Alguien toca la puerta con bastante fuerza frenéticamente. El padre de la casa, un furry perro de pelaje color vainilla, va a abrir rápido. Meli: Ya te habías tardado. Permiso. Una furry perro futanari entró cerrando la puerta detrás suya. Pelaje café oscuro, alta, larga cola, ojos amarillos, unicamente usando un sueter azul, pechos grandes, caderas pronunciadas, gordo trasero, y lo mas grande, su pene y bolas. Su miembro está duro y palpitante, goteando presemen en el suelo. Meli: Te vi en el parque, tenias un delicioso olor a bebé así que decidí seguirte. Ella acorrala al padre contra la pared, apuntando con su miembro como si lo amenazara con un arma. Meli: Ahora que estoy aquí, está claro que hay un pequeño ¿Tengo razón? El padre duda unos segundos, pero finalmente responde asintiendo con la cabeza. Meli: Perfecto, tengo toda la mañana con esta cosa completamente dura ¿Que tal si me pagas para que la vacíe con tu bebé? Apuesto que le encantaría pasar unas horas conmigo. Con su mano temblando, el padre saca su billetera y le da un buen fajo de billetes. Meli: Bien, eres el tipo de padre que me agrada, ahora llévame con él. No esperaras que vaya habitación por habitación buscando a mi nueva putita. Segundo piso, última puerta a la derecha. Al ver al bebé en su cuna, Meli solo entra y empieza a quitarle la ropa. Un bebé varón muy parecido a su padre, tiene 2 meses y un trasero bastante grande para ser un bebé. Meli: Que lindo bebé, algo de maquillaje, mayas y se vuelve millonario si lo dejo en una esquina. Pero ahora solo será mi barril de semen personal. Una vez desnudo, Meli sube al bebé y lo sienta en la base de su pene. Meli: Éste será el biberón del que tragarás por el resto del día. Tu padre pagó bastante por ello, así que prepárate putita. Después de levantar al bebé, Meli sienta al pequeño en la punta de su pene, lo toma de sus piernitas, y lo baja con toda su fuerza al mismo tiempo que mueve sus caderas para dar un fuerte empujón. Así ella empieza a follar sin piedad a este bebé que se mantiene chupando su chupete. Sus empujones hacen rebotar su bolas de arriba a abajo golpeando el bulto que forma en el estómago del pequeño. Meli: Oye tu, mejor vuelve a lo que hacías porque no voy a terminar pronto. La futanari se lanza sobre la cuna y continúa penetrando al bebé contra esta moviéndola de atrás para adelante chocando contra la pared. Ver esto hace imposible tener una erección para el padre, pero no hay posibilidad de que se pueda unir a esta escena, así que se va a intentar continuar con su día. El sonido de Meli penetrando a su bebé constantemente se escucha por toda la casa. Cocinar, limpiar o ver tele, nada opaca el sonido de las bolas y caderas de esta canina. Horas más tarde, los empujones se detienen. El padre cree que Meli ya terminó, pero todo lo contrario, Meli baja por las escaleras y se dirige a la cocina donde el padre estaba haciendo la cena. Meli: Tu bebé lo hace muy bien, sin duda se está por ganar la leche de su biberón favorito. Con su miembro cubierto de presemen, saliva de bebé y lubricante anal, ella solo abre el refri, toma la primer botella de refresco y se la toma entera, los 2 litros completos. Meli: Bueno, tu bebé me está esperando. Tira la botella por ahí y sube de nuevo a seguir los constantes empujones al pequeño. La cuna ya estaba destrozada, ahora estaba penetrando al bebé en una cama improvisada con sus peluches. No fue hasta las 8 de la noche que Meli dio la embestida que desató la salida masiva de semen. Los empujones contra el trasero del bebé no se detuvieron mientras su condón viviente se inflaba más y más hasta que se vio en la necesidad de pararse para seguir con su miembro a la altura de agujero que está llenando. Tanto semen obviamente salió por la estara boca del pequeño, por ahí el pesemen y ese gigante biberón prepararon el paso para los constantes chorros de salida. Luego de disparar varios galones de leche dentro, Meli saco su miembro y se masturbo con ambas manos para sacar lo último que quedaba sobre el pequeño, el suelo, el techo, la pared y todas las cosas del bebé como sus juguetes, peluches y demás. Pero con cuidado de no manchar su suéter. Meli: Solo mirate, otra putita bien llena de mi semen. Sin duda soy la mejor niñera. Después de todo eso, solo se fue dejando al bebé ahí con su pene completamente ordeñado. Antes de salir ve al padre sentado en el sofá, viendo tele claramente intentando no hacer contacto visual con ella. Meli: Oye, mañana volverá para seguir cuidando a tu hijo. A partir de ahora yo seré su única niñera hasta que cumpla los 5 meses. Dicho eso, sale de la casa y vuelve a la suya dejando un rastro por su pene goteante.