Bluey: Papá, ¿Cuánto falta? Bandit: Mucho, todavía quedan como 3 horas. Bluey: Oh, qué aburrido. Juguemos algo. Bandit: No puedo, estoy conduciendo; juega con tu mamá o tu hermana. Bluey: Pero las 2 están dormidas. Bandit: ¿En serio? El padre se fija en los asientos de atrás. Las 2 estaban bien dormidas, con Bingo desparramada sobre Chilli. Bandit: En ese caso creo que podemos jugar un poco. Ya sabes, mi juego favorito. Bluey: ¡Yay! Bandit: Solo trata de no hacer mucho ruido. Bluey: Oh, okis. La niña acomoda su cabeza sobre el regazo de su padre sin quitarse el cinturón y con sus manos empieza a frotar las grandes bolas de su padre. De su vaina, el grueso miembro canino comienza a salir hasta llegar a la boca de su hija, quien lo envuelve con sus labios y empieza a lamer. Bandit baja la velocidad del coche para prestarle más atención a su hija, poniendo su mano sobre la cabeza y empujándola de arriba a abajo hasta la base. 2 metros de monstruoso miembro canino se acomodan dentro de la niña que sigue chupando, tragando, lamiendo y succionando muy felizmente. Con una de sus patas aún en las bolas de su padre, lleva la otra a su gran trasero que se menea y tiembla constantemente por el movimiento del auto. Bandit deja que su hija siga chupando a su rito y la acompaña allí atrás; ahora los 2 están metiendo sus dedos por el mismo agujero, llenándolos del lubricante anal natural de Bluey. La niña continuó dándole placer a su padre a lo largo de unos cuantos kilómetros. Ambos asientos ya se encontraban empapados, uno del presemén y saliva que sale desbordando por la boca de la niña y el otro por todo el líquido que sale de su trasero. Bandit saca sus dedos del ano de su hija y los lame por un buen rato hasta dejarlos limpios antes de volver a empujar la cabeza de Bluey. Su nudo entra estirando todavía la boca de la niña para el momento de disparar su semen. Bluey traga todo sin dejar que se salga ni un poco. Es el juego favorito de su padre, así que obviamente es muy buena en ello por tantas veces que han jugado. Bandit: Quítate el cinturón, vamos por una segunda ronda. La niña se hace hacia atrás, volviéndose a sentar empapando el asiento. La parte de atrás con su trasero y la de adelante con algo de semen que sigue saliendo a chorros del pene de Bandit. Bluey: Pero no he parado de tragar. Bandit: Está bien, termina tu leche. La niña vuelve a tomar la gran carne de su padre y otra vez se la mete a la boca hasta que su semen termina de salir. Una vez vacío, ella hace caso; le cuesta un poco quitarse el cinturón por su inflado estómago de por medio. Bluey se levanta al igual que levanta su colita, y con algo de ayuda de su padre, se sienta sobre el enorme miembro que acaba de chupar. Bandit la toma de sus gordas caderas y la baja hasta el nudo. Así se quedan varios kilómetros, aprovechando cada bache, piedra y agujero del camino, hasta que las ganas de usar el gordo trasero de Bluey le ganaron, bajando aún más la velocidad. Bandit: Ya te enseñé qué debes hacer ahora. Bluey: ¡Yay, a brincar! Con el pene de su padre dentro de su culo, Bluey pone sus pies en los asientos con cuidado de no pisar las grandes bolas de su padre y se levanta un poco para dejarse caer. Esto lo repite sacando y metiendo el nudo una y otra vez, abultando su estómago como un condón. Bandit ya ni siquiera está viendo el camino, solo jadea muy felizmente con la lengua afuera y la mirada perdida. De repente, Bandit toma a Bluey de sus caderas otra vez y la baja de un solo sentón, disparando una nueva carga de semen mucho más abundante que la anterior. La panza de Bluey se infló tanto que ya no cabía en el asiento del conductor. Mientras Bandit la llenaba de semen, la corrió al otro asiento y de ahí siguió llenándola hasta que su gran trasero tocó el techo del auto. La cantidad de semen superó a la niña, empezando a chorrear como cascada por la boca. Con la ventana abajo, ella saca su hocico y deja que todo el excedente de semen caiga afuera, como si fuera una rociadora viviente a todas las plantas que iban pasando al lado. El orgasmo de Bandit duró 5 minutos completos. Al sacar su pene, el trasero de la niña imitó la función de su boca: una cascada de semen. Bandit: Aaahhh siiii, ese si fue un juego divertido. ¿Te divertiste? Bluey tiene tanto semen en su boca que no puede responder; solo agita su colita y sus gordas nalgas haciéndolas aplaudir. Bandit: Jaja, qué buena niña… Bandit se fija en el retrovisor, se muerde el labio y su pene se vuelve a poner duro al ver el gordo trasero de Bingo. Bandit: También debería jugar un poco con Bingo.