observ�ndoles.
Claramente las mujeres que hab�an refinado el procedimiento de clonaci�n dominaban la materia.
John la observ� detenidamente una vez m�s.
Era fuerte, con brazos y piernas musculosos, y para una mujer era muy alta, como 1,95m.
Sus grandes ojos casta�os le miraban con expresi�n de calentura.
Sus labios redondos y llenos mor�an por su cuerpo.
El pelo negro azabache, rizado y largo aumentaba la tentaci�n.
Los pezones grandes y sonrosados, en la cima de sus grandes pechos bien formados, se ergu�an orgullosamente en posici�n de atenci�n.
Y por abajo �l pod�a ver como estaba realmente de h�meda.
El vello p�bico en su co�o estrecho y exquisitamente formado estaba empapado.

Ahora ella inspeccion� a su indefensa presa.
John era extremadamente atractivo.
Era alrededor de 1,82 m de alto, ten�a el pelo corto rubio, sin barba ni bigote.
Ten�a una maraviollsa figura para un hombre : era fornido, no ten�a demasiada grasa y parec�a en buena forma.
Sus ojos azules miraban de frente, con inteligencia, y su pecho parec�a bien construido a juzgar por lo que pod�a apreciar tras la ropa extra�a.
Todav�a ten�a atadas las mu�ecas.

A continuaci�n se puso directamente delante de �l y le bes� lujuriosamente en la boca.
Mientras sus manos se mov�an con vehemencia bajo su camisa, buscando su pecho peludo.
Lo encontr� y disfrut� a fondo de la belleza natural de su cuerpo.
Le acarici� la piel con sus u�as largas.
Tir� de su camisa, luego la desgarr� y luego tir� los trozos junto a ella.

Deirdre segu�a siendo espectador a distancia.

Roxanne le acarici� el pecho con la lengua, mientras sus manos le acaric�an el cuerpo.
Tom� un pez�n en su boca y lo lami� rabiosamente.
Mientras tanto acariciaba el otro pez�n con las u�as.
Pronto se pusieron duros los dos pezones y ella sigui� chup�ndolos mientras le dejaba que le chupara un dedo.
Cada vez estaba m�s caliente.
Sus manos se deslizaron incontenibles abajo a sus pantalones, donde pudo sentir su dura polla a trav�s del tejido.
Se la acarici� provocadoramente, sin liberarla.
�l gem�a con sus toques.
Frot� contra su glande a trav�s del fino tejido, haciendo que su miembro se pusiera completamente tieso.
Hizo jirones sus pantalones, de modo que qued� tendido desnudo ante ella.

Estaba muy satisfecha con lo que ve�a.
John ten�a algo por lo que se cobraba un extra en el centro recreativo: su polla era al menos de 18 cm de larga y 10 cm de ancha.
Roxanne hizo a Deirdre una se�al para que se acercase.

Deirdre se desnud� r�pidamente.
John le ech� una nueva mirada detenida.
Ten�a unos pechos un poco m�s peque�os que los de Roxanne, pero estaban moldeados exquisitamente y los grandes pezones marr�n claro se ergu�an como roca dura.
Adem�s de sus firmes pechos ten�a una figura preciosamente esbelta.
Sus grandes ojos azul brillante le miraban seductoramente y el vello de su co�o reluc�a con sus calientes jugos.

Roxanne se coloc� al lado de Deirdre y la bes� con fuerza en los labios.
Se paladearon ardientemente mientras sus lenguas se embrollaban.
Deirdre toc� los hinchados pezones de Roxanne y los rod� entre sus dedos mientras tiraba de ellos.
A Roxanne le gust� mucho esto, y us� la mano para buscar la c�lida cuevita de su mejor amiga, empujando luego el dedo a fondo en su caliente y peque�o horno.
Deirdre gimi� un momento.
"�Qui�n puede foll�rselo primero?", jade� Deirdre.
"Puedes hacerlo t� en primer lugar, �l tiene que bajarme al pil�n antes", dijo Roxanne.

Roxanne se coloc� directamente encima de su cara y apret� con fuerza su semblante contra su co�o, haciendo que su lengua tocara sus hinchados labios.
"�Ahora, l�meme el chocho hasta que me corra!", dijo, a medias entre un jadeo y una orden.
Su lengua explor� la zona p�bica, primero sabore� los labios hinchados, luego los lami� y los tom� suavemente con los dientes.
A continuaci�n la lengua se fue al cl�toris, y lo lami� a lametones peque�os y breves. Con un movimientos circular meti� la lengua llegaba entre los labios del co�o que ella apart� para poder disfrutar a�n m�s de sus caricias.
Luego su lengua se abri� paso hasta profundamente en su sitio m�s h�medo.
Gimi� de excitaci�n y empez� a moverse levemente arriba y abajo.

Mientras Deirdre se hab�a acomodado en su polla a la que miraba fijamente con admiraci�n.
Us� las u�as de las manos para acariciarla con suavidad a lo largo del dardo hasta alcanzar el glande.
La tom� firmemente en sus manos y empez� a moverla adelante y atr�s.
Entretanto tom� sus huevos con la boca y los chup�.
Pase� la lengua adelante y atr�s sobre sus huevos mientras segu�a estimulando el dardo con las manos.
La polla de John se pon�a cada vez m�s dura.
Deirdre pas� la lengua por el dardo hasta alcanzar el glande.
Se lo meti� totalmente en la boca y le hizo un buena mamada.
Lo sac� nuevamente de la boca y estimul� primero la punta con la lengua y luego la parte de atr�s para volver a tomarlo de nuevo con firmeza en la boca.
Us� su boquita para hacer movimientos de sacudida.
Cuando sinti� que estaba completamente dura se sent� sobre �l, se baj� lentamente hasta que sinti� como su duro poste rozaba contra los labios hinchados de su co�o.
Se mov�a suavemente adelante y atr�s.
�Ah, c�mo le gustaba!
Nunca antes hab�a sentido tanta excitaci�n.
Apret�, muy caliente, su duro miembro en su c�lido co�ito.
Utiliz� las manos para apartarse un poco, de forma que pudiera sentarse un poco m�s alta, de ese modo pod�a hacer que profundizara menos en su chocho.
Se movi� lentamente arriba y abajo, John empez� a gemir.

Mientras tanto la cara de John se hab�a empapado en los jugos de Roxanne,
aunque se hab�a esforzado en lamerlos todos estaba tan mojada que toda su cara se cubri� con sus fluidos.
Ella hab�a cerrado los ojos y del puro placer se relam�a los labios mientras sus dedos separaban los labios del co�o para que su lengua pudiera profundizar m�s.
De vez en cuando �l dejaba que la lengua se moviera con mucha rapidez adelante y atr�s sobre su cl�toris.
"Oh s�, oh s�" jadeaba cada vez m�s excitada, mientras su pelvis empezaba a hacer movimientos circulares al ritmo de su lengua.
Su lengua iba cada vez m�s r�pido, sinti� que se acercaba a un cl�max tremendo.
Por eso apret� firmemente su cara con sus fuertes piernas de modo que la lengua surc� a�n m�s profundamente en su peque�o y caliente horno.

Mientras ocurr�a todo esto Deirdre estaba disfrutando a tope del poste de John.
Se mov�a abajo y arriba, y segu�a deseando ir a�n m�s r�pido.
No solo se mov�a abajo y arriba, tambi�n atr�s y adelante, de modo que pod�a sentir su duro y ancho v�stago aporreando en cada punto de su peque�o y prieto co�o.
Utilizaba su co�ito adiestrado para hacer breves movimientos que la hac�an disfrutar intensamente.
Se oy� de la respiraci�n de John que ten�a dificultades para reprimirse.
Ella misma sent�a que estaba cerca del cl�max.
Atac� su palo de jodienda duro con cada vez m�s fuerza y velocidad.

Roxanne se mov�a con a�n m�s fuerza sobre la caliente lengua de John, hasta que sinti� que su co�o estaba a punto de empezar las contracciones.
Se restreg� el cl�toris llena de ardor para aumentar a�n m�s el placer del orgasmo que se aproximaba.
Su pelvis se agit� contra su cara mientras gritaba de placer.

Deirdre tampoco estaba muy lejos y se mov�a todo lo r�pidamente que pod�a arriba y abajo mientras se agarraba firmemente a John.
Al final se corri�, gimiendo y temblando, mientras el co�o se ce��a firmemente alrededor de su poste.
Le cav� profundamente las u�as en la piel.
"Oh, fue delicioso, nunca m�s querr� un macho follador", dijo con voz excitada.

Las dos chicas le desmontaban, pero era demasiado tarde.
Toda esta estimulaci�n result� ser demasiado para que John lo soportara.
Antes de que las chicas le volvieran a tocar sali� a chorro su carga sobre ellas.
Sin embargo esto no era lo que le gustaba a las chicas, despu�s de todo estaban acostumbradas a que los machos folladores pod�an follar durante horas sin correrse.
No en vano estaban seleccionados biol�gicamente de forma espec�fica para satisfacer los deseos de sus amas.

Roxanne se plant� delante de �l enfadada.
Le mir� a los ojos con expresi�n extremadamente rigurosa.
"Te has corrido demasiado pronto" le dijo enfadada y le abofete� la cara.
"De donde yo vengo no resulta demasiado pronto en absoluto", se defendi� �l.
"Bueno, aqu� estamos acostumbradas a m�s, as� que aseg�rate de que se ponga dura r�pidamente", le ladr�.
Las dos chicas se sentaron a los pies de la cama y empezaron a cuidar conjuntamente su polla.
Roxanne movi� sus manos, con sus largas u�as, por sus piernas y empez� a lamer y chupetear sus huevos.
Mientras tanto Deirdre le lam�a diligentemente el glande con la lengua.
Siguieron as�, Roxanne masajeando su escroto y lamiendo su dardo, mientras Deirdre tomaba su glande en la boca.
Lamieron y chuparon de esta forma hasta que estuvo de nuevo completamente tieso.

Ahora era el turno de Roxanne para foll�rselo.
Le dejaron tumbado en la misma posici�n pero intercambiaron sus sitios.
Ahora Deirdre dej� su h�medo co�o balancear sobre su lengua y �l obedeci� enseguida.
Se dej� bajar completamente y su lengua empez� a mimar �ntimamente a Deirdre.
Cubri� toda la zona con la lengua: empez� por los labios que chup� y lami� a fondo.
Luego sabore� su cl�toris, lami�ndolo de forma elaborada mientras mov�a la
lengua con rapidez adelante y atr�s.
Luego la buce� en su sitio m�s caliente.
Deirdre gimi�.
Oh, ojal� que pudieran quedarse eternamente con este esclavo follador.

Mientras tanto Roxanne se hab�a sentado sobre su polla y empez� a balancearse suavemente.
Esto era a�n mejor que su lengua, pod�a sentir como su mole ancha la tocaba por todas partes en su interior.
Aument� el ritmo, en vez de balancearse ahora empez� a cabalgar.
Gimi�.
�Hab�a algo m�s elevado que dos amigas compartiendo su macho entre ellas?
Mir� a su amiga que estaba disfrutando tambi�n intensamente de su macho.
Sigui� aumentando el ritmo, y se movi� con m�s fuerza arriba y abajo.
Se inclin� hacia delante para poder tocar a su amiga.
Le lami� y chup� los duros pezones y tir� de ellos.
Deirdre gem�a mientras empezaba a cabalgar con m�s fuerza sobre la cara de John.
En ese momento Roxanne bes� plenamente la boca de Deirdre, y su beso fue inmediatamente correspondido.
Las dos chicas besaron intensamente mientras aumentaban el ritmo con las caderas.

Y mientras estaban besando, Roxanne sinti� como segu�a acercando a su cl�max.
Dej� a Deirdre y empez� a cabalgar lo m�s r�pido que pod�a sobre su poste.
Arriba y abajo, pero tambi�n adelante y atr�s de nuevo.
Gimi� cuando sinti� que hab�a llegado el momento.
Y mientras se restregaba intensamente la pepita un estremecimiento le recorri� el cuerpo.
Su pelvis inici� unos movimientos espasm�dicos y se corri� con un grito.
"Oh s�, oh s�, oh s�, oooooh."

Deirdre todav�a no hab�a corrido para la segunda vez, y ahora empezaba a cabalgar cada vez m�s r�pido sobre su cara.
Roxanne se acerc� y ayud� a su amiga a alcanzar su cl�max.
Mientras Deirdre sent�a la lengua de John dentro de ella, Roxanne lam�a sus pezones, los pellizcaba y empez� a lamerle el cl�toris.
Luego bes� fervientemente en la boca a Roxanne de nuevo.
Al final result� demasiado para que lo soportara Deirdre y se corri� de forma desbordante.
Apret� la cara de �l contra su pelvis por �ltima vez, de modo que su lengua profundizara en su sitio, luego se corri� con sacudidas sobre su cara.

Satisfechas las chicas se tomaron un momento de descanso.
Se fueron a un rinc�n donde deliberaron en voz baja lo que iban a hacer con su viajero del tiempo.
"Bueno, �qu� piensas de esto?", pregunt� Roxanne.
"Nunca foll� tan bien, c�mo sab�a", dijo Deirdre.
"�Est�s dispuesta a cambiar todo esto por uno de esos machos folladores?", pregunt� Roxanne.
"Nunca m�s", fue su respuesta clara.
"Escucha, he estado pensando", dijo Roxanne.

Repas� las posibles opciones.
Pod�an entregarlo a su reina, pero en este caso perder�an su esclavo sexual personal.
Tambi�n dif�cilmente podr�an mantenerlo en cautividad eternamente.
Por otro lado acabaron de destrozar la ropa, dif�cilmente podr�a salir fuera, a un mundo lleno de mujeres lujuriosas.
En todo caso estaban de acuerdo en que no le permitir�an volver a su propio tiempo en una semana.
"Mira, John", dijo Roxanne, "no queremos ponerte las cosas muy dif�ciles."
"Es por eso por lo que hemos decidido que �sta es la mejor soluci�n", a�adi�.
A continuaci�n tom� el brazalete y ante los ojos asustados de John lo lanz� al fuego.
"�Nooooooo!" grit�, y se abalanz� al fuego.
Pero ya era demasiado tarde, el brazalete hab�a quedado reducido a un montoncito de pl�stico fundido.

"Ahora nos perteneces para siempre", sonri� maliciosamente Deirdre.
John se dio cuenta de que ser�a su prisionero para toda la eternidad.
"Ahora esc�chanos con atenci�n", continu� ella.
"Deber�as darte cuenta adecuadamente que aqu� vives en un mundo que consiste s�lamente de mujeres."
"Si crees que podr�s escapar y una sola persona se entera de que eres un hombre te encontrar�n."
"Y entonces no ser�n dos, sino cientos", se ri� Deirdre por lo bajo.
"Seamos sinceros, incluso un hombre fuerte como t� no podr� soportarlo", sigui�.
"Tal vez pudieras aguantar a las tres primeras, pero para la quinta te dar� un ataque al coraz�n, y eso ser�a una verdadera l�stima", esboz� la oscura imagen de su futuro.
"Tambi�n es posible que alguien te entregue a la reina", complet� Roxanne.
"S�, y entonces te ejecutar�n p�blicamente. Ves, los hombres no son realmente deseados aqu�", dijo melosa Roxanne.
Mientras, le acariciaba los pezones con las u�as una vez m�s.

"Si es as� qu� alternativa me propon�is a mi libertad", exclam� furioso John.
"�Hab�is eliminado mi �nica posibilidad de retorno!"

"Bueno, te quedas aqu�, te cuidamos y nos aseguramos de que nadie te descubra.
Te vestiremos para que parezcas una mujer, y diremos a todo el mundo que eres nuestra hermana m�s joven.
Tenemos maquillaje y una peluca.
Mientras dejaremos que te crezca el pelo, de modo que al cabo de un tiempo tendr�s el pelo largo de todos modos.
Con el pelo largo, la ropa adecuada y alg�n disfraz podemos hacer que parezcas perfectamente una mujer.
Tambi�n te desataremos y te daremos algo m�s de libertad.
Pero desde luego seguir�s a nuestra disposici�n".
Mientras Roxanne dec�a esto �ltimo agarr� su miembro con la mano y se lo masaje� de manera que volvi� a ponerse tieso.
"�Qu� opinas? �Har�as eso por nosotras?", dijo mientras le agarraba firmemente el trasero con la otra mano.
"Oh, y no pensar�as en escaparte", indic� Deirdre.
"Si dejamos que se sepa que hay un hombre disfrazado de mujer buscar�n por todas partes y seguro que te har�n visto el plumero."
John se dio cuenta de que no ten�a elecci�n, ten�a que elegir esta forma de existencia por puro instinto de conservaci�n.

"De acuerdo, si no hay realmente otra soluci�n, entonces me quedar� aqu�", dijo John con evidente desgana.
"Bien hecho muchacho, has hecho una buena elecci�n", dijo Roxanne mientras segu�a masando su pene.
"A prop�sito, me apetece otro buen polvo, �y a ti?", pregunt� Roxanne a Deirdre.
"No me importar�a hacerlo", dijo Deirdre y le pusieron de nuevo de espaldas sobre la cama.
"�Es que sois insaciables?", pregunt� John.
"Eres el primer hombre normal que nos encontramos en nuestra vida, �nunca dejaremos que te vayas!", chill� Deirdre entusiasmada.
"Ni en mil a�os", aprob� Roxanne.
Las dos chicas rieron tontamente.
En todo caso John estaba seguro de una cosa: nunca m�s estar�a escaso de mujeres...
 
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