En un lindo y elegante vecindario, un pequeño y gordito león de 7 años llamado Odlanier camina tranquilo por las calles alrededor de su casa, agarrando las asas de su mochila mientras agita la cola y da pequeños saltos de manera tonta e incluso tierna. Pero el zorro escondido en la esquina, amante de los cachorros, solo puede concentrarse en como su lindo trasero rebota con cada brinco que da. Odlanier carga su mochila, con algunos pines arcoiris y un peluche de unicornio colgando de ella. Su melena, un poco larga para su edad y de un tono oscuro con mechones rojizos llega hasta sus hombros. Esta cubre su vista después de un salto y hace que tropiece y sus lentes caigan lejos de el, dándole la oportunidad perfecta a nuestro zorro para actuar. - Hey, todo bien niño? — dice el pervertido al felino mientras ofrece una mano para ayudarlo a levantarse — - S-sí señor. — el chico acepta la ayuda del adulto frente a el, de quizá unos 25 años — - Te diriges a casa? - Sí, ya terminaron mis clases por hoy. - Genial! Oye, quieres un poco de pizza antes de ir a casa? Los padres del felino enseñaron a su cachorro a desconfiar de los desconocidos, así que intenta negarse amablemente. El zorro está algo confundido, esa estrategia casi nunca falla ¿Quién no quiere pizza? Después de reconsiderar su estrategia, vuelve a hablar antes de que el niño se despida. - Oye, Odlanier! - ... ¿Cómo sabes mi nombre? - Uh... Decir el nombre de la víctima cuando se supone que no lo sabes. Nuestro atacante no sabe cómo es que cometió un error de principiante TAN tonto, por lo que procede a sacar una bolsa de plástico negra guardada en su pantalón y mete la cabeza del niño en ella. Un bulto se forma en su pantalón mientras ve al pequeño frente a el asfixiarse y lo lleva a un rincón oscuro lejos de la vista de otros. - Carajo... Tras atar los brazos y piernas de su víctima el zorro lo mete en la cajuela del auto que rentó, uno demasiado caro como para poder comprarlo con sus fondos. Esto le permite pasar desapercibido por los policías, que se enfocan en coches viejos y en mal estado. Tras terminar su labor y haber conducido por 6 horas a través de 2 estados en México, llega a un pueblito en el bosque, a las orillas de un tercer estado. Han llegado a una cabaña, son las 6:00 PM y un rayo de sol del atardecer ilumina cálidamente la espalda baja del chico. El pelaje de su cola refleja de una forma casi tranquilizante esa luz natural, y el zorro se ve tentando por sus instintos. - Aaah! El zorro acaba de morderle la cola, se echa a reír y da un fuerte golpe con la mano abierta en el trasero de Odlanier, quién acaba de despertar por el dolor y cuyos ojos están vendados. - Lo siento mocoso, no me pude contener — Dijo alegremente mientras se secaba las lágrimas de risa y cargaba a su presa al interior de su casa. Aves cantan preparándose para dormir y el viento mueve las ramas de un bosque tan espeso que la luz apenas toca el suelo. La cabaña está en un pequeño claro en el bosque, y los árboles al rededor absorben el ruido de los gritos de Odlanier. La puerta de la cabaña se cierra y tras caminar un poco el joven retira la venda de los ojos del pequeño, quién ve una linda y cálida habitación iluminada por el atardecer. Una suave cama recibe al niño cuando los brazos de quien lo carga lo dejan cuidadosamente sobre sábanas vinotinto a cuadros. - ¿C-cuál es tu nombre? —Pregunta tímido para intentar disminuir su miedo. Sabe que va a estar aquí un buen rato, quizá sea el último lugar que vea o el último lugar lindo en el que esté antes de que todo se arruine, así que quiere estar calmado. - No quieres escucharlo, es ridículo. - ¿Por favor?... — Suspiro — Iam... Iam Daivi... El niño ríe tímidamente. El zorro claramente no esperaba que el chico reaccionara así, usualmente hay muchos gritos y patadas antes de que una herida en su cuello calle los llantos de sus pequeñas víctimas. - H-HEY! NO TE BURLES DE MÍ! Intentó hacer que las cosas regresarán a como son usualmente, pero Odlanier no dejaba de reír. Después de unos segundos, Iam también comienza a reir... quizá el no muera después de todo. Daivi se sienta junto a el y comienza a desatarlo, tras lo cual Odlanier acaricia sus propios tobillos, antes amarrados fuertemente por una soga, y ronronea. - Los ... leones pueden hacer eso? - ¿Hacer qué? - Eso... ronronear. - ¡No estoy ronroneando!... ¿O sí? Después de un corto silencio, el león pregunta. - Y... ¿Qué hago aquí? ¿Qué vas a hacer conmigo? - Bueno... El zorro se quita el pantalón tranquilo mientras su compañero observa con algo de miedo y sorpresa, pero también con asombro. Su captor ya tenía una erección bastante fuerte y tan grande como una botella de vino tamaño Magnum, más de lo que la naturaleza debería permitir y suficiente como para matar a alguien si se introduce por completo. Su nudo expuesto palpitando y con un grosor mayor al de su de por sí ya grueso miembro. Iam abre sus piernas y coloca sus manos sobre la cama, un poco detrás de la base de su cola para poder inclinar su espalda y estirarse, después de lo cual mira a Odlanier a los ojos. - N-no... - Voy a poner esto dentro tuyo, pero hay algo que debo hacer primero — Dice con voz grave mientras un cuchillo aparece en su mano izquierda, como si siempre hubiese estado ahí. El león intenta levantarse de la cama y huir, pero es tomado de la melena y rápidamente derribado. Odlanier grita desesperado por ayud aún sabiendo que nadie lo escuchará, forcejeando para levantarse otra vez, pero Daivi pisa fuertemente con su bota una de las patas descalzas del muchacho. Un fuerte crujido es opacado por un grito aún mayor, seguido por otro crujido y otro grito. Daivi pisa con fuerza y hace un movimiento, como si lo que está pisando se tratara de una colilla de cigarro en vez de la pata rota de un cachorro. El zorro se deleita con la escena y levanta su pata ligeramente solo para volver a pisar lento y con fuerza una y otra vez, su verga soltando pre sobre la bonita sudadera naranja del chico mientras la madera del suelo se mancha con un poco de sangre. - Joder, podría correrme solo con tus gritos.— Dice el joven mientras se recuesta sobre el chico, colocando su cadera detrás de la de Odlanier y dando algunos empujones, además de lamer con algo de cariño las lágrimas en la cara de su presa.— Lo lamento, pero no puedo dejar escapar a mi nuevo juguete. - Por favor, basta... -En mi defensa, esto no habría pasado si no hubieras intentado escapar. — El pronto violador acaricia los brazos del niño, que se encuentra a 4 patas en el piso evitando poner su peso en sus patas traseras. Toma su cuchillo y lo sostiene con la boca, coloca al niño en la cama una vez más y lo observa intentando arrastrarse sobre las cobijas, dejando manchas de rojo donde pone sus pequeñas y rotas patitas. Iam lo detiene sosteniéndolo de la cola al morderla, corta a través de la ropa y araña con sus garras la suave piel del cachorro. Siente el suave y casi dorado pelaje frotándose contra el marrón oscuro de sus manos al ritmo de los gritos que acarician sus oídos. No puede contener su instinto de cacería, por lo que de una mordida rompe su cola, pero no la arranca. Los gritos aumentan y después de unos segundos terminan, el felino ya está muy cansado de hacer tanto ruido. Luego de una pequeña risa, Iam suelta su cola, ahora teñida de rojo en los puntos que presionó con sus dientes. Suelta una fuerte nalgada en el chico, quién da un pequeño salto por el susto y la sensibilidad de la zona, provocada por sus heridas. El zorro quiere provocar un poco más de dolor, por lo que al darse cuenta de esto da golpecitos en la base de la cola y ejerce presión, obteniendo quejidos y llanto a cambio. Toma el cuchillo y con cortes profundos comienza a escribir sigilos y dibujar símbolos prohibidos en la piel de Odlanier, sobre la base de su cola, ahora bañada en sangre. Procede a hacer lo mismo en su propio muslo cerca de la entrepierna, sentándose en las piernas del león domado para evitar que escape. Frota una mano sobre la herida de Odlanier y otra sobre la propia para llenar sus manos de la sangre de ambos, luego frota la sangre de Odlanier sobre su herida y viceversa. Un ligero resplandor emerge de ambos sellos junto a un calor brutal que los hace aullar de dolor mientras sus heridas se cauterizan, dejando una cicatrices de quemaduras en cada corte que dejó el cuchillo. Esto solo aumenta la libido del zorro pervertido, que inmediatamente se coloca detrás del niño, salivando sobre las heridas que le provocó y su entrada, lubricando este último. Daivi apunta su pene hacia el trasero de Odlanier y desesperado lo introduce con rapidez, tirando de la cola del chico para empujarlo hacia su entrepierna y hacerlo soltar más dulces gritos. Las orejas del zorro agachadas y presionando contra su cabeza debido al placer que le genera abusar de un niño tan apretado que duele. Lágrimas se forman en los ojos de ambos, el león agonizando y el joven riendo ligeramente ante las súplicas de piedad de su víctima. Es un hermoso momento para Iam, hace un buen tiempo que no conseguía una presa. Pero después de un rato la poca sangre en las patas rotas de Odlanier y su cola fracturada lo aburren. Arrancar su cola podría matar al pequeño demasiado rápido, al igual que morder su cuello. Después de clavar sus garras en la espalda del chico y desgarrar su piel lentamente, logra meter su nudo en el. Suspira profundamente y entra una y otra vez con lentitud, tratando de hacer sufrir al niño lo más posible al insertar su nudo nuevamente mientras saliva sobre las heridas recién abiertas de su presa. Sus manos comienzan a temblar, ya no puede contenerse más y en un intento por mantener el control da una fuerte mordida en la punta de la cola de Odlanier, tira con fuerza de ella hasta arrancarla desde el punto donde dio la primera mordida. Un grito tan fuerte como para dejar un pitido en los oídos del zorro y hacer sangrar la garganta del león hace eco en la habitación, después de lo cual Daivi avienta la cola del niño con su hocico y procede a morder con fuerza el cuello de su juguete. Este comienza desangrarse mientras chorros de semen presionan los órganos del infante desde el interior, desgarrados por la verga de su violador, quien tira del trozo de cuello que mordió hasta casi arrancarlo. Odlanier intenta tragar su propia sangre para no morir ahogado, pero si eso no lo mata otra cosa será. - M-maldito cachorro — Dice el zorro entre jadeos y gemidos de placer tras soltar el cuello del león, dejando caer su peso y recostándose sobre el mientras aún da pequeñas embestidas a su trasero, terminando de correrse y sintiendo su semen escurriendo sobre su propia entrepierna — ¿Te gusta esto, no? Solo obtuvo un abrumador silencio como respuesta, junto a los últimos suspiros de su víctima. Con una mano cierra sus ojos y se cubre a el y Odlanier con las cobijas, lamiendo cariñosamente su cabeza intentando calmar su dolor pese a ya estar muerto. Lo abraza y, tras suspirar, lo acompaña en su silencio al caer dormido. Tras unas cuantas horas en cama, el amanecer entra por las cortinas de la habitación y da en los ojos de Odlanier, quién despierta en los brazos de un dulce zorro. Es el mismo de antes, pero parece mucho menos cruel y amenazante, incluso se ve cariñoso. Tras dar un pequeño salto por el susto, Iam despierta y bosteza, abrazando con fuerza al niño sin llegar a herirlo. - Buenos días~ - H-Hola... Las heridas del león han sanado casi por completo, y este se pregunta cómo es que no murió. Vendajes han aparecido en sus extremidades rotas, sus tobillos cubiertos en suaves vendas al igual que su cola. Explota su cuerpo lenta y tímidamente con sus manos, tocando con algo de miedo sus patas y apenas sintiendo algo de dolor. - ... ¿Cómo? - Lo importante es que estás aquí — Dice mientras acaricia la espalda baja del cachorro, quien ronronea tímidamente mientras el zorro se posiciona sobre el chico y levanta las piernas de este — A partir de ahora vivirás conmigo, y haré lo que quiera con tu cuerpo una y otra vez. Querrás morir y no podrás... pero también nos divertiremos un poco, sabes? podríamos comer helado y ver películas. La mente aún en desarrollo del pequeño intenta procesar todo lo que su agresor acaba de decir, no sabe si sentir miedo o... seguridad y afecto hacía el. Podríamos echar la culpa a Iam por haber roto la mente del muchacho de esta forma, pero la verdad es que el ya era así. Sus cuerpos aún están teñidos en sangre y semen secos, cosa de la cual Iam se encarga al lamer la sangre seca del pelaje de Odlanier, pasando su lengua suavemente también entre las almohadillas de las patas del chico, quién tiene una casa de campaña en su ropa interior tras haber despertado y estar siendo acosado por alguien mayor que el. Estos dos van a ser una pareja muy rara.