Un vendedor nuevo llegó al mercado con una gran máquina. Este empezó a gritar anunciando su servicio para atraer clientes. “¡Alimento para bebés! ¡Aquí alimentamos a su bebé! ¡Solo 5 monedas!” Varios padres y madres se acercaron atraídos por el bajo precio y la oportunidad de darle de comer a sus criaturitas. La primera en la fila, le da las 5 monedas al hombre emplumado y este baja la palanca de su máquina muy emocionado. Mientras luces se encienden, sonidos rechinan y engranajes giran, el vendedor toma al bebé y lo acuesta boca arriba en una mantita frente a su artefacto, la cual está colocada sobre un bloque de hierro. En cuanto la máquina termina de calentarse, la compuerta principal se abre mostrando a Scooby Doo amarrado de sus 4 patas. En cuanto ve al bebé frente a él, el pene del perro se pone completamente erecto. No tardó ni un segundo en ir de cero a cien. Duro, venoso, goteante y palpitante biberón solo por ver a una ternura inocente y hambrienta de su leche. Tan rápido como la erección del can, la máquina empujo los 2 metros del grueso miembro de Scooby directo a la boca del bebé, hasta el fondo, metiendo el nudo sin cuidado alguno. Es un inicio brutal. Las bolas de Scooby chocan con un fuerte sonido contra la cara del bebé dejando su olor a macho impregnado en la nariz del pequeño. Su estómago de apenas 2 meses se abulta una y otra vez y poco a poco se va llenando de presemen. El bebé puede sentir el sabor a pene de perro en su boca. Está es maquinaria pesada, hace al perro ir de punta a base 10 veces por segundo, una velocidad que ni los conejos en celo más capacitados podrían lograr y menos teniendo que mover un miembro tan enorme. 5 minutos después, la máquina da una última embestida hacia abajo dejando el nudo del canino en la boca del bebé. Esto para impedir que el potente chorro de semen se salga. Todo el líquido se libera dentro del estómago del tierno bebé, al mismo tiempo que Scooby solo jadea con la lengua afuera disfrutando a más no poder. La máquina lo deja ahí por un tiempo. El bebé puede sentir cada parte de esos 2 metros de salchicha en su pequeño cuerpecito. Las bolas ahora descansan en su cara, dándole el aroma directo y concentrado. Scooby sigue liberando semen por 2 minutos hasta que el estómago de bebé termina igual de grande que un caballo. Ya solo el presemen fue sufriente para dejarlo como un balón, pero el perro quería darle suficiente alimento. Una vez terminada la función de alimentar al bebé, el vendedor baja otra palanca, la cual hace que Scooby saque su pene lentamente. Y cuando su pene lleno de saliva de bebé está fuera del bebé, otra parte de la máquina rápidamente mete un enorme y grueso dildo con base de chupete por la boca del bebé para impedir que el semen se salga. El pequeño quedará con el olor a bolas de Scooby en su cara por semanas, el sabor del pene de este mismo macho pene por meses y una felicidad de por vida cada vez que vea las partes de un perro. Al igual que todos los bebés que Scooby alimentará ese día. Ahora la parte difícil será como la madre se llevará a su hijo, pero es tema para otra historia.