La compa�era de trabajo est� caliente

El autoestopista

Mujeres en el poder

La jefa dominante

El ej�rcito te har� un hombre

El poder del uniforme

Las ladronas salidas

Men� principal
|
Esta historia contiene muchas situaciones que a menudo se consideran tab�.
Estos elementos incluyen: sadomaso, ataduras, sexo forzado y varios otros.
No pretende ser una justificaci�n del sexo forzado (violaci�n) de ninguno de
los modos en que pueda aparecer.
La violaci�n es un delito y en ninguna circunstancia puede tolerarse.
Sin embargo esto no impide que muchos hombres y mujeres tengan las llamadas "fantas�as de violaci�n".
Las "fantas�as de violaci�n" no significan el deseo de violar a alguien sino
el deseo de ser forzado a tener trato sexual con alguien con quien, en todo
caso, te gustar�a ir a la cama.
El poder del uniforme
(traducido del ingl�s al espa�ol
por Sir Ikki, con muchas modificaciones propias)
Era un caliente d�a de verano.
Isabel, una polic�a joven de unos 26 a�os disfrutaba de su ocupada vida de agente de polic�a.
Isabel puede ser descrita como una belleza ex�tica: su piel semejaba el chocolata con leche y ten�a el cabello negro azabache, semilargo, que ataba con una gomita, de modo que todav�a cube justo debajo de su quepis.
Adem�s ten�a los ojos color avellana que combinaban perfectamente con su piel marr�n.
Sus finas aletas nasales pasaban en un sensual par de labios.
Adem�s, con su 1.85m metros era muy alta, y ten�a los senos firmes de copa C, algo que muchas mujeres del cuerpo le envidiaron.
Sus largas piernas y su muy esbelta figura, constitu�an un placentero efecto secundario de los ex�menes que frecuentemente ten�a que repetir.
Si ella no aprobaba en una de sus ex�menes, se ver�a forzada al mucho m�s trabajo aburrido : papeleo.
Isabel hac�a su trabajo con much�simo gusto, en que sobre todo le gustaban los muchos extras que le tocaban en suerte.
Hoy era un d�a de verano ardiente, e Isabel estaba ocupada haciendo su tarea diaria: patrullando unos barrios residenciales.
En los a�os pasados muchas veces se hab�an producido atracos durante el per�odo de las vacaciones, y con vista a las elecciones siguientes el alcalde estaba firmemente decidido a especialmente llevar entre algodones esta parte de su electorado. Por esa raz�n hab�a decretado una orden por la cual se seleccionar�an a algunos polic�as para severamente vigilar el orden p�blico en esos barrios, en que cada infracci�n que fue comprobado sea reprimido sin piedad.
Enseguidamente Isabel se hab�a ofrecido voluntariamente para este trabajo, y el comandante del cuerpo inmediatamente hab�a accedido a su solicitud.
�l le conoc�a desde su contrataci�n como joven agente de polic�a en el cuerpo hace unos meses, y sab�a que ella pod�a ser despiadada, mucho m�s que sus colegas masculinos, y esto era exactamente lo que necesitaban para esta fuena.
Para ejecutar este trabajo ella pod�a conducir un coche-patrulla monovolumen y, contrariamente a con sus tareas regulares, para esta fuena era solo.
Aunque gozaba del buen tiempo Isabel sin embarque opin� que era muy caliente en el coche.
Hab�a aumentado el aire acondicionado por lo menos cinco veces, pero eso parec�a servir para nada.
Su cuerpo entero ard�a en el sol abrasador y sent�a como el sudor poquito al poco se apropiaba de su cuerpo.
El calor tambi�n la hizo calentar de una manera diferente.
Sus pezones marrones claros estaban completamente duros, y sent�a que necesitara much�simo para dome�arlos.
La �ltima vez que hab�a estado tan cachonda, hab�a encontrado una soluci�n original.
Entonces hab�a aparcado su coche en un peque�o camino forestal y cuando ella estaba segura que nadie la notar�a, hab�a movido su silla un poquito atr�s.
Despu�s hab�a desabotonado r�pidamente su blusa celeste.
Por un momento ella hab�a tocado sus pezones y hab�a gemido mientras notaba c�mo puntiagudas estaban.
Meti� un dedo en su boca deliciosa y lo chup�, de tal modo que consiguiera muy h�medo.
Despu�s movi� el dedo h�medo por sus pechos, e hizo peque�as rondas alrededor de esos bien formados picos femininos.
Ocasionalmente tom� un pez�n entre sus u�as y los tiraba suavemente.
As� consigui� estar m�s h�meda a�n, y tambi�n se sac� sus pantalones color azul ligero.
Con una mano sigui� acariciando sus senos y sus pezones, mientras que con la otra se acercaba a su monte de Venus.
Frot� suavemente sus labios rosados de la vulva, que estaban rojos e hinchados, y jug� con su cl�toris por un rato.
Entonces utiliz� su mayor para apartar los labios ; produjo un peque�o sonido jugoso mientras su mayor lo hund�a lentamente dentro de su peque�o punto oscuro.
Por un momento gimi� por el placer que se estaba provocando.
Luego comenz� lentamente a moverse el dedo hacia adelante y atr�s, mientras que el resto de su mano mimaba los labios de su vajina y su cl�toris excitado.
Sent�a c�mo consegu�a estar cada vez m�s mojada, mientras se hurgaba m�s y m�s fuerte.
En vez de uno, al menos cuatro dedos cab�an en su peque�a cueva del amor.
Estaba mojada hasta los huesos en ese momento, y a pesar del hecho de que hab�a cerrado los ojos para gozar a�n m�s, su buscadora mano encontr� r�pidamente un largo garrote policial.
Una vez encontrado, ella lo empuj� profundamente en su conejito.
Un temblor pas� a trav�s de su cuerpo cuando ella sent�a ese duro bast�n profundamente dentro de ella.
Entonces lo movi� levemente hacia arriba y hacia abajo, y comenz� lentamente a aumentar el ritmo.
Comenz� a jadear y gimi� suavemente cuando se sent�a acercarse el cl�max y comenz� a empujar el garrote hacia adelante y atr�s cada vez m�s r�pido.
Con un grito fuerte se corri�.
Su cuerpo torci� del placer que estall� profundamente dentro de ella.
Todo esto hab�a pasado hace una semana m�s o menos sin embargo, y hab�a decidido que la pr�xima vez ya no jugar�a solo.
Cuando ella conduc�a a trav�s de la avenida por tercera vez era m�s cachonda como nunca.
Sus pezones sobresaltaban, y su vaginita estaba empapaba.
"El pr�ximo machote que veo, lo joder� hasta no poder m�s", ella se proponi�.
Busc� la calle, en busca de una v�ctima.
El hecho de que ella era una negra no la hizo racista en absoluto, a ella no le importaba un bledo el color de la piel de sus amigos, siempre que parec�an buenos, y a�n m�s importante, con tal que eran buenos en la cama.
Cuando ella pasaba por delante del n�mero de la casa 13 al lado derecho vio una vez m�s al mismo t�o que ya hab�a notado durante sus rondas anteriores.
Este joven, de casi 23 a�os, acababa de lavar su coche.
Era blanco, deb�a ser cerca de 1.82 metros de alto y ten�a el pelo marr�n semilargo.
Porque hac�a calor, no llevaba camisa, de modo que ella pudiera examinar su cuerpo al sol por completo.
��l us� un pantal�n tejano ajustado azul que acentuaba claramente las forma de su cuerpo, y a ella le gustaban extremadamente.
Su piel p�lido brillaba en el sol, y ella lami� involuntariamente los labios cuando admiraba su espalda musculoso y los fuertes m�sculos de sus brazos.
Adem�s, este joven ten�a un pecho bien curvado, era obvio que estaba en excelentes condiciones.
Y como ella sol�a decir : "tiene un culo para com�rselo."
Cuando lo pas� en su coche-patrulla monovolumen, vio en su espejo retrovisor que �l iba adentro.
Lament� esto, pero esperaba que quiz�s �l tenga que hacer compras m�s tarde, y comenz� su ronda otra vez.
Alrededor de una hora despu�s, ella lleg� al mismo punto otra vez, y cuando pas� por la misma casa, pod�a solamente ver c�mo �l subi� en su coche.
Entretanto claramente se hab�a vestido m�s formalmente, probablemente ten�a que hacer unas compras en la ciudad.
"Justo lo qu� necesito", ella pens� con mucha astucia, mientras que entretanto sent�a cual h�medo ya estaban sus braguitas.
Ella ahora esperaba un poco m�s lejos en la calle hasta que la hab�a pasado.
Ahora ella lo sigui� a poca distancia.
Siempre estaba empapada, y anhelaba un poste que montar.
Atentamente continu� a seguir el coche de muy cerca, en que siempre juzgaba su manera de conducir seg�n las reglas.
Ella mor�a por sorprenderlo en un error, porque eso le dar�a una oportunidad para tenerlo entre sus manos.
Desafortunadamente el hombre parec�a seguir las regulaciones del tr�fico seg�n las reglas, lo que seriamente la frustr�.
�l se acercaba a una zona donde podr�a estar a solamente 30 kil�metros por hora, y aunque ella supervis� continuamente su veloc�metro, �l en ning�n momento excedi� este l�mite muy bajo.
En las intersecciones �l ced� el paso impecablemente, y utiliz� siempre sus direccionales.
Sin embargo, ella not� que �l no conduc�a en direcci�n al centro de la ciudad, pero que ahora estaban muy cerca del sitio donde se hab�a hurgado tan delicioso.
�sta era una parte solitaria de la ciudad, donde nunca hab�a mucho movimiento, y ya no hab�a casas.
Isabel decidi� que era ahora o nunca.
Ella pon�a en marcha r�pidamente las luces giratorias y con las sirenas aullandando condujo hasta inmediatamente detr�s de �l.
�l par� su coche al borde del camino y obedientemente sali� del coche.
Ella sali� tambi�n, y abordaba con paso resuelto a su coche.
El hombre se asust� algo.
Por un lado �l ten�a el suerte de ver a la negra m�s guapa que hab�a visto en su vida, con un color chocolate con leche bell�simo y una nariz agradablemente delicada.
Dos ojos color avellana maravillosos lo miraban con seguridad, y por su ropa �l pod�a inferir que deb�a tener una exquisita copa C.
Sus piernas largas eran la cereza en la torta.
Al mismo tiempo sin embargo, la mirada en sus ojos no reflejaba nada sino autoridad, y naturalmente, ella segu�a siendo una agente de polic�a en funciones.
Sus ojos lo miraban no solamente con seguridad, pero tambi�n despiadamente.
Adem�s �l pod�a ver claramente c�mo ella llevaba un tremendo garrote en su correa, y en el otro extremo ella por supuesto usaba su arma de servicio, un rev�lver calibre 38.
"� Qu� pasa, agente", el hombre pregunt� con un temblor inseguro en su voz, cuando ella casi hab�a llegado a su coche.
Cuando ella lleg� a la parte posterior de su coche, ella lo miraba con una amplia mueca.
"Bien ciertamente, su luz trasera no funciona", ella lo amonest� terminantemente.
Mientras lo estaba diciendo daba un fuerte golpe con el garrote, de modo que enseguida la luz trasera estaba en mil pedazos.
"� Eh !, grit� el hombre indignado, "� t� lo has hecho, t� has roto mi luz trasera, no est� permitido en absoluto !"
Bien que claramente se esforz� para parecer enfadado y robusto, en su voz era evidentemente el temor que primaba.
"� Qu� dijo usted, se�or ?", pregunt� Isabel en voz amenazadora.
"� Dame sus papeles y date prisa !", le espet�.
Con desgana palpaba por su cartera y le daba su documento de identidad y su permiso de conducir.
De inmediato tom� una libreta de notas y se poni� a escribir.
Con mucho placer ahora tuvo sus datos personales en su posesi�n.
Result� tratarse de un cierto Pablo Herrero, que ten�a 23 a�os y restult� estar casado.
"Ya est� anotado, todav�a le enviar� una multa por conducir con una luz trasera defecta", le dijo, mientras le devolv� sus papeles.
Y como en este lugar est� plagado de robos y de drogas, tendr� que registrarte tambi�n.", lo a�adi�.
Ahora Pablo reclam� intensamente, pero en un movimiento le daba la vuelta y lo empujo con su espalda contra el coche.
Con rapid�z hac�a aparecer un par de esposas como por arte de magia y se las poni�.
"Ya est�, ahora al menos puedo registrarte con tranquilidad", contest� astutamente.
Y mientras estaba de espaldas a ella, con sus manos encadenadas, las manos de ella exploraron su cuerpo punto tras punto.
Su esquema function� perfectamente hasta ahora, y hab�a poco que a�n pudo fracarse.
Con sus manos tocaba el pecho agradable curvado, y era obvio que manoseaba su cuerpo en todo punto mucho m�s tiempo que necesario.
Las manos de ella siempre iban m�s abajo, en que palpaba siempre m�s a fondo a medida que se acercaba a su polla.
Una vez llegado all�, hac�a su trabajo muy profundamente, y sinti� c�mo se levantaba su poste lentamente.
Claro que ella no encontr� ninguna droga o herramienta de robo.
Por esa raz�n dijo en una voz dura : "pues usted ha mostrado rebeld�a vamos a tener que interrogarse en la comisar�a."
Despu�s ella lo hice subir en el coche-patrulla, mientras que �l todav�a ten�a puesto las esposas. Ella sali� r�pidamente, pero no en absoluto condujo a la comisar�a; en vez de esto condujo directamente al peque�o camino forestal solitario, que la ultima vez tambi�n result� ser el sitio perfecto para sus juegos cachondos.
All� par� el coche y dej� al joven asombrado salir."
�Qu� significa esto, porqu� no vamos a la comisar�a?", Bart pidi� ansiosamente.
"S� que lo ver�s enseguida.", ella le habl� con dureza.
Ella lo miraba con una expresi�n severa en sus ojos, y empuj� el garrote amenazamente contra su brazo, �l inmediatamente se call�.
Una vez que salieran del coche del coche-patrulla lo daba un empuj�n, y le dijo que ten�a que caminar adelante.
�l todav�a llevaba las esposas, con sus manos atadas a la espalda. Caminaron por un rato, hasta que llegaron a una granja abandonada.
Entraron, y caminaron hasta que llegaron a los establos.
Isabel conoc�a bien este lugar, ella hab�a estado aqu� varias veces antes, y ella hab�a encontrado siempre que hab�a algo especial sobre el henil.
Una vez que llegaron ah�, ella tir� de su brazo por un momento, dejando claro que ahora se le se permit�a parar.
A lo muy lejos, la radio de polic�a del coche-patrulla de Isabel sonaba, sin embargo en este momento era demasiado lejos para que ella oiga.
"Patrulla 62, copia?"
"Patrulla 62, venga"
"Patrulla 62, copia?�"
Mientras tanto Isabel estaba completamente absorta en su propia misi�n. Ella dio vuelta a Bart y lo miraba directamente en sus ojos.
En sus ojos ella detect� el miedo del desconocido, la combinaci�n inevitable de la excitaci�n y del miedo de un hombre que esta frente a una mujer bell�sima y est� enteramente en sus manos.
Esta realizaci�n la puso m�s caliente aun.
Sus ojos no en absoluto irradiaban miedo, solo hab�a una mezcla de voluptuosidad y confianza en s� mismo.
Ella sab�a que ahora ten�a poder sobre �l, y lo utilizar�a muy a su parecer. "Bien ahora", ella dijo contenta, "de todos modos, ahora que solo estamos nosotros puedo decirle con tranquilidad".
"Ahora voy a hacer contigo totalmente lo que deseo, y no hay nada que puedes hacer al respecto".
Sin que �l estuviera preparado, ella lo empuj�, haci�ndolo dar un grito mientras que �l se cay� detr�s en el heno.
All� �l estaba tumbado con los ojos muy abiertos, y con sus manos atadas juntas detr�s, totalmente preparado para la pr�xima acci�n.
Ella ahora comenz� a realizar una danza sensual para �l.
Como si una melod�a inaudible jugara comenz� lentamente a desnudarse, mientras que hac�a movimientos voluptuosos.
Primero ella sac� su quepis, y tom� hacia fuera la gomita de su pelo.
Ella entonces sacudi� su pelo negro azabache.
Desat� lentamente un bot�n de su uniforme azul ligero.
Al mismo tiempo, sigui� mir�ndolo fijamente y atrevidamente, con ojos casta�os en una peque�a y delicada cara con un par de labios sensuales y rosados.
Entonces desabroch� los botones uno por uno, agit� la blusa durante un rato, despu�s la tir� de una manera juguetona.
Debajo de ella llevaba un top rojo sangre, que acentu� agradablemente su piel chocolate.
Sus grandes pezones, hinchados presionaron adelante a trav�s del fino tejido.
Bart trag� por un momento, como esto no lo qued� inafectado.
Sent�a como su pene poniendose cada vez m�s duro, seg�n esta preciosa mujer lo seduc�a
Ella ahora se quit� sus pantalones azules ligeros, haciendo su figura delgada con un par de piernas largas claramente visible.
Entre sus piernas el tejido era n�tidamente m�s oscuro, de modo que uno pudiera bien ver c�mo estaba mojado.
Mientras tanto la picha de Bart gritaba para ser libertado de su sitio ajustada.
Ella ahora lanz� los pantalones y se inclin� hacia adelante de espaldas a �l, invit�ndolo a su sabroso culito, contone�ndose de modo que �l no pudiera perd�rselo.
Este culito se encontraba en unas braguitas rojas sangre en juego, haciendo su piel marr�n muy atractiva.
Ella se dio la vuelta otra vez y lo miraba de manera atrevida, entonces ella puso un dedo en su boca y sensualmente lo chupo, excit�ndole a�n m�s. Donde ella estaba pod�a ver claramente un bulto grande en sus pantalones, que le anim� a que se apresurara r�pidamente.
Ella se quit� su top, y se coloc� directamente sobre �l.
Ella sacudi� sus pechos encantadores con las pezones grandes, bronceados y erectos y los acercaba hasta casi tocar su cara.
Otra vez ella puso su dedo en su boca, lo moj�, pues froto sus pechos sensualmente con sus dedos.
Ella pellizc� suavemente sus pezones y tir� de ellos, despu�s de lo cual le dio masajes diligentes.
Una de sus manos se movi� lentamente hacia abajo y se atrevi� a entrar en sus braguitas, que entretanto estaban mojadas hasta los huesos.
Ah� frot� sus labios de la concha, y estaban mojados, calientes.
Ahora tabmi�n se sac� sus braguitas y estaba parada directamente delante de �l, despu�s de lo cual ella puso brevemente sus braguitas en su cara, de modo que �l pudiera oler los olores atractivos de su peque�o sitio femenino. Ella sab�a que esto lo excitar�a a�n m�s.
Ella se llev� sus braguitas otra vez, y se mantuvo parada delante de �l, no dej�ndole ninguna opci�n solo mirar en su caliente horno.
Ella ten�a una concha encantadora cubierto de pelo y unos labios maravilloso, rosados, que eran rojos e hinchados ahora.
Con una mano acariciaba los pechos y los pezones continuamente mientras que frotaba sus labios de la concha con la otra.
Despu�s su dedo se movi� a su cl�toris, despu�s de lo cual finalmente desapareci� en su peque�o horno caliente.
Ella gimi� con excitaci�n.
Esto era algo que Bart nunca hab�a pasado antes, una de las mujeres m�s guapas que nunca hab�a visto, estaba toc�ndose directamente delante de �l.
El bulto en sus pantalones se puso a�n mayor, y se sent�a c�mo sus calzoncillos ya comenzaban a ponerse h�medos.
Ahora Isabel pens� que �l no pudiera rehusarla , y comenz� a desnudarlo.
En ese momento Bart realizaba lo que iba a suceder.
"Usted no pueda hacer esto, estoy casado, ama a mi mujer, yo no quiero�.", Bart refunfu�aba.
"� Ah, s� ? Pues este muchacho me cuenta una historia completamente diferente", ella dijo mientras que abri� la cremallera de sus pantalones y tom� a su polla entre sus manos.
Entretanto, Bart ten�a una erecci�n que era tan dura como una piedra, y ella comprobaba con satisfacci�n que ten�a un gran pene.
Era algo de mediano en longitud, pero era especialmente grueso, lo que le gustaba..
Ella ahora acarici� su pene incircunciso, y uso sus u�as para crear m�s presi�n.
�l respiraba m�s pesadamente, y estaba cada vez m�s dif�cil para protestar.
"Es solo una opci�n simple", ella dijo "si cooperas, puedo desatarte."
"O eliges no cooperar, lo que no significa que te dejar� ir. Te follar� hasta no poder m�s de todos modos"
"Y no piense que podr�s hacer algo contra m� despu�s. Ser� la palabra de un civil com�n contra la de una agente de polic�a."
"Nadie te creer�, y solamente podr�s ponerte en rid�culo."
Bart realiz� que ella efectivamente ten�a raz�n, pero al mismo tiempo no se sent�a como simplemente cooperando, aunque �l realmente comenzaba a tener ganas de tener sexo con esta negra bell�sima.
"Bueno, en este caso seguir�s atado", ella dijo de manera enfadada.
Mientras tanto ella lo hab�a desnudado totalmente, y ahora ella tom� su garrote entre las manos otra vez.
Ella ahora acariciaba su cuerpo, mientras que se coloc� justo algo m�s arriba que su tiesa polla.
De esta manera acariciaba su culito, mientras que ella exploraba su cuerpo. Primero puso un dedo en su boca y amenaz�ndolo con su garrote, ella lo orden� chuparlo.
�l obedeci� y ella pod�a sentir ponerse m�s duro su miembro, mientras de vez en cuando frotaba suavemente su culo a �l.
Ella pod�a contenerse apenas, y lo bes� apasionadamente en los labios, en que su lengua lo penetraba profundamente en su boca.
Mientras que ella lo besaba, sus largos u�as se movieron suavemente a trav�s de su cuerpo excitado.
Sus u�as delizaban a trav�s de su escaso vello del pecho, y en ese momento tocaban a sus pezones erguidos tambi�n.
Entretanto ella lo sigui� besando fervientemente en la boca.
Ahora ella lo desmont� y se tumb� al lado de �l.
Ella ahora lami� y chup� sus pezones, y las frot� con sus u�as largas, poni�ndolos tambi�n completamente vertical.
Con su otra mano bajitamente movi� hacia adelante y hacia atr�s sobre su miembro suave.
Pens� que ahora era la hora de pensar en s� misma.
Se pon�a de pie y se baj� al punto adonde su concha alcanz� a estar apenas sobre su cara.
Ella fuertamente presion� su cara contra su co�ito, haci�ndolo jadear por aire.
"� Lame mi co�ito !" ella severamente dijo.
Tan pronto como �l comenzaba a obedecer ella disminuy� la presi�n un poco, de modo que �l pudiera respirar mejor otra vez.
Ella estaba empapada, forz�ndolo a realmente hacer su mejor para lamer todos los jugos suficientemente r�pido.
"Quiero montarle hasta que me venga en tu cara, entonces pegue bien la lengua en una punta", ella dijo de una manera que no admiti� ninguna contradicci�n.
Ella empuj� su cara rigorosamente contra su conchita otra vez y ahora se movi� hacia arriba y hacia abajo, mientras que �l sostuvo su lengua muy tensa.
La sensaci�n de poder la excit� a�n m�s, y ella sent�a c�mo cabalgaba su deliciosa lengua a pleno rendimiento.
Ella ahora se movi� cada vez m�s r�pida, y consigui� estar m�s caliente ahora que se acercaba a su orgasmo.
Ella lo dej�, de modo que pudo mover arriba y abajo aun m�s r�pido sobre �l, y de repente era el momento.
Ella intent� moment�neamente atrasar su cl�max, pero entonces no se pudo contener.
Mientras ella sent�a c�mo su cuerpo se sacud�a con sus contracciones, ella se empuj� la lengua profundamente en ella.
Ella grit� en alta voz, y despu�s gimi� mientras que su concha hizo esp�sticos alrededor de su lengua.
Ella lo dej� lamer todos el fluido.
Ahora ella lo desmont� y se encarg� de su miembro, mientras que a Bart le fue permitido recuperarse brevamente del servicio de lamedura, a�n jade�.
Ella tuvo que perfeccionarlo antes de que pudiera jugar su pr�xima juego.
Con su lengua ella pasaba ahora por sus piernas hasta que llego a su escroto.
Ah� le dio peque�as leng�etadas, y movi� hacia arriba.
Ella movi� lentamente la lengua para arriba a trav�s del fuste, mientras que ella daba masajes con sus u�as en sus bolas.
Despu�s tom� todo su haba en la boca y dio tirones min�sculos con su cabeza, dando la sensaci�n como si fue jodido.
Bart gimi� y su pito lleg� a estar r�pidamente tan duro como una roca otra vez.
Tan pronto como ella sintiera que �l estaba listo para otro juego, par� de hacer esto y estaba parada otra vez.
Ella ahora estaba parada exactamente encima de su picha, y se puso en cuclillas hasta que ella pod�a sentir su conchita rozar en esa barra dura
Ella ahora lo tom� en la mano, y lo utiliz� para dar masajes a sus labias vaginales.
Primero frot� con el haba por un momento contra su cl�toris, entonces frotado a lo largo de los labios de su concha, despu�s de lo cual le dio la impresi�n de que se pondr�a en su peque�o horno.
Ella lo embrom� con esto por un rato inmediatamente tom�ndolo hacia afuera otra vez despu�s.
Despu�s de fingir incorporarlo unas veces, lo empuj� profundamente en su vagina y goz� de la barra dura, gruesa que perforaba profundamente en ella. Ella se coloc� en una posici�n c�moda, de modo que ella pudiera darle una buena mirada, sus dedos acariciando su pecho y sus pezones duros.
Ella ahora estaba totalmente tumbado en �l, y utiliz� sus hombros como apoyo mientras que su co�ito se movi� hacia adelante y atr�s de su dura barra a follar.
Despu�s de un rato ella se incorpor� otra vez, y se empuj� totalmente, de modo que ella pudiera mantener totalmente su propio paso.
Iba siempre m�s r�pida, y sus caderas hac�an movimientos giratorios, de manera que �l la stimul� por todas partes.
Ella se puso cada vez m�s caliente y lam�a sus labios de la excitaci�n.
Ella comenz� a bombear hacia arriba y hacia abajo siempre m�s r�pido.
Ella sab�a que un orgasmo era muy pr�ximo.
Bart tampoco pod�a con la excitaci�n, y se sent�a que estaba a punto de correrse.
Despu�s de un par de empujes duros, ella sinti� como su co�ito se apretaba alrededor de esa barra dura.
Mientras que sus caderas oscilaron r�pidamente hacia arriba y hacia abajo a causa del orgasmo y que ella grit� hacia fuera con placer, Bart sali� a chorros su oro blanco en su ensenada h�meda.
Ella se movi� despu�s para descansar un poco, acostada al lado de �l. Aunque �l ya no estaba dentro de ella, pod�a sentir muy bien el lugar donde su barra amplia hab�a revuelto.
"Qu� delicioso eres para joder", le dijo mientras que frotaba su pene.
De repente apareci� otra mujer en el cobertizo.
"Qu� es lo que esta pasando aqu�?", una voz indignada grit� en alta voz. Isabel se extra�aba asustada, estaba en porreta en el heno, todav�a con el semen caliente de Bart entre sus muslos, mientras que �l estaba tumbado en el heno, tambi�n estaba en cueros y con esposas por la espalda.
En la abertura del henil estaba parada su colega Belinda y ella parec�a muy sorprendida.
"�Es esto por lo cual deseabas tanto el trabajo de la patrulla?
�De modo que t� y tu novio pudieran coger aqu� en el heno?
Me enviaron aqu� porque no diste noticias por m�s de una hora".
Isabel intentaba replicar ahora "Escucha�"
"�No soy su novio en absoluto", Bart dijo enfadadamente, "me viol�, mira las esposas !"
A Belinda le qued� con la boca abierta de la sorpresa, pero r�pidamente realiz� encontrar en ello un golpe de suerte.
Mientras tanto ella hab�a examinado Bart, y por lo que a ella se refer�a �l era un 9 sobre 10.
�l era exactamente su tipo: muscular, con un culo extremo delicioso y con poco vello del pecho.
Ella sent�a como sus pezones se levantaron.
"Bien entonces, sabes bien lo qu� pasar� si denuncio esto a tu comandante del cuerpo.
Hay castigos severos para la violaci�n, y en este caso podr�s olvidarte de tu carrera en la fuerza policial".
"Por favor", Isabel comenz� a suplicar a su colega.
Bart goz� de la dulce venganza que vio ocurrir ahora.
La chica se hab�a salido de madre, y ahora ella deb�a sufrir por sus acciones".
"C�llate, te propondr� algo !", Belinda dijo en voz severa.
"O divulgo esto al comandante y despu�s te acabar�s en la c�rcel y puede solvidarse de todo sobre tu carrera, o haces exactamente lo qu� te diga". "Vale, har� todo lo que mandas, mientras no denuncies esto", Isabel grit� lamentada.
"Hay dos condiciones, y puedes tomarlos o dejarlos:", Belinda orden�.
"1: ir�s al comandante del cuerpo y procuras que a partir de ahora nosotras siempre estemos de patrulla juntas."
"2: vamos a coger a este chico juntas una vez m�s, y en el futuro esto valdr� para todos los guapetones que encontraremos.
O pensaste que todos estos hermosos hombres eran solamente para ti?".
En ese punto Bart no sab�a qu� pensar.
La situaci�n hab�a cambiado en un poco tiempo.
�Ella iba a divulgar esto o no?
Esto era una respuesta Isabel no hab�a esperado en absoluto.
Ella conoc�a a Belinda como una chica bien-comportada, que acababa de entrar a la polic�a, y que siempre estaba muy silenciosa.
Mientras que ella hablaba muchas veces del sexo con las otras chicas, Belinda nunca se pronunciaba sobre esto.
Y ahora result� que ella era una persona totalmente distinta.
"Vale, estoy de acuerdo.", Isabel dijo.
Ella decidi� hacerlo mejor bajo las nuevas circunstancias.
Todos estos giros le marean a Bart, no solamente era que ella no iba a declarar esto, sino que ahora ella lo violar�a tambi�n.
Bart todav�a intent� hacerla cambiar de opini�n.
Ella lo empuj� otra vez sin embargo, y una vez que estaba tumbado de espaldas empujo el revolver contra la sien por un momento.
"� C�llate, ahora nosotras mandamos !"
Belinda ahora se desnud� tambi�n.
Bart estim� que ella debe tener unos 24 a�os, 1.72 metros, y ten�a el pelo rubio corto, lo que hac�a muy bien resaltar sus ojos radiantes azules.
Ten�a una peque�a copa A, y ten�a un f�sico muy delgado.
Aunque ella era m�s peque�a que Isabel, ella ten�a unas piernas muy largas. Su bonito co�ito estaba completamente rapado.
Ambas mujeres ahora vinieron hacia Bart.
La picha de Bart era solamente medio erecto, sin duda porque �l acababa.
"Nos encargaremos de que nos podr�s consentir r�pidamente", Belinda dijo cachonda.
Ambas se sentaron a los pies de Bart, y Belinda comenz� a acariciar su polla con sus largas u�as.
Embrom�ndolo ella movi� suavemente sus dedos a lo largo de su fuste.
Entretanto Isabel lami� y aspir� su escroto, mientras que utiliz� su mano para acariciar sus piernas.
Belinda tom� su pene en la boca, y comenz� a chuparla de manera deliciosa, mientras que Isabel continu� sintiendo su escroto.
Ahora ella lo tom� profundamente en su boca y daba sacudidas, de modo que se sintiera como si ya estuviera en su co�ito apretado.
Cada ahora y despu�s ella se lami� el b�lano.
Despu�s de poco tiempo el miembro de Bart otra vez se hab�a puesto tan duro como una piedra.
Isabel tambi�n pod�a sentir como sus pezones se sacaban como peque�os borradores, y sent�a como su rajita estaba mojandose.
Ambas sus lenguas ahora fueron arriba, y juntos lamieron al pene duro, en que sus lenguas se tocaban de vez en cuando, y entonces a franceses que se besaban.
Belinda consigui� r�pidamente excitado de chupar esa barra dura.
Sus pezones peque�os r�pidamente conseguidas tan duras como una piedra, y sus manos se movieron hacia abajo, buscando su peque�o horno h�medo.
Ella se sent�a c�mo es mojado ella estaba de hecho, entonces frotaba su cl�toris hinchado por un momento, despu�s de lo cual su mano se movi� a sus labios del co�ito.
Ella los presion� aparte, y utiliz� un dedo para explorar su conchita h�meda. Este dedo entr� inmediatamente, y ella comenz� lentamente a hurgarse.
El dedo se movi� hacia adelante y hacia atr�s, mientras que ella cerr� los ojos de modo que ella pudiera gozar mejor de esto.
Despu�s de poco tiempo ella sent�a c�mo se moj� , y estaba lista para empujar su lujoriosa barra en ella.
Dejaron de chuparla y de acaricarle, Isabel se levant� y se coloc� en su cara otra vez, esta vez ella se sent� con su cara mirando sus pies.
Se sent� totalmente en �l y se empuj� con fuerza contra su cara de modo que �l pudiera respirar apenas.
"Ahora l�mame, esclavo!", ella dijo en una voz �spera.
Bart comenz� a lamerla fuertemente.
Ella tir� de �l por el pelo.
"Suave, mucho m�s suave", ella orden�.
Su lenga ahora se movi� en c�rculos cari�osos, primero alrededor de su co�ito, despu�s lami� su cl�toris, movi� adelante y hacia atras de sus labios de co�o, y entonces la meti� profundamente en su co�ito.
Ella gimi� del placer que provoc�.
Ella consigui� siempre estar m�s mojada, y �l tuvo que apresurarse para lamer todo el jugo.
Mientras tanto Belinda se hab�a colocado directamente encima de su picha, y se descolg�a lentamente, hasta que su b�lano justo toc� su concha.
Ella era tan cachonda que incluso no necesitaba utilizar las manos para empujar su tallo en su peque�a cueva.
Su gran pistilo penetr� profundamente en ella.
Ella se empuj� adelante, d�ndole m�s libertad de acci�n.
Su conchita ahora desliz� hacia abajo, hasta que ella lo hizo enterrar enteramente en ella.
Ella utiliz� los m�sculos de su vagina para estrecharlo totalmente, y comenz� a hacer movimientos fogosos con la parte inferior de su cuerpo.
Esto le dio placer intenso y ella jade� y gimi� por un momento.
Ella se recost� otra vez y se levant� un poco.
Ahora ella se movi� arriba y abajo de su duro pistilo.
Belinda sent�a c�mo se mojaba m�s.
Sent�a de vez en cuando un estremecimiento de goce, en que se presionaba fuertemente contra �l.
Ella comenz� a montarlo siempre m�s fuerte, hacia arriba y hacia abajo, en su palo duro.
Isabel le hab�a dado orden para lamerla con fuerza y utilizar su lengua como consolador.
�l saco su lengua lo mas lejos que pod�a, y la mantuvo bien dura.
Ella se movi� hacia arriba y hacia abajo en su lengua, que mont� como si fuera una segunda picha.
�l tuvo que dar el do de pecho para seguir su ritmo, y ella estaba empapada, de modo que �l tuviera que lamer repetidamente sus deliciosos jugos.
Ahora ella gimi�, pues Isabel tambi�n sent�a que estaba pr�ximo de otro orgasmo.
Ella movi� siempre m�s r�pida en su delicioso �rgano lamedor, mientras que miraba a su compa�era de trabajo.
La �ltima se mov�a hacia arriba y hacia abajo siempre m�s r�pidamente, mientras que ella tir� de sus pezones tiesos.
Sus empujes duros causaron un temblor con Bart, que claramente no necesit� mucho m�s tampoco.
Belinda dio unos empujes m�s, despu�s se corri� a sacudidas.
Su conchita apretada se tens� a�n m�s alrededor de su pistilo duro.
Ella frot� muy r�pidamente su cl�toris para aumentar su placer a�n m�s.
Su pelvis dando sacudidas era bastante para hacer que Bart se corriera tambi�n.
�l sent�a c�mo disparaba su semen caliente con una fuerza incontenible, en esta mujer desconocida.
�l gimi� y jade�, porque siempre sigui� estar montando para la cachonda Isabel.
Belinda ahora lo desmont�, y estaba parado al lado de Isabel, y mientras que Isabel sigui� cabalgando su lengua cada vez m�s r�pido, ella empez� un intenso beso franc�s a su compa�era de trabajo.
Isabel no ten�a nada en contra de esto y tambi�n la bes� de manera muy intensa.
Las dos chicas dejaron sus manos resbalar a trav�s de sus cuerpos y ahora Belinda comenzaba para lamer los pezones duros de Isabel.
La excitaci�n la volvi� demasiada y ella se corri� a sacudidas en la cara de Bart.
Mientras que sus caderas hicieron movimientos esp�sticos, ella dio un grito ruidoso.
Ella nunca hab�a ido tan deliciosa.
Despu�s tomando un descanso por un momento, las dos chicas se vistieron otra vez, mientras que �l siempre segu�a esposado en el heno.
Una vez que estuvieron totalmente lista para irse, Isabel sac� las esposas y las puso con sus cosas.
"Recuerda lo que te dije", Isabel le record� otra vez su situaci�n desesperada.
"No importe a quien cuentas esto, hay nadie que te creer�, y yo confirmar� su historia", Belinda dijo.
"Tenemos una reputaci�n inmaculada, y adem�s ahora conozco tu nombre y direcci�n, as� que si t� no tienes cuidado, tendr� una charla con tu mujer", Isabel dijo amenazante.
Y entonces se marcharon, al comienzo se les escuchaba en el bosque, poco m�s tarde escucho un coche de la patrulla saliendo, y entonces una segunda.
Bart parec�a aturdido mientras que consegu�a vestirse otra vez.
Saliendo del cobertizo, se prest� atenci�n de que nadie lo notara, ahora tuvo que llegar a casa r�pidamente, mientras que su esposa todav�a hac�a unas cuantas compras en ciudad.
Mientras que pas� una hora en la ducha en que intentaba borrar todos los olores y huellas de la negra Isabel y de la rubia Belinda, sus pensamientos salieron de las dos chicas otra vez.
Sin duda estas chicas hab�an sacado alguna clase de historia de la manga para explicar el hecho de que no contestaron las llamadas de radio del polic�a.
Esto parec�a como una se�al de que ven�a un hombre hermoso en los alrededores.
Qui�n sabe cu�ntas v�ctimas m�s habr�a en el futuro.
Powered by counter.bloke.com
|