En el bosque hay una cabaña donde viven un pequeño niño y su madre. Un día, la paz se acabó cuando la madre cayó enferma. A sus 5 añitos el pequeño ya tuvo que aprender cómo cuidar de alguien y mantener la casa. La situación no mejora, la madre teme lo peor y no le queda más opción que mandar a su pequeño en busca de la medicina que necesita. Busco entre sus libros, arrancó una página y se la dió al pequeño con todas las instrucciones de como llegar. No era tanto lo que tenía que caminar, pero tenía 3 grandes grandes obstáculos que hacen ese viaje algo difícil. Primero, tiene 5 años, sus piernitas son cortas. Y los otros 2 más notables, son sus nalgas descomunales y perfectas. Tiemblan y aplauden cuando caminan y hasta debe detenerse para descansar sus gordos muslos de vez en cuando. Lo que necesita es una flor que crece en el río, el problema, es que está crece en el centro y es muy arriesgado tomarla sin saber nadar (y más con todo el peso extra que carga). Tendrá que buscar donde haya accesible. Al medio día el pequeño por fin llegó a su destino. En la parte final del río, hay una de estas flores visible a lo lejos. Es una parte poco profunda, tanto que el niño puede caminar por él río sin que el agua llegue a su medias. Cuando el pequeño está por tomar la flor, el suelo tiembla y detrás de esta, sale otra flor enorme. Tiene pétalos blancos con morado y en su centro ojos y boca. Flor: Hoy es mi día de suerte. Hola pequeñin. Niño: Wow, una flor que habla. Flor: Puedo hacer mucho más que eso. Soy Joe, Joe la flor pedófila. Niño: ¿Que es pedófilo? Joe: Eso no importa ahora ¿Que te trajo hasta acá? Niño: Necesito esa flor. Joe: Mmmm, esa es mi favorita, me encanta como huele. Te la daré con una condición. Niño: Está bien. Con sus hojas, la flor baja el pantalón del niño rápidamente dejando sus nalgas temblando por el rápido movimiento. Joe: Solo quiero follar ese gordo culito. De debajo de la tierra, el niño como un gigantesco pene sale del tallo de la flor. Es un monstruoso miembro de 3 metros, más grueso que el tronco de un árbol, palpitante y venoso. Niño: Hey, no me bajes el pantalón. En cuanto el niño se agachó para subirse su prenda, la flor aprovecha y mete su pene completo de un solo empujón. Joe: Increíble, no imaginé que entrara taaaaan bien. Solo con meterla una vez, ya fue suficiente para llenar de lubricante el pene del macho. El ano del niño suelta una cantidad alucinante de líquido natural. Con sus hojas, toma al niño y lo levanta para follarlo tanto con las embestidas cómo usándolo de juguete sexual. Las nalgas del pequeño aplauden y chocan contra todo, haciendo varios ruidos contra sí mismas, las bolas y el tallo. Acompañado de varias nalgadas que la flor le da. Horas de continuos empujones después la flor se detiene por un momento. Joe: Oye lindura, dime qué edad tienes. Entre jadeos por el cansancio, el niño logra responder. Está fue la cereza en pastel que la flor necesitaba. Con un último empujón la flor liberó todo el semen que tenía guardado. La panza del niño se infló, todo el líquido salía por si boca y los bordes de su culo cubriendo sus nalgas y bajando por el agua del río. Joe: Muy bien pequeño, aquí tienes la flor. Ya puedes ir a casa. El niño queda en el piso y sin poder moverse por todo el semen dentro de él. Y además la flor aún no ha sacado su pene. Joe: Oh, bueno, tendré que llevarte. Vuelve a levantar al niño y lo lleva río abajo mientras le ayuda al pequeño para tragar el semen y que pueda decirle dónde está su casa. Una hora después llega a la entrada, lo deja en la puerta de su casa y saca su pene finalmente. Joe: Ahora que sé dónde vives vendré a visitarte seguido. Nos vemos mañana. Luego de una última nalgada, la flor se va dejando al niño soltando semen a chorros.