La compa�era de trabajo est� caliente

El autoestopista

Mujeres en el poder

La jefa dominante

El ej�rcito te har� un hombre

El poder del uniforme

Las ladronas salidas

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Esta historia contiene muchas situaciones que a menudo se consideran tab�.
Estos elementos incluyen: sadomaso, ataduras, sexo forzado y varios otros.
No pretende ser una justificaci�n del sexo forzado (violaci�n) de ninguno de
los modos en que pueda aparecer.
La violaci�n es un delito y en ninguna circunstancia puede tolerarse.
Sin embargo esto no impide que muchos hombres y mujeres tengan las llamadas "fantas�as de violaci�n".
Las "fantas�as de violaci�n" no significan el deseo de violar a alguien sino
el deseo de ser forzado a tener trato sexual con alguien con quien, en todo
caso, te gustar�a ir a la cama.
Las ladronas salidas
(traducido del ingl�s al espa�ol
por GGG con mis propias modificaciones)
Lo ocurre un domingo, durante una de esas c�lidas y largas noches de verano.
Pedro, un joven de 28 a�os est� tumbado en la cama, sumido en un profundo sue�o.
Mientras que en alg�n sitio en la lejan�a, un perro maldice la luna llena, en la calle todo parece ser tranquilo y apacible.
Nada hace sospechar qu� actividades oscuras todav�a tendr�n lugar esta noche...
Lentamente una furgoneta oscura se aproxima a la esquina de la calle donde est� situada la casa del
acaudalado Pedro Delacroix.
A juzgar por las luces apagadas, es obvio que los pasajeros de la furgoneta no quieren que su presencia llama la atenci�n.
Una vez que llega a la esquina el coche aparca cautelosamente en la entrada de la casa algo aislada.
Luego, tres figuras oscuras se precipitan al jard�n al fondo de la casa.
A eso de las dos de la madrugada Pedro se despierta sobresaltado.
Hay algo que no va, cree haber o�do un ruido en su sue�o.
Sin embargo eso no deber�a ser posible puesto que su mujer est� fuera del pa�s en viaje de negocios, y no tiene mascotas que puedan haber provocado alg�n ruido.
Todav�a medio dormido aguza los o�dos para escuchar si puede captar otros ruidos extra�os.
Tiene el coraz�n en un hilo cuando pesca el d�bil sonido de suelas de goma pisando el parqu�.
Todav�a somnoliento, sus ojos laboriosamente intentan divisar algo en la oscuridad.
Aunque todav�a no est�n adaptados enteramente a la oscuridad cree que puede advertir alg�n movimiento, mientras los pasos parecen acercarse cada vez m�s.
Y justo cuando est� plante�ndose levantarse a escondidas para registrar la casa se enciende la luz.
Durante un instante le cuesta ver lo que ocurre, pero despu�s ve a tres mujeres, directamente delante de �l.
Muerto de miedo se queda completamente quieto mientras las observa.
En el lado izquierdo de su cama est� una mujer joven, de quien presuma que debe tener unos 25 a�os.
Angustioso se da cuenta que la mujer se ha disfrazado con una m�scara como la del Zorro y un sombrero a juego.
Tiene el pelo rojo ardiente, que cae bajo el sombrero hasta sus hombros.
A�n m�s, debe medir m�s o menos 1,87.
Va completamente de negro, la ropa se le ci�e muy estrecha al cuerpo.
Debido a su ropa ajustada puede evaluarla bien, no solo tiene un cuerpo extremamente esbelto, adem�s tiene un pecho exquisito y firme con copas C y un par de ojos de color esmeralda que completan su encanto.
Cuando le mira a los ojos, una gran confianza en s�misma le irradia, lo que le llena de una profunda sensaci�n de temor.
Sin embargo lo que m�s le atemoriza debe ser sin duda el rev�lver que lleva en la mano derecha.
Por la forma en que la maneja puede deducir que sabe muy bien manejar armas.
Ahora el coraz�n le late algo m�s r�pido y el pecho se le mueve arriba y abajo con rapidez.
Mueve poco a poco la cabeza para que pueda observar a la mujer situada en el medio.
Est� totalmente vestida de negro tambi�n y lleva la misma m�scara y sombrero.
Esta vez resulta ser una mujer algo mayor, con pelo negro largo que se extiende sobre sus hombros y ojos grises brillantes, que le miran con severidad.
Debe ser alrededor de los 38 a�os, estima, y con su 1,75 es mucho m�s baja que la otra dama.
Sin embargo sus pechos son una talla mayor entera, debe tener una copa D, concluye.
A pesar de la diferencia de edad se trata claramente de una mujer guapa y atractiva con una figura muy delgada, que indudablemente tiene mucho m�s experiencia que las otras.
A su derecha se encuentra una morena jovencita, de pelo corto, a la que le calcula entre 18 y 19 a�os.
Adem�s tiene casi exactamente los mismos ojos grises que la mujer del medio.
La ropa muy ajustada hace que sus pechos firmes sobresalgan claramente; sin embargo, en contraste con la mujer de la izquierda debe usar una copa B.
Pese a la m�scara y sombrero que llevan, que hacen irreconocibles sus rostros en gran parte, le impresiona cuanto mucho se parezca la mujer del centro a la de su derecha.
Llega a la conclusi�n de que deben ser madre e hija.
Sus ojos tambi�n est�n toda determinaci�n.
"�Qu� significa esto!" pregunta Pedro con irritaci�n, pero su voz no proyecta ninguna fuerza, es la voz de un hombre joven d�bil y asustado.
"Dame las llaves de tu coche, o te pegamos un tiro", le suelta en la cara Carola, la pelirroja ardiente, mientras se acerca a �l y le apunta con el fusil.
El rostro de Pedro tuerce, pero se da cuenta de que lo mejor que puede hacer en tal caso simplemente es cooperar.
La mujer claramente sabe algo de armas, y se da cuenta que es perfectamente capaz de dar en el blanco.
Se�ala sus pantalones, que est�n en una silla junto a la cama, y Paulina, la jovencita morena de ojos grises registra r�pidamente sus bolsillos.
Las encuentra y las guarda triunfante en la bolsa negra que lleva consigo.
"Vale, chicas", dice Carola, "�el coche es nuestro!"
"Aparte de eso, �qu� pens�is de mi presa? �No os parece atractivo?", pregunta orgullosa al resto de la compa��a.
"Sab�is que siempre procuro que sean ricos, pero tambi�n de que tengan un buen culo, �verdad, se�oras?" r�e de oreja a oreja Carola.
Las damas comienzan a inspeccionar a su v�ctima.
Aunque le hayan despertado en mitad de la noche y por tanto no presente su mejor aspecto, no resulta nada mal.
El joven rubio de 28 a�os, de ojos azules acerados, tiene claramente un pecho ancho, y sus brazos musculosos revelan el hecho de que mantiene su cuerpo en plena forma.
Sandra -la m�s experimentada de la compa��a, y adem�s la madre de la joven chica, Paulina- tiene ahora expresi�n de estar salida en la cara.
"Es hora de divertirse" r�e de oreja a oreja.
Paulina tambi�n tiene los ojos vivos y para sus adentros ya est� prepar�ndose para una noche de goce intenso.
A pesar de su joven edad es obvio que se deleita de este juego de poder.
Durante unos instantes se queda completamente desconcertado ahora que la situaci�n se pone totalmente clara para �l.
Estas mujeres son ladronas de coches, y no solo luego se largar�n con su coche, �sino que tambi�n van a violarle!
Protesta fuertemente: "No pod�is hacer eso, estoy casado y mi mujer va a volver pronto a casa."
"Ja ja ja ja", se burla Carola en sus narices."
�Crees de verdad que somos unas aficionadas?"
"Te hemos seguido semanas y semanas, y sabemos perfectamente que tu mujer se ha ido de viaje de negocios para toda la semana."
"Esta noche eres nuestro esclavo sexual, � estamos ? " fulmina en tono autoritario, mientras agita el fusil espantosamente.
Carola, la pelirroja, ahora se pone junto de la cama de Pedro y mantiene el rev�lver apunt�ndole para que no pueda ofrecer resistencia.
Entretanto Sandra, la mayor con los pechos m�s grandes, se est� desvistiendo.
Antes de que pueda darse cuenta ya est� desnuda, finalmente se quita el sost�n negro y las bragas.
Ahora est� all�, completamente desnuda salvo la m�scara y el sombrero, y mientras se coloca directamente delante de �l, queda claro que tiene una calentura de mil demonios.
Mientras Pedro se queda tieso en la cama, no puede moverse porque Carola sigue apunt�ndole severamente con la pistola.
Lo �nico que puede hacer es admirar la belleza m�s madura de esta mujer.
Aunque seguramente est� al final de la treintena y tiene grandes pechos llenos, �stos con los a�os no parecen haber perdido nada de su atracci�n juvenil.
Tienen pinta tan firme como los de una de 25, y se da cuenta de lo notablemente tiesos que son sus pezones, como si fueran peque�as gomas de borrar apuntando hacia delante.
Y pese a su edad todav�a tiene una figura muy esbelta, est� claro que esta mujer cuida su cuerpo.
Mira un poco m�s hacia abajo y nota que tiene el co�o afeitado, y para entonces los pocos pelos que se ha dejado a prop�sito est�n reluciendo, es obvio que Sandra tiene ganas para embaucarlo bien.
Ahora Sandra se mueve hasta el otro lado de la cama, donde tiene la cara.
Carola da un paso atr�s para dejar un poco m�s de espacio a Sandra.
Toma una venda oscura y �gilmente se la ata todo lo que pueda ante los ojos de Pedro, que est� ahora totalmente impotente.
A continuaci�n las mujeres se desembarazan con gusto de sus disfraces.
Mientras Carola le da instrucciones a Pedro.
"L�mele los pechos, y date prisa".
Pedro, que comprende que no tiene control de lasituaci�n, obedece, y Sandra cede sus pechos llenos y firmes a la lengua exploradora de Pedro.
Frota sus pechos con los pezones tiesos sobre la cara de Pedro.
Pedro emplea la lengua lo mejor que pueda, us�ndola para dar peque�as vueltas, hasta que se acerca al pez�n.
Ella le empuja la cara contra su pecho, de manera que el pez�n se deslice dentro de su boca.
Su lengua juega con �l durante unos instantes, y luego empieza a chuparle el pez�n lenta y provocadoramente, y luego utiliza la lengua para hacer movimientos de lamida.
Despu�s ella le restriega el otro pecho contra la cara para que pueda seguir mim�ndola.
Y mientras se pone cada vez m�s cachonda puede sentir como los labios de su co�o se hinchan, realmente quiere sentir algo en su co�o.
Sus dedos se deslizan sobre la fina chaqueta del pijama de �l, y de un tir�n la rasga.
Admira su torso desnudo, mientras todav�a se est� manoseando de sus pechos, con una mano moldea suavemente uno mientras con la lengua mima el otro.
Su respiraci�n se acelera y sus largas u�as exploran su cuerpo.
Su mano toca su pecho firme y poco peludo.
Con las u�as de la otra mano empieza juega con sus pezones.
Cuando siente que tambi�n se est�n poniendo duros su mano sigue hacia abajo hasta que alcanza los pantalones del pijama.
Una vez all� los baja con lentitud exasperante.
Lo que ve en aquel momento la excita a�n m�s.
Pedro puede estar contento; obviamente ha sido bendecido con un pene grande.
Ella estima que en estado flojo debe tener unos 7 cm de ancho y 12 cm de largo.
Empieza a acariciarle el miembro de forma provocadora.
Deja que sus u�as se deslicen sobre el dardo de su polla.
Suavemente la mano se desliza sobre su glande.
Aunque Pedro hace todo el esfuerzo posible para no excitarse su miembro lentamente est� levantando.
Esto hace que ella incremente el est�mulo todav�a algo, hasta que siente que est� completamente dura.
Cuando lo est�, nota con gran satisfacci�n que debe medir unos 10 cm de ancho y 18 cm de largo.
Disfruta con la perspectiva del sabroso polvo que Pedro les va a proporcionar indudablemente.
Ella suelta la polla y siente sus labios de co�o hinchados.
Est�n completamente rojos de excitaci�n y siente que su chocho se est� poniendo cada vez m�s h�medo.
A continuaci�n se mima los labios y lentamente introduce un dedo en su co�o.
El dedo se desliza dentro y fuera de su raja humedecida hasta que siente que est� perfectamente preparada para recibir su duro poste.
Sandra se levanta y se sienta con el co�o directamente delante de su cara mientras se coloca de cara a los pies de la cama.
Puede ver su duro miembro, listo para ser montado por alguna de sus amigas.
Aprieta todo lo que pueda su caja caliente contra su cara, est� sin aliento.
No le queda m�s remedio que proporcionarle un sabroso servicio de lamida.
Obedece y as� ella alivia un poco la presi�n, para permitir que su lengua y sus dedos hagan mejor su trabajo.
Usa la lengua para lamerle los labios; luego, brevemente, la punta de la lengua pasa de manera provocadora sobre su cl�toris, y de nuevo se da un profundo chapuz�n en su rajita.
Ella ronronea excitada a causa del placer que le proporciona la divina lamida.
Disfruta de que le hace la bufanda tan sabrosamente y le ordena que mantenga r�gida la lengua como fuera una polla tiesa.
Se sube y se baja sobre su lengua mientras se la folla cada vez con m�s fuerza.
Entretanto Paulina, la jovencita hija de Sandra, de pechos peque�os y firmes, se ha colocado al pie de la cama.
Se prepara para una rica recorrida del duro poste del amor de Pedro.
Se quita toda la ropa.
Como est� m�s salida que una mona se relame los labios, y mientras humedece un dedo usa la otra mano para acariciarse el cuerpo.
Mima todos sus puntos y cuando llega a sus pechos se los acaricia largamente.
Con una mano moldea sus bonitos montes del amor y con sus u�as largas se acerca cada vez m�s a sus pezones duros y protuberantes.
Una vez all�, hace peque�os movimientos circulares alrededor de ellos, despu�s de lo cual siente cada uno por turno, y luego se tira de ellos suavemente, haciendo que se ponga a�n m�s h�meda.
Su respiraci�n se acelera y disfruta de las picazones que siente en sus pezones, mientras la otra mano se desplaza hacia abajo por su liso vientre.
Alcanza su monte p�bico, y goza con cada vez m�s intensidad.
Los dedos de una mano acarician ahora sus labios hinchados, entretanto est� muy h�meda.
Se mete un dedo en el co�o sin dificultad, y siente como su chochito le chupa el dedo, como si no quisiera liberarlo nunca.
Su dedo se mueve cada vez m�s r�pido de arriba abajo en su cuevita del amor, hasta que siente que un dedo ya no es bastante y quiere sentir su duro sable dentro de ella.
Se sienta delante de �l, y con la lengua le acaricia la polla, movi�ndola de forma exasperantemente lenta desde abajo del todo, cerca del perineo, hasta su grande e hinchado b�lano, mientras aplica suaves masajes con las manos a sus huevos.
Cuando llega a la parte de arriba se la mete todo lo que puede en la boca, y la chupa ferozmente como si fuera el m�s apetecible helado que nunca hubiera degustado.
Hace r�pidos movimientos con la punta de la lengua sobre su glande.
De vez en cuando mueve toda la boca arriba y abajo velozmente, como si su lengua fuera un co�o que le llevara al �xtasis.
Su morcilla se est� poniendo a�n m�s dura, y Paulina siente que ahora est� completamente preparado para el asunto.
Agarra su v�stago con la mano y se da masaje en los labios con �l, y finalmente se lo empuja con un h�bil movimiento en su h�meda y cachonda bah�a.
Disfruta de la maravillosa sensaci�n cuando de desliza dentro.
Utiliza sus manos para levantarse lentamente, as� que tenga m�s libertad de movimientos.
Se sienta encima de �l, mientras mira de frente la cara salida de su madre.
La vista del indefenso Pedro, tratado por ella y su madre, la excita a�n m�s.
Disfruta del poder que tiene ; ahora est� foll�ndoselo enteramente a su propio ritmo, y de momento significa que se lo est� follando lentamente.
Mueve suavemente las caderas arriba y abajo, y de vez en cuando hace girar completamente su co�o as� que disfruta doblemente de su polla larga y ancha mim�ndola hasta su femineidad m�s profunda.
Alguna vez da peque�os empujones hacia delante.
Su disfrute aumenta y empieza a cabalgar cada vez m�s velozmente, va de izquierda a derecha, hacia delante y hacia atr�s, con intensidad siempre creciente, mientras mira de frente la cara de salida de su madre.
�sta ha cerrado los ojos y sigue relami�ndose los labios con la lengua, mientras se soba los pechos y gira sus duros pezones.
El placer con que su madre cabalga al orgasmo, con su cuerpo experimentado pero siempre tan caliente sobre su deliciosa lengua, la excita todav�a m�s.
Aumenta el ritmo, subiendo y bajando con mucha fuerza sobre �l, para que a�n incremente la estimulaci�n.
Naturalmente toda esta actividad tiene consecuencias para Carola, que se est� poniendo a la vez excitada y celosa de esta vista.
Aunque sabe que deber�a vigilar a Pedro con el fusil se da cuenta de que de hecho �l no puede escapar.
El peso de las dos mujeres montadas sobre �l es demasiado para que pueda levantarse.
Adem�s tiene los ojos vendados, de manera que no puede ver si tiene la pistola o no.
La deja abajo cerca de ella y aprovecha la oportunidad para quitarse la ropa.
Sus bonitos pechos no son inferiores a los de las otras mujeres, y sus grandes pezones redondos tambi�n apuntan hacia delante.
Se mueve silenciosamente hacia Paulina, y mientras Paulina pasea su raja de arriba abajo por su caliente palo del amor, la guapa pelirroja Carola empieza a besar ardientemente a la peque�a Paulina.
Aunque Paulina nunca hubiera imaginado que ella fuera capaz de sentir algo por otra mujer no pone objeciones al delicioso besos a tornillo de Carola.
Mientras Sandra se est� follando la lengua de Pedro con devoci�n, Carola besa a Paulina �ntimamente en la boca.
Entretanto sus manos deslizan hacia los peque�os pero firmes pechos de Paulina.
Los explora suavemente, y utiliza las u�as para mimar sus duros pezones.
De vez en cuando hace movimientos circulares con ellas.
Todo esto hace que Paulina se sienta a�n m�s cachonda, puede sentirse empapada, mientras se mueve arriba y abajo por su duro troncho.
Carola baja la cabeza y mientras Paulina usa al indefenso Pedro con total dedicaci�n, Carola lame con suavidad el cl�toris de Paulina.
"Oooou", gime Paulina, y aumenta a�n m�s su ritmo.
Siente como se acerca su orgasmo, y para a�n m�s aumentar el ritmo, se empuja completamente hacia arriba de forma que pueda bombear arriba y abajo a�n m�s deprisa.
Mientras Carola sigue chupando y lamiendo su cl�toris excitado.
Finalmente llega a ser demasiado para que Paulina pueda aguantarlo y gime con m�s fuerza, y toda la parte baja de su cuerpo empieza a agitarse mientras se corre con un tremendo orgasmo.
"Oooh, mami, �me estoy corriendo!" grita.
Como recompensa Carola la besa c�lidamente en la boca.
Paulina responde con ansia, mientras sus manos exploran el cuerpo de su amiga.
La actuaci�n no ha dejado a Carola impasible, y su co�o casi rapado reluce de excitaci�n.
Sandra tambi�n casi se ha corrido.
Solo le deja trabajarle la h�meda cueva con la lengua, mientras marca un ritmo infernal subienda y bajanda activamente.
"Ooooou", gime cada vez m�s fuerte, cada vez m�s profundo.
De pronto llega el momento, aprieta una vez m�s fuertamente su chocho contra su cara, y luego todo su cuerpo se retuerce de placer mientras se corre con fuerza.
"Ooooou", gime profundamente.
Las dos le desmontan y deliberan que hacer ahora.
Ahora Sandra sujeta la pistola y le apunta con ella.
"T� ya has podido follarlo, y a ti te ha bajado al pil�n ricamente, ahora me toca a m�." dice Carola indignada a sus dos amigas.
"Entonces �qu� es lo que quieres hacer?" quiere saber Sandra.
"Ap�ntale con la pistola para que pueda hac�rmelo como los perros."
"Vale, de acuerdo," dice Paulina, "siempre que no te olvides de m�."
Ahora Sandra sujeta la pistola y ordena a Pedro que se ponga de pie.
Carola dobla la espalda y utiliza las manos para apoyarse en la cama.
Separa las piernas ligeramente de manera que su sabroso co�o rojo est� directamente delante de �l.
Sus labios est�n rojos e hinchados, y su chocho casi pelado destella de excitaci�n.
"�Ahora hazlo como un perro!" ordena Sandra severamente.
Carola empuja el culo hacia atr�s, hasta que puede sentir su polla contra ella.
Lentamente Pedro clava su estaca dentro de ella, agarr�ndola primero de la espalda y luego cogiendo los pechos.
Sin darle oportunidad de tomar la iniciativa Carola empuja hacia atr�s su cuerpo.
Disfruta de su polla dura y gruesa llenando su peque�o chocho.
Empuja un poco hacia delante, y luego inmediatamente de nuevo hacia atr�s, empieza a deslizar de esa forma.
Mientras Pedro pellizca sus pechos y las puntas de sus dedos acarician sus firmes pezones.
Paulina se sienta en la cama con la cara hacia la pared, procurando que su chocho se encuentra directamente enfrente de la cara de Carola.
Carola lo ha visto inmediatamente y con la lengua acaricia y lame el m�s sabroso puntito de Paulina.
Utiliza los dedos para apartar los labios, y con la lengua mima la ansiosa cueva de Paulina.
De cuando en cuando le da una lamedura maliciosa sobre su cl�toris.
Mientras naturalmente sigue foll�ndose a Pedro, en que sigue llevando la iniciativa.
Aunque, como se est� poniendo cada vez m�s excitada, le ordena tomarla con m�s fuerza.
Pedro ahora la sujeta m�s firmemente, y penetra profundamente dentro de ella con su troncho del amor.
Se mueve cada vez m�s fuerte adelante y atr�s, utilizando su robusto glande para empujar cada vez m�s hondo dentro de ella.
Pedro, que todav�a no se ha corrido, empieza a pasarlo cada vez mal.
Jadea cada vez m�s.
Entretanto la lengua y los labios de Carola siguen lamiendo el cl�toris y los labios de la joven Paulina con intensidad creciente.
Y mientras lo lame y lo chupa mete un dedo dentro de la vagina de Paulina.
Paulina se estremece un momento, y el dedo de Carola mueve de un lado a otro por el h�medo agujero.
"Oooou", gime Paulina.
Ahora la est�n lamiendo y hurgando simult�neamente, y lo est� disfrutando.
Para entonces Pedro est� a punto de correrse.
Sigue empujando con empujones cada vez m�s cortos pero m�s fuertes.
Carola le ayuda, porque tambi�n siente que ha llegado muy cerca de un orgasmo.
Su chochito sujeta con firmeza su pene y se empuja hacia atr�s de manera que le proporciona est�mulos a�adidos y al mismo tiempo lleva a la cima su propio disfrute.
Y entonces ocurre, Pedro gime, ella rapidamente da un �ltimo empuj�n hacia atr�s, y se corren a la vez.
"Aaaah", exclama Pedro, mientras su semen sale a chorros en las profundidades de ella.
"Oooooou", grita Carola, mientras siente que un orgasmo salpicante la llena por completo.
Le desmonta y le da orden de llevar a un cl�max a Paulina.
Se tumba en la cama y Paulina se coloca sobre su cara.
�l obedece r�pidamente y esta vez es el turno de Paulina de cabalgar sobre su lengua.
Hace movimientos circulares con la lengua alrededor de sus labios, su cl�toris y con la punta penetra brevemente en su co�o.
Esto no est� a su gusto, puesto que Carola ya la ha llevado cerca del cl�max, ahora quiere acci�n.
"�M�s fuerte!" grita en voz alta, y empuja su cara con m�s fuerza contra su raja.
Inmediatamente empieza a mover la lengua de un lado a otro dentro de su caja, empieza a menear su co�o trabaj�ndose cada vez r�pidamente su lengua.
Las picazones en su chocho van haci�ndose cada vez m�s intensos; le aporrea cada vez m�s r�pidamente mientras su lengua penetra profundamente en su interior.
Luego se corre, grita mientras todo su cuerpo se estremece.
Luego las mujeres deciden que es hora de prepararse para marcharse.
Al fin se ha hecho tarde, y no quieren correr el riesgo de que alguien las vea.
Primero Paulina y Sandra se dan una ducha mientras Carola tiene a Pedro bajo control.
Luego es su turno para ducharse, mientras Sandra vigila a Pedro.
Finalmente las mujeres est�n listas para irse.
"Escucha atentamente, Pedro", dice Sandra severamente.
"Sabemos que luego puedes ir a la polic�a, pero yo que t� contar�a nada sobre nuestro sabroso jueguecito."
"Eres consciente de que nadie te creer� si les cuentas que un hombre fuerte como t� se ha dejado violar."
Pedro suspira, demasiado se da cuenta de que hay un fondo de verdad en esto, la situaci�n es tan extra�a que nadie creer�a su historia.
"Eso es, entonces, quiz� nos volvamos a ver", r�e por lo bajo Paulina."
"Por otra parte, hay muchos otros hombres guapos", sonr�e Sandra.
Paulina toma un par de cuerdas fuertes y ata a Pedro a la cama.
Lo hace de tal manera que sabe que podr� liberarse r�pidamente, porque solo necesitar�n unos cuantos minutos para escapar seguramente.
Y luego se van, dej�ndole atontado detr�s de ellas.
Al rato escucha el sonido de un coche que conoce muy bien: �se han largado con su coche!
Un poco despu�s oye que una furgoneta parte a gran velocidad.
"All� van, de camina hacia otra v�ctima", piensa Pedro mientras tira con firmeza de las cuerdas.
Mientras tanto reflexiona sobre la cuesti�n qu� tiene que hacer.
Pero una cosa tiene clara : su mujer no debe saber nunca nada de esto.
Decide contar una historia completamente diferente a la polic�a.
"S�, agente, tres hombres armados, ten�an acento de Europa del Este".
"No tuve m�s opci�n que darles mis llaves, parec�an muy peligrosos."
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