Una serpiente se encontraba hambrienta por la sabana. No ha encontrado una sola presa en 6 días y cada vez se hace más difícil pues mientras menos energía tenga, menos posibilidades tendrá de atrapar hasta los animales más fáciles de capturar. Al inicio del séptimo día se despierta y continúa en su búsqueda por algo que comer. Las aves se ven apetitosas pero no puede ir a por ellas como si nada, sabe que solo le quedan fuerzas para un último salto y si lo falla, será él quién será comido por los carroñeros. Un pájaro bastante grande está en su mira. No para de acecharlo, esperando el momento oportuno para lanzarse. En un momento, mientras la ave se encontraba en su nido, el elefante más grande que jamás haya visto camino hacia ellos haciendo temblar el suelo con cada pisada que se escucha desde lo lejos. La imponente criatura toma con su trompa la rama dónde descansa el pájaro tirándolo al suelo y dándole la perfecta oportunidad al reptil. Sin embargo, su suerte termina tan rápido como empieza, pues en medio de su salto a por el ave, la trompa del elefante también lo golpea deteniendolo en seco y lanzándolo por el aire. Luego de un rato, el pájaro se levanta y se va volando mientras que el elefante sigue comiendo y la serpiente no parece moverse. El elefante nota que el reptil sigue ahí, comenzando a preocuparse se dirige ahora con cuidado hacia el. Elefante: Oye ¿Estás bien? Serpiente:... N…No… Tengo mucha hambre. La gigantesca bestia muestra una gran sonrisa de alegría al escuchar eso y responde "genial" en voz alta sin ocultar su emoción. Serpiente: No, no lo es. Elefante: Lo siento, me deje llevar. Él toma a la serpiente con su trompa y comienza a caminar. Elefante: Te ayudaré con eso, es lo mínimo que puedo hacer después de haberte golpeado por accidente. Además siempre he querido alimentar a una serpiente. Serpiente: Gracias ¿Pero cómo lo harás?¿Acaso pisaste un conejo de camino? Elefante: Jajaja, no, tengo algo mucho mejor. Te va a encantar. Luego de un rato de caminata, la serpiente es puesta en una roca a la misma altura del elefante. Desde esta perspectiva, la serpiente nota que el elefante es mucho más grande de lo que parecía antes. Fácilmente el doble de grande que un elefante normal. Elefante: Tomó un rato pero por fin llegamos ¿Listo para recibir tu comida? Serpiente: Me muero por ello… Literalmente. Ambos se ríen. Siempre es bueno algo de humor incluso en momentos así. Elefantes: En fin, abre la boca y cierra los ojos, quiero que sea una sorpresa. Serpiente: Okey. El reptil hace caso y de inmediato puede sentir algo cálido acercándose a su cara lentamente. Luego, algo muy suave, grande y pesado se puso sobre él. Lo que sea que fuera, tenía una peste terrible y no había que pensar mucho para que la serpiente se diera cuenta que el elefante se sentó sobre él. El gigantesco ano del mamífero acomodo en su boca que se estiró para cubrirlo completa y las toneladas de caca empezaron a salir. Su estómago se infla rápidamente, es un tronco 10 más grueso que todo su cuerpo, pesado, duro, cálido y con un fuerte sabor que ataca sin piedad los sentidos del reptil. Durante una hora entera el elefante continuó hasta que su tronco llegó al final y soltó un fuerte y largo pedo de 3 minutos. Elefante: Ahhh, un tronco completo, esas fueron 20 toneladas de comida solo para ti. Una vez el elefante se levanta, el reptil puede ver el culo del elegante. Es gigantesco, cada nalga es del tamaño de otro elefante normal. El voltea con una sonrisa de alivió. Elefante: ¿Qué te pareció? La serpiente no puede responder pues la enorme pieza de caca está en medio su boca y garganta. Elefante: Oh, lo siento, deja lo empujó. Nuevamente el elefante pone su ano contra la boca de la serpiente y con otro pedo más corto y fuerte empuja la caca hasta el estómago del reptil. Elefante: Ahora si ¿Te gustó mi caca? La serpiente se quedó pensando su respuesta un rato. Elefante: Ya se, come otro para estar seguros. Serpiente: ¡ESPERA ESPERA ESPE…! El reptil es callado por otro enorme tronco bajando por su boca. Elefante: Saborearlo bien esta vez. Otra hora pasa e igual termina con un largo pedo que empuja el tronco. Elefante: ¿Qué dices ahora? ¿Te gustó mi caca? La serpiente sólo se desmaya como respuesta. Comió demasiado. Elefante: Oh bueno, si se durmió con la boca abierta es porque quiere más. Durante horas, el elefante continuó soltando tronco tras tronco hasta quedar dormido sentado sobre la serpiente para tirarse pedos sobre él toda la noche. Al despertar la serpiente solo ve un gigantesco culo de elefante sobre él. Puede sentir como el gas pestilentes sale de sus pulmones al respirar y las toneladas de caca en su interior. Elefante: Buenos días comelon. Todavía tengo muchos más troncos ¿Quieres que te sirva el desayuno? Serpiente: Tal vez los gases tóxicos me frieron el cerebro, pero… si, si quiero. Elefante: ¡Genial! A partir de ahora, la serpiente nunca volverá a pasar hambre, y el elefante nunca volverá a necesitar encontrar un inodoro.