Con mi alumna
participan. un hombre. una niña
oral. vaginal
Terminé mi escuela a los 23 años y sin mas tiempo
que perder empecé a dar clases en una Escuela del Sur de la Ciudad. A los 2
meses de ir y venir desde la altura de Indios Verdes me di cuenta de que muy a
menudo me enfrascaba en el tráfico por más de 3 horas diarias. Por lo cual
empecé a buscar en los periódicos un cuarto en alquiler dentro de mis
posibilidades ya que a pesar de ser soltero tenia que dar a mi casa cierta
cantidad de dinero.
Un día trayendo el periódico bajo mi brazo, una de mis alumnas me preguntó si lo
leía a diario, por lo que le explique que necesitaba un lugar donde quedarme. A
los pocos días que fue su madre a recogerla me dijo que había hablado con Pris y
que si necesitaba un lugar donde quedarme ella me ponía a disposición una
recamara en su casa, y que no me cobraría mucho dada la simpatía que me tenían.
La verdad es que recordando el tráfico de ida y vuelta a mi domicilio acepté.
Así que dos días después ya estaba instalado en casa de esta amable señora y su
hija.
Al pasar de los días, ya éramos como una familia normal, de hecho yo llevaba a
la mina a clases y regresábamos juntos también lo que provocó que la niña
tuviera mucho más confianza en mí, pues a veces le ayudaba con la tarea,
jugábamos veíamos juntos algún programa de televisión, íbamos al cine con su
mamá, nos íbamos a cenar etc.
Un día estaba haciendo el examen de fin de curso de mi materia, a lo que ella
quería echarle un ojo, pero le dije que no por el hecho de tenerme en su casa le
iba a pasar el examen; sentado yo como estaba ella me dio un abrazo por atrás y
me dijo con voz melosa que por favor la dejara ver el examen. Por mi parte
estaba consternado pues al parecer a la chiquita le habían empezado a crecer los
senitos, y los notaba chiquitos pero duritos contra mi espalda; sin decir nada
más se dio la vuelta y se sentó en mis piernas, dejándome sentir sus muslos y
colita encima mío. Yo estaba consternado pues nunca me había fijado en Pris de
esa forma, ni en ese culito que sentía a la perfección y que desde luego era
mucho mas grande que lo que su edad aparentaba.
Después de ese día yo me quede pasmado y sentía que era yo el ser mas abominable
de la tierra, al haberme excitado con esa mina tan chica, diciéndome para mis
adentros que a pesar de su corta edad iba a ser toda una belleza al pasar de los
años, pero tratando de olvidar el incidente, reprochándome a mi mismo una y otra
vez pensando que tal vez la falta de sexo era lo que me tenía así.
Sucesivamente tomé un poco de distancia con ella, ya que yo pensaba en que mi
abstinencia sexual, me hacía ver con otros ojos a la chiquilla. Llegó el verano,
y el calor azotó el departamento de tal manera que todos en esa casa andábamos
con muy poca ropa, yo hacía lo humanamente posible por andar con poca ropa pero
sin enseñar de más, ya que según yo el malpensado era yo. Mas sin embargo mi
alumnita se paseaba con faldas muy cortitas, que no en pocas ocasiones me
permitían ver bajo su falda sus inocentes calzoncitos con figuras de personajes
de Disney; y no muy decentes tops que permitían advertir a través de la tela los
hinchados pezoncitos que se dibujaban a través de la clara luz del biombo.
Llegaron las vacaciones y yo tenia que seguir asistiendo a la escuela a causa de
un curso para los profesores pero aun así llegaba temprano al departamento. Un
día la maestra que nos daba el curso nos llamó a la escuela diciendo que había
tenido un percance con su coche y que no podría llegar. Por lo que
inmediatamente regresé al departamento de esta señora para comer y dormir un
poco mas.
En cuanto llegué la música que salía del departamento era ensordecedora, por lo
cual pensé que Pris se estaría bañando pues era algo que a menudo hacia con todo
el volumen del aparato cuando su mami no estaba. El departamento tenía dos
entradas por lo cual yo tenía la llave de acceso de la cocina, desde la cual se
divisaba el comedor y la sala. Entre en la cocina y no se por que, pero se me
ocurrió mirar desde la cocina hacia fuera y lo que vi me dejó atónito.
Pris estaba a un lado del sillón grande con tan solo una playerita en la cual se
le marcaban perfectamente los pezoncitos y unos chones de niña color blanco que
resaltaban que dentro de muy poco iba a dejar de ser niña por la redondez de sus
nalgas que sin llegar a ser la de una mujer adulta ya daba atisbos de lo que
esta niña preciosa iba a ser de grande.
Enfrente de la sala había un espejo de piso a techo que en verdad hacía parecer
que el dichoso departamento era mas grande que en lo que realidad era. Pris
empezó a contonearse y dar besitos imaginarios al espejo. Se volteaba, se miraba
el culo, se daba una nalgada hacía caras feas y otras cosas.
Pero entonces todo tomó un giro. La niña que tan inocentemente jugaba conmigo
empezó a tocarse los pechitos. Primero encima de su playerita tan solo
rozándolos, pero poco a poco eran verdaderos pellizcos los que se daba ella
sola, después se quito la playerita dejándome ver unos pechitos chiquitos pero
que se me antojaban muchisisimo por lo delicado y marrón de su aureola; bajo la
mano izquierda desde su pechito hacia la zona sur de su cuerpo y empezó a
tocarse con ella el pubis poco a poco. Era ya un magreo absoluto el que le daba
a su cuerpecito de niña pre puberta, era un poema lo que se podía ver desde mi
escondite sin que ella se diera cuenta, entonces se bajó la única prenda que
quedaba en su cuerpo y pude ver su cuerpecito en todo su esplendor, era una
criatura deliciosa sin un pelo en el cuerpo excluyendo el de la cabeza, con un
pubis lampiño que se me antojaba delicioso para meter mi lengua ahí por horas y
horas
La niña estaba ida en sensaciones autoplacenteras ya que en un arranque de
excitación había vaciado en su mano un mucho de aceite para bebe y ya metía y
sacaba un infantil dedo dentro de su chochito mojado, me tenía a mil, no podía
creerlo era la ereccion mas magnifica que he tenido en mi vida.
La niña cayo de rodillas en la alfombra de la sala pero sin sacar su manita de
ese chochito delicioso que me comía con la mirada, no se podía escuchar si
jadeaba debido a lo alto de la musica pero de que se estaba dando un gustazo no
había duda.
Dentro de muy poco ya tenía las dos manos en acción una metía el dedito en su
conchita y rozaba su clítoris y la otra se repartia entre ir a sus nalguitas
untadas con aceite de bebe y sus imberbes pechitos que se notaban puntiaguditos
y duritos. En un momento dado se acostó completamente en la alfombra viendo
hacia la pared de vidrio pero sin dejar de meter ahora dos deditos en su
vaginita y uno mas en su anito, de acuerdo con lo que veía estaba ella a punto
de llegar al orgasmo ya que alzaba su pelvis hacia arriba como si en realidad
hubiera un amante frente a ella y con esto sus dedos pudieran llegar mas hondo
dentro de su vaginita y ano.
Todo paro. La niña estaba semi desfallecida en la alfombra de la sala
completamente desnuda, toda embadurnada del aceite de bebe que su mami le
compraba para su cuerpecito. No supe si entrar y sorprenderla o esperar a que la
niña se levantara y se fuera para su cuarto. Al final decidí salir por donde
había yo entrado sin hacer mucho ruido y esperar en la calle a que fuera la hora
en que ella sabría que yo regresaba.
Regresé mas o menos a las tres horas y la encontre bañadita, con un shortsito
pegado supongo que sin calzones ya que se le veía como una segunda piel pues
marcaba nitidamente sus labios mayores y viendo las caricaturas del canal cinco.
En cuanto llegué le dio muchisisisimo gusto y se me lanzo a darme un beso de
buenos días
Un dia disfrutando de las Vacaciones con la familia de la que ya casi era parte,
se me ocurrió invitarlas a un parque acuático que queda en las cercanías de
Cuernavaca, haciéndoles saber que volveríamos el mismo día. La mamá de la niña
se disculpó pues tendría que ir a trabajar, pero me dijo que podría llevar a
Pris conmigo si quería. Al otro día muy temprano estabamos Pris y yo en
dirección al balneario, ella llevaba puesta la faldita mas corta de las que
tenía; y se sentaba con desparpajo de lado de la puerta abriendo sus muslos lo
mas que podía. Yo por mi parte no necesitaba aun los lentes negros para el sol,
sin embargo para que no se diera cuenta hacia donde dirigía mi mirada me los
puse y pude ver su calzoncito blanco y semitransparente a menos de un metro de
distancia de mi mano. Ella parecía no darse cuenta de que me estaba enseñando
todo su chocho hasta que me dijo……..
• Te gusta lo que ves??????????????
No comprendí lo que me decía. Y repitió…….
• Que si te gusta lo que ves??????????????
No sabia yo que decir. ( De hecho según me dijo ella después me puse rojo como
un tomate ) y dije ….
A que te refieres??????????????
Ella sin dudar un solo momento me dijo….
• No te hagas, si desde que salimos de la casa no has dejado de mirarme mis
piernas.
Lo siento. Respondí al instante.
• No lo sientas, me gusta que lo hagas.
En serio te gusta que te mire?????????????
• Si, de hecho me puse esta falda y los calzoncitos que la acompañan pensando en
ti. He notado como te crece tu cosa cuando me ves por la casa con mis mallas,
tops y demás…..
Yo no podía salir de mi asombro. Wowwwwwww. Una niña tan linda que le gustaba
que la mirasen.
En ese momento llegamos al balneario y dentro de el nos dimos cuenta de que
podíamos rentar un vestuario con ducha propio para no entrar con la demás gente,
y dejar ahí nuestras cosas. Ella se adelantó al mismo, y al ver que no salía,
fui a ver que pasaba. Toque la puerta y ella quito el pestillo y me dijo que
pasara. Grande fue mi sorpresa al ver que la niña vestía un bañador de una sola
pieza, muy chiquito para su actual tamaño, y que se le marcaba como una segunda
piel demasiado sugerente para poder salir así.
Yo estaba impresionado ya que aunque no la veía desnuda, en ese momento se le
marcaba su sexo tan nitidamente en el bañador y este a su vez se le metía en
medio de los labios del coño de manera tan exquisita, que casi me vengo en seco.
Sin chistar le dije……
No puedes salir así…….
• Pero es que no tengo otro bañador……
Tendremos que ir a comprar uno.
Ella sin mas, se volvió a poner su faldita; y volvió a ser la niña que era,
llamando la atención de los jóvenes que como ella se disponían a nadar.
Llegamos sin tardanza a una de las boutiques y no encontró nada de su agrado,
hasta que la vendedora le dijo que tenía mas bañadores en la parte de atrás pero
que eran un poco mas atrevidos en cuanto a diseño.
Escogió uno de ellos sin probárselo siquiera, pagué y salimos como de rayo al
vestidor. Me dijo que la esperara afuera mientras se cambiaba. Al salir con el
bañador puesto se le notaba turbada ya que le quedaba exageradamente bien, hacía
denotar sus rotundas nalgas de una forma que ni siquiera Miguel Angel hubiera
sido capaz de cincelar.
Muy a pesar mío tuve que tardarme un poco en el baño, ya que quería ocultar mi
excitación de alguna forma y con el bañador puesto es un poco difícil.
Caminamos en dirección de la alberca de olas, y a nuestro paso los muchachos no
dejaron de mirarla seguro pensando que era yo un hermano muy suertudo. Llegamos
y nos metimos a dicha alberca, la cual todavía no funcionaba. Ella se me subió
en la espalda de caballito, pues según ella no sabía nadar. Otra vez sentí el
roce de sus senitos en mi espalda. De repente y solo con un silbido como aviso,
empezó la fricción de las olas en nuestros cuerpos, y como estábamos un poco
adentro le dije que se bajara y que fuéramos a la orilla hasta que amainase. A
los dos o tres minutos me dijo que sentía sus manos cansadas de tanto detenerse
de las cuerdas que estaban en las orillas, que no sabía si iba a ser capaz de
aguantar a que terminaran las olas.
De inmediato la abrace por atrás y me acerque poniendo mis manos en donde habían
estado las suyas y le dije que descansase sobre mi.
Las olas siguieron su curso, y yo pegado a ella sintiendo sus nalgas duras,
macizas y redondas sobre mi pene. Benditas olas pensé…..Poco después ya no sabía
si eran las olas lo que hacia que ella me oprimiese mas la verga en medio de sus
nalguitas, o realmente estaba disfrutando de la posición que teníamos, en la
cual ella se sentaba completamente sobre mi, aprisionando mi masculinidad entre
los plieges de sus nalgas, gemía muy fuerte, y se me restregaba en el pene de
una manera mas que cachonda, hasta que de repente sentí que se hacía para atrás
y se venía abundantemente dentro de la alberca con unos gemiditos ahogados de
satisfacción y lujuria. Yo ya no podía mas, y mordía su cuello y agarraba sus
pezones a través del traje de baño.
De repente así como empezaron las olas, amainaron. Ella se dio la vuelta, me
abrazó con brazos y piernas y dijo…….
• No se el por que sentí eso, pero es lo mas hermoso que he sentido en mi vida.
Se que mi mamá se enfadaría mucho si le contase lo que sucedió, pero si me
prometes hacerme sentir igual nadie se enterará de lo que aquí paso.
Yo estaba exitadisisimo, tenía una erección tan grande que me dolía traer el
traje de baño puesto pues me quedaba algo chiquito; asi que sin mas le dije que
nos salieramos de la alberca pues tenía que aliviar mi condición.
Llegamos al vestidor particular, y le dije que se pusiera el otro bañador. Ella
ni tarda ni perezosa se empezó a quitar el traje de baño enfrente de mí. Yo
quería cojermela en ese momento pero recordé que lo mejor de este mundo se les
da a las personas que saben esperar. En un santiamén quedo desnuda
completamente, su suave piel era blanca como la espuma, sus senos eran chiquitos
parecían dos limoncitos pero eso sí sus pezones eran grandes y puntiagudos por
la excitación, y su vagina núbil apenas tenía una pelusilla rojiza la cual al
estar mojada daba a su monte de Venus un aire angelical.
Se empezó a poner el otro traje de baño frente a mis ojos, y no podía creer yo
que en tan poquita tela, cupiera aquel cuerpo que era al menos tres tallas mayor
de lo que era el bañador. Si el otro se le veía estupendo, este le quedaba como
pintado, haciendo notar los palpitantes labios de su vagina y con mucho disimulo
se podía notar la cabecita del clítoris apenas envuelta en tela. Fue un gran
trabajo para ella meter sus pezones dentro del bañador ya que no había un solo
lugar que no hubiese ocupado por su tan espléndido cuerpo.
De repente dijo…….
• Que hago ahora???????
No supe que responder…
• Que hago ahora con eso??????? Lo dijo señalandome el pene que estaba a punto
de hacer explotar el traje de baño.
Acercate……
Ella se acerco y se arrodillo a escasos centímetros de mi pene.
• Quieres que te haga un oral?????????
No lo podía creer. De donde sabía esta niña que era hacer un oral?????
Solo atiné a decir que sí…..
Ella se acerco y realmente tuvo trabajo en sacar mi pene de su prisión, ya que
al estar tan excitado, al sacarlo este salió como resorte…
• Que hermosura tienes de pene….Pero está grandísimo. No va a entrar en mi
boquita
Solo hasta donde puedas tragarlo mi niña. No te preocupes por lo demás
Mientras me recostaba en el suelo del vestidor, hice que ella se diera la vuelta
para tener a primera vista sus nalguitas de ensueño, e hice que pasara una de
sus piernas alrededor de mi cabeza. Estábamos en un 69 fabuloso.
• Que ricura de verga tienes. Vamos a ver hasta donde entra……
Mientras ella degustaba mi garrote, al principio timidamente, a mi me daba un
morbo excelso el tener una vaginita frente a mis ojos solo cubierta por un
trocito de tela y solo a 2 centimetros de mi naríz. Asi que sin decir nada
empece a besar ese triangulito de tela para mi deleite mientras ella gemía sin
control, hasta que hice la telita del bañador a un lado y degusté por primera
vez a esta diosa de x años que me regalaba el nectar de la flor mas divina que
hubiera visto en mi vida, y que sin el descanso de mi lengua sorbía el manantial
de su juventud de una manera mas que afable.
No se cuanto tiempo estuve disfrutando de este manantial que esta divina
muñequita me regalaba. Lo cierto es que ella tampoco se conformaba con la cabeza
de mi pene en la comisura de sus labios, de hecho pude notar que ya sin
resquemor alguno metía en sus labios mas allá de la mitad de mi garrote. Tampoco
se en que momento fue pero cuando atacaba su clítoris por tercera vez con mi
lengua enhiesta sentí un efluvio de su interior que me supo a miel; y es también
en ese momento que descargué dentro de su boca la savia de la vida sintiéndome
desfallecer de gozo.
Caímos como muertos, ambos muy satisfechos para decir palabra alguna, de repente
nos incorporamos y supimos ambos que este no sería el final.