Luego de que su hijo naciera, la furry coneja se quedó dormida por todo el esfuerzo del parto. Al despertar le dan a su bebé y el instinto maternal entra en acción. Ella se baja la camisa y el brasier para acercar a su pequeño. Sin embargo, el instinto maternal de esta madre salió un poco defectuoso. No sé pudo controlar al momento de amamantar a su pequeño. En vez de dejar que el bebé chupe por sí mismo como es natural, ella dejó que sus grandes pechos venosos dispararan su leche. Pechos los cuales son más grandes que el mismo bebé. En 3 segundos, este recién nacido trago más leche de la que un bebé normal tragaría en 7 meses. La pancita del bebé se infla a una velocidad impresionante, la cama cae por el peso de la leche, las máquinas y utensilios son tumbados y los doctores salen de la habitación pidiéndole a la mujer que se detenga. Coneja: No, mi bebé necesita mi lactancia, y no me detendré hasta que trague la última gota. Ella no se detendrá por ninguna razón, solo quiere darle de lactar a su pequeño. Pasada una hora, por fin se termina la leche. El bebé tan inflado que su panza se encuentra en el primer y tercer piso del lugar mientras que su madre está en el segundo. Pero lo que terminó fue solo la lactancia de un pecho, ella saca a su bebé y lo empuja contra el otro para continuar disparando su leche. Coneja: Vamos, traga toda la lactancia de mamá. Debes vaciar toda mi leche. Una vez terminen, la madre necesitará ayuda de una grúa para llevar su bebé a la casa, dónde le dará de lactar todo los días.