Padre e Hija Dedicatoria Este Fanfiction está dedicado primeramente a mi amigo Marco, que a lo largo de estos últimos 10 años me ha hecho compañía, juntos tuvimos esta idea durante un roleplay erótico -después de años de no hacerlo; y la nostalgia me hizo encariñarme con el concepto. Siempre has sacado lo más cochambroso de mi mente, degenerado. Dile a Olee que aún la amo. También va dedicado a mis amigas Susan y Mich. Susan de vez en cuando me ayudó corrigiendo pequeños errores en este libro y Mich fue de gran ayuda para poder redactar el segundo capítulo, sin ustedes esto seguiría siendo una idea. Igualmente lo dedico a todos los que se han enfadado con el concepto que toca este libro, sus comentarios fueron la motivación perfecta para hacer volar mi imaginación. El arte existe para violar el taboo, retar la moral del lector a base de una narrativa envolvente sin importar cual sea esta. Por favor piensa en esto al leer la novela. Al final todo esto es ficción. Por último, la dedico a todos los que lean esto, y lo disfruten como lo que es -una obra literaria hecha por diversión para explorar temas polémicos por el simple hecho de disfrutar no solo la lectura; si no la escritura que reta el estatus quo y la moralidad social. Pensar os hará libres. También está dedicado a la creadora de esta serie; Vivienne Medrano. Una serie animada muy entretenida con un potencial infinito. Espero con ansias cada nuevo episodio. Presentación y agradecimientos Mi nombre es Emilio Palazuelos Gudiño, al momento de escribir esto tengo 26 años de edad, vivo en México y me considero un fanático de la lectura teológica, bélica, filosófica, y de fantasía. Aunque disfruto de todos los géneros si el libro lo amerita. Como anteriormente mencionados, mi agradecimiento va a mis amigos a los que les dedico esta obra, su apoyo no solo directo si no también moral, me ayudan a continuar con la historia. Claro que también agradezco a todos los que, por este medio y otros, me dan sus comentarios de apoyo y crítica. Ayudan a que este fanfiction crezca en calidad y riqueza. Al final del día es un trabajo de todos para todos. Yo solo ordeno el texto de forma coherente. Gracias a todos. Prólogo 'Ars Goetia (en latín, probablemente: El arte de la Brujería)' Stolas de Ars Goetia; considerado en el mundo humano como un demonio que a diferencia de otros como él; no es de naturaleza violenta, si no un incansable buscador del conocimiento, con sus especialidades siendo la geología, la astrología y la herbolaria. Es un príncipe demonio que comanda 26 legiones. Casado con Stella por arreglo matrimonial a los 18 años para procrear un heredero provisional a la familia; tuvo una hija que llamó Octavia -en honor a su madre. Pero ni todo el conocimiento o poder del inframundo le enseñó lo que sería el reto más difícil de su vida, llevar una familia. Un destino común en este tipo de matrimonios es que el conflicto no se hace esperar, se presenta de frente, y como si fuese su propio hogar hace de las suyas en cada oportunidad que se presenta. Ya que el objetivo de este matrimonio disfuncional era traer un heredero: Octavia, esta unión vería el fin muy pronto a manos de Stolas -engañando abierta y descaradamente a su esposa con un imp llamado Blitzo. Esto provocó tensiones entre los dos -que culminarían en el divorcio. Pero lo que no esperaba Stolas, es que ahora sería su hija quien traería un nuevo e inesperado problema a su vida. Envuélvete en una historia sobre el amor de un padre, el miedo al abandono de una hija, y un amor inesperado que traería nuevas y difíciles experiencias a estos inexperimentados demonios. En un mundo donde los demonios no son tan diferentes a los humanos, nuestra moral y la inexistencia de la misma en el infierno -que es el hogar de todos los pecados ¿Cuándo es demasiado? El amor a los hijos es incondicional, pero ¿Quién marca los límites del amor que los hijos pueden tener hacia sus padres? La Primera Chispa Era un frío domingo por la tarde, la noche se aproximaba en un par de horas. En la calidez del hogar -Stolas se encontraba en la librería de su palacio -un lugar grande y decorado, repleto con libros de todo tipo, "Botanicum: Visita nuestro museo."; "Plantas medicinales: El Dioscórides renovado."; "Guía del Firmamento: Un paseo por las estrellas"; "Un tiempo más salvaje: Apuntes desde los confines de los hielos y los tiempos", solo por mencionar unos pocos. Libros de todos los temas y todas las perspectivas, de escritores humanos y demonios, incluso humanos que ya en el infierno siguieron su búsqueda por el saber; ahora con una eternidad por delante para imbuirse de conocimiento. Stolas se encontraba leyendo uno de estos tantos libros para matar el tiempo mientras su mente fluía como agua en un riachuelo, esta agua chocaba contra las rocas que era el recordar del pasado y los cambios que estos habían traído a su vida, su mente completamente fija en los recuerdos de años dónde sin estar consciente de ello; era feliz. Mientras tanto se podía oler una débil fragancia de incienso, que era decorada por el aroma de millones de libros, el sonido tenue de las páginas pasar de una a la siguiente, música muy al fondo de la sala salía de una vieja tornamesa que reproducía sin falta los sollozos cánticos de una oscura orquesta clásica al compás del dolor del alma y el corazón. Poco a poco en la mente de Stolas las memorias iban avanzando cronológicamente, involuntariamente pasando rápida por los momentos de amargura; y forzándose a sí mismo, tratando de alargar su estancia en los momentos de mayor felicidad; esforzándose en recordar a fondo cada detalle de esos días como una excusa para no salir de ellos, recordando aquellas palabras; aquel sabor o aroma. -"Ring, Ring." -Sonó el teléfono-. Una nube de color entre rosado y morado sale del teléfono con una consistencia espesa y ondulante, al breve tiempo formando en esta misma la palabra "Octavia". Esto hizo que Stolas saltara de nuevo en sí y en su cara se dibujara una sonrisa similar a la de un niño feliz porque su madre había llegado a casa o por ver los regalos debajo de su árbol de navidad, y como si todo en realidad se hubiera tratado de la creativa imaginación de ese mismo niño; aromas y sonidos se detuvieron inmediatamente al momento que contestaba, dejando solo lugar para la voz de su pequeña hija. -¡Via! ¡Que gusto! -Respondió Stolas con un todo de voz infantil y emocionado-. -Si -eh... papá, mamá ya me trae de regreso a la casa. -Se escucha decir a Octavia por la bocina-. -¡Dile a ese idiota que no quiero encontrarme con uno de sus asquerosos imps cuando lleguemos! Se escuchó a Stella interrumpir en la llamada al fondo, aunque por su alzado tono de voz bien pudo creerse que había arrebatado el teléfono solo para insultar a Stolas. La riña se escuchaba en un volumen distante: -Mamá por el amor de... -Está bien hija. -Concluyó Stolas deseando no iniciar una discusión por el teléfono-. Aquí esperaré por ti, y dile a tu madre que no tiene nada de qué preocuparse. No había forma de saber que se dijo después del otro lado de la llamada -pues solo era el murmuro de los gritos entre madre e hija al mismo tiempo que se colgaba la llamada, pero fue suficiente para sacar un suspiro de Stolas mientras el también colgaba el teléfono y arreglaba su compostura empujando sus plumas de vuelta a lugar; poniendo todo de nuevo en orden y encaminándose a la entrada para recibir a su pequeña hija. Cada vez que estaba con ella era como sentir una cálida sensación por todo el cuerpo, Stolas siempre sentía que no había amor más honesto, puro y sincero que el que de ellos dos emanaba. A las afueras del palacio el sol se empezaba a poner y se hacía presente la diferencia entre el calor del hogar y el frio viento del exterior que tanta molestia me tomé en platicar. Stolas esperaba pacientemente frente a la puerta principal en pijamas -una bata roja que acostumbra a usar cuando está en casa. Al cabo de unos minutos se escuchó aproximarse el vehículo en cuestión, un vehículo ostentoso que solo provocaba que Stolas hiciera muecas de desprecio; no por esta cualidad, sino por la dueña de este auto -una mujer que por muchos años hizo su vida una eterna tortura. El auto se estaciona frente a él, la puerta trasera se abre y de ella emerge Octavia, que con una mirada hastiada; saludó a su padre haciendo un gesto con la mano, y dejo mostrar una pequeña sonrisa forzada mientras se apuraba a entrar -para encerrarse nuevamente en su habitación como ya era costumbre suya. -¿Tu no vas a entrar? -Preguntó Stolas en un tono serio-. -Creí que me querías fuera, ¿O es que ya te percataste de que eres un fracaso; y me necesitas para que las cosas funcionen? -Respondió Stella burlesque-. Ya era de saberse que ella aprovechaba cualquier oportunidad por mediocre que esta fuese; para insultar o burlarse de él. -Aún están todas tus cosas aquí. Te invito para ver si de esa forma empiezas a sacarlas de una vez. -Continuó Stolas, frunciendo el ceño y hablando en un tono de voz más agresivo-. -Sacaré mis cosas cuando dejes de cogerte todo lo que se mueva frente a ti. ¿Qué te parece? -Empezó a gritar Stella-. No quiero venir por ellas, y encontrarte dando aún más lástima. -Sabes, Stella. Me fascina como sigues fingiendo que te importa. -Concluyó Stolas inmutable ante los insultos-. -Como sea. Después mandaré a alguien por mis cosas; no quiero llegar y que otro imp me salte encima; como el día de nuestro aniversario. Al decir esto Stella hizo una señalación a su chofer para que diera marcha. No planeaba pasar otro segundo en la presencia de su exmarido. -Desearías que un imp te salte encima... -Murmuró Stolas a si mismo con una pequeña risa-. A la par que el vehículo se retiraba, Stolas entraba de vuelta a su palacio mientras daba un gran suspiro de alivio. Se podía ver en su rostro lo mucho que esta interacción tan simple lo había agotado emocionalmente; pero al fin había terminado por el momento. No tenía que levantarse cada mañana al lado de alguien que odia, o soportar sus maltratos y constantes insultos todo el día -unos minutos de su existencia eran nada en comparación. Lo único que quedaba era esperar a que se cansara de Octavia o que Octavia se cansara de ella y podría alcanzar la paz completa. Stolas estaba listo para irse a su habitación, lentamente pasando por los corredores; admirando nuevamente todo aquello que le trae bellos recuerdos. No fue hasta que pasó frente a la habitación de su hija; que se quedó allí parado en silencio por lo que parecía una eternidad. En su mente fluía alegría y amor, pero también melancolía, culpa y arrepentimiento. Del otro lado de la puerta, Octavia estaba recostada en su cama en completo silencio, pero no dormía -parecía meditar mientras usaba su teléfono para distraerse. Ella pudo escuchar los pasos de su padre aproximarse y detenerse frente a su cuarto, esperaba el momento en el que entrara por la puerta y tratara de hacerla sonreír con algún comentario alegre o chiste malo -pero ese momento no llegaba; y solo podía ver la sombra que proyectaban los pies de Stolas. Incluso para ella ese tiempo se percibía infinito. -Adelante pa... -Finalmente exclamó Octavia débilmente-. La puerta se abrió lentamente, y con algo de miedo además de una sonrisa nerviosa; poco a poco se iba asomando la cabeza desarreglada de su papá, que poco a poco entraba a la recámara. -¿Cómo te fue? -Preguntó Stolas tratando de iniciar conversación-. -Tan bien como puede irte con mamá. Logré provocarme sordera temporal después de una hora de ella hablando mierda de ti, el resto del día no hice mucho. Principalmente escuchar a todos hablar de tonterías. ¿En serio gana algo ella por hacer esto? -Preguntó Octavia cansada emocionalmente-. -Bueno Octavia; tu madre sabe que te quiero y que la odio. El hecho de que tenga que compartir la patria potestad con ella, le da la satisfacción de saber que aún no soy del todo libre de tener que aguantarla. Además, le da la oportunidad de llenarte de insultos sobre mí. -Burlescamente respondió Stolas-. Solo espera a que tengas los 18 y podrás escoger donde estar y con quién estar. Stolas pasó a sentarse en la cama junto con Octavia, tomando su mano en el proceso; acariciando sus garras con cariño y cuidado. -¿Si me quedo contigo, tendré que llamar mamá o papá a Blitzo? -Trató Octavia de decir con seriedad en su cara, pero no pudo evitar decirlo sin reír entre palabras-. -JAJAJAJA -Stolas tampoco pudo aguantar reírse al encontrar el comentario hilarante-. No creo que quiera que lo llames de ninguna de esas dos formas. Además, no estamos exactamente saliendo; lo nuestro es un tanto... complicado. Sin darse cuenta, la melancolía de Stolas al pensar en Blitzo lo hizo desviar la mirada lejos de Octavia. Llevaba tiempo sin poder desintoxicar sus emociones respecto a su vida amorosa; y al haber dejado salir estas emociones; sintió que se estaba desquitando con su hija, lo que hizo que la culpa inmediatamente lo llenara. -uh... perdón pa. -Trató de disculparse Octavia-. Pero fue interrumpida por Stolas que le abrazó tan pronto escuchó la disculpa. -Via, no tienes nada de que disculparte. -Le reafirmó-. No tienes la culpa de nada. Octavia estaba un poco sorprendida por el súbito abrazo de su padre, pero de alguna forma entendió a lo que él se refería; y optó por simplemente en silencio responder el abrazo, que solo fue momentáneo. Después Stolas volvió a su posición original sentado a la orilla de la cama a un lado de ella. -Sabes, aún no es tan noche. ¿Qué te parece si pedimos algo de cenar? Vemos una película y nos vamos a dormir. -Trató de sonar con un tono simpático Stolas al decir esto-. Octavia parecía tener una ligera mirada de culpa, que Stolas interpretó como desagrado. Pero al ella percatarse de las consecuencias que eso tendría en Stolas después de lo sucedido, no pudo hacer nada más que tomar un profundo respiro y devolver una sonrisa que por poco y parece genuina. -Supongo... Podríamos pedir una pizza, que venga con refresco y papas. -Contestó Octavia esperando que al tomar cierta iniciativa pudiera asegurarse de no verse cruel-. -¡Maravilloso! -Exaltó Stolas rápidamente sacando su celular para hacer el pedido-. Mientras Stolas empezaba a hacer el pedido mediante una aplicación de servicios a domicilio, Octavia se fue aproximando a Stolas haciendo parecer que le estuviera cuidando de hacer el pedido correcto. O como en los momentos de pasar por un autoservicio; que aun sabiendo lo que pedirás quieres observar el menú una última ocasión. Finalmente pasaba de estar acostada a estar sentada de rodillas en la cama, al costado de Stolas, pero un poco atrás, con los brazos apoyados en las piernas; una pose similar al "Seiza" (Un estilo de sentarse popular en Japón), y su cara se asomaba apenas por encima del hombro de su papá; nuevamente, aparentando una posición vigilante. -¿Algo más que desee? -Con una entonada sarcástica pero juguetona preguntó mientras volteaba a ver a su hija-. -El repartidor más guapo que tengan. -Respondió Octavia con la misma actitud-. -No estoy de humor para aterrorizar gente esta noche. -Contraatacó Stolas-. -¿Y si ese repartidor fuera Blitzo? -Rebatió ella-. Stolas al instante se sonrojó. -Si fuera Blitzy tu no estarías en casa para ese momento. -Mencionó amplificando su tono juguetón con algo de sensualidad-. -Asco. -Concluyó Octavia la conversación-. -Me da gusto saber que mi hija aún se mantiene pura y casta. Si me enterara de que tienes novio te puedo ir avisando que papá da mucho miedo. -Replicó Stolas recorriéndose un poco hacia dentro de la cama para poder abrazarla de los brazos, acto a la que ella respondió recargando su cara en su padre-. -Tú y mamá les dan miedo a todos, para tener un novio primero debo tener amigos, y ustedes dos no hacen de eso una tarea fácil. -Continuó Octavia con la conversación volviendo a su tono de voz monótono y desinteresado-. La única gente que conozco es en el internet; y en cuentas donde tengo que ocultar mi identidad. Ser Goetia apesta. -Ya veo, entonces hay cuentas secretas donde evitas mi supervisión. -¿Disculpa? ¡¿Supervisión!? -¡Es broma! -Stolas rio de forma nerviosa-. Estoy feliz de que puedas llevar una vida más social que la mía. Yo nunca tuve amigos desde pequeño. -Y por lo visto tampoco te llevas bien con la familia. -Bueno Via eso es porque esta familia está llena de idiotas. -Supongo que debo de dejar una pausa para que digas 'Excepto tú y yo'. -Supones correctamente. Excepto tú y yo. -¿Y Blitz? Al menos es tu amigo, ¿No? -Blitz me dijo en su momento que cuando lo conocí fue porque mi padre había pagado al suyo para que jugara conmigo, en un intento de mantenerme feliz y distraído del hecho de mi matrimonio arreglado con tu madre. Actualmente podrías decir que somos... íntimos conocidos con intereses compartidos. -Amigo con derechos. -Replicó Octavia dando énfasis a su primer comentario-. Stolas no pudo evitar ponerse algo sentimental con ese comentario. Cuestionaba realmente el estado de su relación con Blitzo y lo que en realidad los dos querían del otro, recordaba su cita en Ozzie's y el fracaso que esta fue. Claramente tampoco quería seguir este tema de conversación así que buscó improvisadamente cambiar el ritmo de la plática. -Bueno, pero ciertamente me alegra que no salieras tan parecida a mí, y fueras más extrovertida. Además, ahora que lo pienso, tengo en la punta de la lengua a una de mis mejores amigas. -¿Amiga? -Pues tú, al menos aparte de ser mi hija te considero una amiga. -Pa... eso es... -Octavia dejó una pausa entre sus futuras palabras por miedo a herir los sentimientos de Stolas-. ...lindo de tu parte. Stolas le sonrió una vez más y besó su frente con cariño. -No dejes que mis problemas se hagan una carga en tu vida, busca lo que te guste y persíguelo con todas tus fuerzas. Conoce gente, has amigos, enamórate. Y recuerda que no importa dónde te encuentres, siempre estaré allí para ti. Octavia se sentía constantemente en un estado conflictuado con sus emociones, pero saber que siempre tendría a su padre allí para ella le traía paz y felicidad; y escuchar esas palabras nunca fallarían en traerla a ese mismo estado de calma. -¿Lo prometes? -Lo juro. Stolas la abraza fuertemente en ese instante. -Entonces yo estaré también para ti papá. Octavia responde el abrazo. El silencio empieza a envolver la escena, padre e hija abrazados con caricias gentiles y suaves que calmarían hasta al animal más violento, o dormirían a cualquiera como a un bebé cansado de llorar todo el día. Podrías sentir como si el tiempo se congelase en ese instante, o al menos se detuviese lo suficiente para volver imperceptibles los movimientos del uno y del otro. Y entonces, sin previo aviso o una señal que pudiera indicarnos de algún peligro; algo prohibido estaría a punto de suceder. Algo estaba apoderándose de Stolas sin causarle la más mínima sospecha; como una extraña energía recorriendo su cuerpo y durmiéndolo, como si se tratase de una droga que desconectara su conciencia. -Mi princesa. -Exclamó cariñosamente Stolas-. Este comentario repentino provocó que Octavia le volteara a ver, y en ese momento bien aprovechado ambos rostros se encontraron, y Stolas; dando un súbito paso hacia lo desconocido, besó a Octavia en su pico. Las ascuas del deseo Octavia abrió los ojos por completo, su corazón se saltó un latido, sus pupilas se dilataron y lentamente cerró los ojos. Temblorosamente sus manos subieron al rostro de su padre; abrazando su cabeza hundiendo sus garras en el plumaje de Stolas; quien cariñosamente besaba su pico con una restricción que solo podía atribuirse al cariño paternal aún dentro de su ser, sus ganas de volver ese beso apasionado y fugaz apenas eran lo suficientemente inferiores al cariño por la inocencia de su pequeña, y Octavia era incapaz de tomar control de la situación por una extraña sensación de erotismo que venía del gesto suave de su padre. El sabor de ese beso solo podría ser comparado con la miel más dulce, recién cultivada del último apiario de la faz de la existencia. Stolas, que su mente había sido nublada por algo más allá de su comprensión poco a poco iría perdiendo el control, y su último acto de conciencia se traduciría en tomar a Octavia de los hombros; y obligarse a sí mismo a separar aquel beso, que culminaría en un delgado puente de saliva mezclada colgando de ambos picos, vería a su hija a los ojos con una mirada perdida y una respiración agitada que le haría sentir como su corazón trataba de escapar de su prisión de carne, pluma y hueso. Octavia por su parte impulsivamente quería volver a besar a su padre, su respiración más controlada a comparación de la de Stolas; le permitía tomar la delantera, aunque fuese por un momento -pero la mente de Stolas aún no se borraba por completo; por lo que ella con todas sus fuerzas se lanzó hacía el, tumbándolos en la cama. Parte del rostro de Stolas había quedado cubierto por el de Octavia, lo que lo obligó a cerrar sus ojos y con su respiración agitada, a embriagarse del aroma de su hija, del perfume de su plumaje, del calor de su cuerpo. Y fue en ese instante que cualquier ápice del príncipe demonio que era, dejó de ser. Octavia recuperó su postura apoyando sus manos en la cama a la altura de la cara de Stolas, lo que le permitió a él liberar las suyas que ahora yacían extendidas de lado a lado. Y cuando la mente se debilita el corazón queda expuesto e incapaz de mentir a sus deseos, cualquiera que estos fuesen. Stolas con uno de sus brazos tomó nuevamente la cara de su hija, que ahora le veía fijamente. Ella; que a pesar de parecer la que orquestaba esta obra, tenía una mirada que era el resultado de erotismo, excitación, placer, deseo... y culpa. El entonces tocó su boca que, con una garra en el borde de esta, iba dibujándola como si saliese de su mano, hacia esto una y otra vez conforme cerraba los ojos grabándose la forma de esa boca que desea, una forma elegida entre todas y elegida por él para dibujarla y que por un azar del destino coincide exactamente con la boca que sonríe por debajo de la mano que la dibuja. Octavia lo mira, de cerca lo mira, cada vez más cerca hasta que sus picos se encuentran nuevamente y luchan cariñosamente, mordiéndose, apoyando apenas la lengua en la del otro, jugando entre ellas donde un aire pesado va y viene. Entonces las garras de Stolas se hunden en el plumaje de su pequeña, acarician lentamente la profundidad de su plumaje mientras se besan como si tuvieran la boca llena de flores, o de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y las mordidas tienen un dolor que es dulce, se ahogan en un breve y terrible absorber del aliento, y esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y pueden sentirse temblar uno contra el otro como la luna tiembla reflejada en el agua. Octavia, que al fin tenía bajo control a su padre, sabía que ya no debía soltarlo o la bestia que despertaba dentro de él tomaría el control y ella nunca más lo volvería a tener. Por lo que mientras seguía conectada a sus labios; tomó una de las manos de Stolas que llevó hasta su cintura y empezó a esconder debajo de su blusa, dándole la señal de que la desvistiese allí y ahora. El sentir de los brazos de Stolas cruzar su delgado cuerpo mientras este obedecía, daba a Octavia sensaciones que nunca había sentido antes. Unas manos que la cuidaron, la abrazaron, manos que siempre estuvieron allí para que ella se aferrara para nunca dejarlo ir. Esas manos ahora cruzaban sus curvas como el viento acaricia a las montañas, y su plumaje se desarreglaba como las hojas de los árboles, simples víctimas de la intimidad entre el viento y la tierra. La inevitable interrupción del beso, a causa de la necesidad de desprenderse de lo que su cuerpo cubría, se sintió eterna mientras ambos aprovechaban la oportunidad para retomar aliento que tanta falta les hacía. Pero aún a la ofensiva, Octavia se encargó de terminar de desprenderse de su ropa sentándose sobre la cintura de su padre, para dejar a vista plena la ausencia de ropa íntima que le cubriese, lo que casi parecía un caso orquestado con intención y pecado; ese cuerpo que fue una vez de una inocente niña se había transformado en algo más. Su cuerpo atolondrado, dejando resaltar sus pequeños pechos y pezones tensos por la excitación. Ahora apoyando sus brazos en el pecho de Stolas para evitar que hiciera un movimiento repentino, mientras ella borraba de su mente el pudor que aún la asechaba desde el principio. Pero como lo dicta la ley de Murphy; lo que no quieres que pase debe de pasar, ella no tenía la fuerza suficiente para detenerlo, y él, extasiado por el erotismo del cuerpo de su hija no lo pensó dos veces y levantó su cuerpo hacia el de ella mientras detenía la caída del cuerpo de su hija con un abrazo, abrazo en el que sumió su rostro entre los pechos de su pequeña, enterrando su cara en su busto como queriendo llegar hasta su corazón, Octavia no pudo hacer nada más que soltar un grito de sorpresa seguido por gemido de placer al sentirlo en su piel. Entonces Stolas empezó a probar su cuerpo cada vez más, besando y lamiendo cada parte de su pecho y de sus senos; jugando con la punta de su lengua en los pezones de su pequeña mientras ella le abrazaba con fuerzas invitándolo a comer más. Octavia tenía un sabor único y embriagante, a una mezcla de sudor, calor, erotismo y pasión. Semejante al sabor del fruto prohibido que había dado a luz a la creación y al pecado, a la impureza. Pero algo que ella había olvidado era que ella no era la única que aparentaba estar preparada con anticipación, pues entre movimiento tras otro de su padre ella cayó en la razón de que alguien más estaba relativamente desnudo; pues su repentino amante solo estaba dando uso de ropa para dormir, una simple bata. Se percató de esto al sentir cerca de sus nalgas que algo se hacía cada vez más grande y a su padre bajar las manos cada vez más hacia su cintura. Inmediatamente el miedo y el pudor se volvió en control de ella nuevamente, pero el placer ya era tal que, aunque lo quisiera, no podría detener lo que empezó. Una parte de ella lo quería, al contrario de sus sentimientos superficiales, lo deseaba en ese momento. Sentir al hombre que siempre amó y siempre la cuidó, sentirlo dentro de ella, sentir su calor, su amor y su pasión. Su mente daba vueltas mientras Stolas aún seguía probando su cuerpo en cada zona que alcanzaba. Como ya era obvio Stolas tenía sus propios planes también, sus manos yacían a la altura del trasero de su hija, una mano aventurera dejó bajar dos dedos por entre sus nalgas que ahora tocaban su cloaca; acariciándolo con sus uñas mientras Octavia dejaba salir otro gemido que más la enloquecía. Esos dedos curiosos bajaban aún más y sentían sus ya húmeda cloaca que, sin necesidad de aplicar la más mínima fuerza, dejaban entrar a esos traviesos dedos tanto como deseasen; y justamente eso hicieron. Mientras más jugaban dentro de su cloaca más húmeda se ponía, Octavia no podía parar de gemir hundida en el placer mientras se agarraba con fuerza de él. -¡Papá...! -Dejó salir en un gemido-. Tan rápido como un choque térmico provocado por un balde de agua fría, Stolas volvía en sí y como si nunca se hubiera ido, parecía estar consciente de lo que había pasado todo este tiempo; pero extrañamente no tenía pensamientos de detenerse o claudicar. Sin embargo, si provocó que se detuviera por un instante -suficiente para que una conversación pudiese colarse entre ellos, pues ella se percató y aprovechó para preguntar. -Pa... ¿Así es como se sintieron? ¿Tú y Blitz? ¿Así te sentiste al escuchar a tu corazón? Dime, ¿Enserio está pasando todo esto? -Solo si así lo quieres. -Replicó el-. -Tengo miedo. -Papá está aquí. Entonces ambos se volvieron a besar. A pesar de haber sido un beso cualquiera si le comparase con el primero, eso no arrebataría de ella el sentimiento de tranquilidad. Como en aquellas noches donde su padre la acompañaba para decirle que no había monstruos debajo de su cama. Stolas entonces le dio la indicación a Octavia de recostarse en la cama adecuadamente y ella obedeció delicadamente, cada segundo que pasaban sin hacer algo lo sentía como un castigo pues enfriaba su mente y su cuerpo que le empezaban a preguntar qué era lo que estaba haciendo. Stolas a pesar de sentirse igual, tenía aún rastros de esa fuerza oculta que lo impulsaba a continuar, por lo que una vez que ella estuvo en posición él se postró frente a ella, pero a pesar de lo que Octavia pensaba que pasaría el simplemente se agachó; abrazó sus pies uno con cada mano y colocó su mirada en su entrepierna. Podía verse lo húmeda que estaba, y Stolas se quedaba solamente mirándola detenidamente. Lo que provocaba pudor en su hija que a cada segundo se hacía más y más preguntas, pero cada vez optaba por seguir. Así él se agachó hacia ella, lo que desconcertó a Octavia pues no era lo que ella pensaba que pasaría. Stolas empezó analizando su aroma, olfateaba toda su entrepierna, cada parte de ella. Pasaba a dar largas lamidas alrededor, como si fuese una servilleta -limpiaba su plato antes de comenzar a comer. La sensación de la lengua de Stolas excitaba a Octavia de una forma increíble que no sabía era posible. Stolas lo sabía pues al estar tomándola de los pies, era obvio para él los rápidos espasmos que tenía su hija. Una, dos, tres lentas pasadas dio Stolas con la lengua por sobre de su cloaca, y Octavia no pudo hacer más que lanzar un gemido a las estrellas, sus espasmos eran ya incontrolables y como candado empezaba a cerrar las piernas entre la cabeza de su padre mientras llevaba sus manos a su cabeza y de nuevo a la cama, sin saber de qué agarrarse, a que aferrarse. Stolas inmutable continuaba el oral con cuidado, poco a poco empujaba la lengua hacia adentro de ella, aún si él no quería obligarla, su cuerpo se entregaba por sí solo a él. Su sabor era intoxicante, sin embargo. Una mezcla del sabor de sus fluidos con el erotismo y el pecado de la lujuria daban un curso completo con una sola comida. Mientras que los gemidos de su hija servían como acompañante esencial. Su lengua seguía entrando y saliendo, rozando sus paredes por dentro de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Entonces fue cuando Stolas se sintió con la confianza de ayudarse con sus manos, usando sus dedos para abrir su cloaca y observarle por dentro con mayor facilidad y exponiendo cada parte. Allí empezó lentamente a pasar su lengua por el área interna, causándole fuertes sensaciones de placer que solo podían ser descritas como sentir el cielo sin dejar el infierno. Una gloria súbita que causaba en ella abandonar su conciencia y centrarse solamente en el placer mientras tomaba la cabeza de su padre y lo empujaba con fuerza hacia ella. Stolas seguía jugando de mil y un maneras indescriptibles, inimaginables e imposibles que llevaban a su hija de un mundo a otro de ida y de regreso mientras ella continuaba gimiendo y respirando agitadamente, lamiendo, chupando y acariciando con la lengua en un modo circular hasta que el momento había llegado y aunque ella no sabía; el sí. Ella seguía empujando la cara de su padre hacia ella gritando que por favor no se detuviera, le gritaba cuanto quería y necesitaba que no se detuviera mientras su espada se curvaba. Stolas lo sabía, su hija estaba a punto de llegar al orgasmo. Ella lanzó entonces un gran gemido mientras se corría y Stolas capturaba todo en su boca. La mente de ella se nublaba en el mar de la pasión perdida en el abismo, la sensación de clímax exquisito y sustancioso. Y su cuerpo se llenaba de espasmos corporales mientras un extraño pánico por tal nueva experiencia la hacía aferrarse a la cabeza de su padre. La sensación de desconcierto por algo jamás antes explorado pero que le traía éxtasis más allá de su imaginación, morbo que le abrazaba por completo dando así una catarsis de purificación de todas sus emociones previas dejando su mente en un limbo en blanco donde solo estaba ella. Y así, mientras concluía su orgasmo y su mente volvía a ella, Stolas se levantó y empezó a escalar su cuerpo hasta estar frente a ella. Acomodando cariñosamente el plumaje de su hija quien aún estaba recuperando energías, ella lo veía tiernamente mientras un rojo cálido pintaba sus mejillas. Su pecho se alzaba con cada respiración y sentía como si su corazón fuera a estallar. -Mi querida Via, toma tu tiempo, estoy aquí para ti. -Susurraba Stolas a su hija mientras terminaba de acomodarle el plumaje de su cabeza-. Ella seguía temerosa de cualquier pausa, no podía explicárselo a sí misma pero cada momento de calma era como una oportunidad para que la culpa y la duda tomaran su corazón y lo obligaran a detenerse por completo, por lo que tan pronto escuchó las palabras de su padre lo tomó nuevamente y lo besó. Stolas respondió el beso gentilmente y nuevamente sus esencias se mezclaron. Octavia no podía evitar dejar salir una lagrima de uno de sus ojos, mientras se aferraba a ese beso como si fuese el último que daría en su vida. Cuando finalmente terminó y se separaron una vez más, Stolas se percató de aquella lágrima sigilosa y preguntó. -¿Via-? -Tómame. -Respondió Octavia interrumpiendo en un tono de voz casi mudo-. Stolas simplemente giró la cabeza hacia un lado para indicarle que no había escuchado. -¡Quiero que me tomes! Hazme tuya, quiero que me enseñes como se siente, quiero que seamos uno para siempre. -Gritó Octavia-. Por favor. Dijo como si quisiera evitar sollozar. -Mi estrella fugaz... Volvieron a besarse tiernamente y así Stolas fue acomodándose entre las piernas de Octavia y empezó a aproximar su pene hacia su intimidad. Ella aún estaba nerviosa pues se aferraba fuertemente a él. Stolas la empezó a penetrar lentamente, lo que provocó que Octavia se soltara del beso permitiéndole lanzar un nuevo gemido de placer desconocido apoyando su cabeza contra la de él, quedando con la boca bien abierta y la lengua de fuera como si fuese un perro jadeando. Ella sin pensarlo con sus muslos empujó las nalgas de su padre para que la penetrara de golpe; cosa que solo amplificó su placer, pero también despertó una borrosa confusión con el dolor. Era su primera vez. Este pensamiento llevaba todo el acto en su mente, pero al fin había concedido el clímax de su conciencia. Un momento tan importante en la vida de toda persona, la primera vez que se entrega en cuerpo y ser a otro. Siempre diciéndose que debe guardarse para la persona más especial y la que creas de verdad amar; que momento más propio que este, el entregarse a su padre que tanto ha amado desde niña, el primer hombre que la cuidó en todo momento y que a pesar de la adversidad siempre estuvo a su lado. Que mejor forma de pagar una vida de cariños incondicionados que con su propia carne; su propio amor. Aquella súbita molestia desaparecía al corto tiempo mientras él hacía una penetración y movimiento constante donde cada suave o dura embestida era recibida por ella a puertas abiertas y rogando por más. Su pene dentro de ella era abrazado por cálidas palpitaciones. El cuerpo de ella tratando de capturarlo dentro, pero sin ser capaz de frenar cada salida. Al cabo de unos minutos Octavia volvía a tener otro orgasmo. Podía jurarse a sí misma que fue más intenso que el anterior. Y así como todo continuaba su curso, pasó el tiempo necesario para que se empezara a escuchar los jadeos de Stolas, sus propios gemidos. Él sabía que era su turno y saber que se correría dentro de su hija; aunque deseoso, también le aterraba la idea. Pero quizá fue el destino o la intuición femenina de su pequeña que, así como le había atrapado una vez, volvería a hacerlo. Forzándolo a quedarse dentro de ella. Lo que al poco tiempo dejó en claro lo que pasaría. Y así Stolas por primera vez en ese acto tuvo la oportunidad de tener un orgasmo para sí, gritando el nombre de su hija mientras eyaculaba sin poder detenerse y llenaba a su hija con su semen. Octavia al sentir su cálida semilla también gritó de placer, pero ya era imperceptible saber si solo gemía o gritaba al unísono con él. El cuerpo de Stolas también se arqueaba de una y otra forma mientras se corría, su mente gritaba de placer y éxtasis de saber que lo había hecho aún si su conciencia estuviera en un pánico total. Él quería seguir corriéndose hasta perder la razón. Pasado un breve tiempo después, permitiendo a Stolas y Octavia recuperar un poco de fuerza en una buena merecida calma y silencio, él al fin pudo salir de ella, permitiendo que el semen que no había podido entrar escurriese de su cloaca. Y mientras tanto. ellos se veían y veían sus cuerpos, mientras por fin el cuerpo de Stolas cedió y quedó recostado a un lado, pero a su vez aún sobre de ella, llevándola a girar la cabeza para no perder el contacto visual mientras mutuamente acariciaban su plumaje. -Te amo. Fue lo último que dijo Octavia a su padre mientras descansaban. Y con forme sus mentes se volvían frías y sus conciencias se recuperaban de la locura poco a poco se levantaban y sentaban en la cama; uno de cada lado. Stolas tomó su teléfono que se había caído en el acto sexual y mostraba que la comida había sido entregada hace tiempo. "Probablemente recibida por un empleado." Pensó el en su mente. Ella continuaba desnuda mientras ponía sus manos en su pecho. Quizá para saber si esto había sido un sueño o en verdad había pasado. -Creo que aún podemos cenar, ¿No crees? -Preguntó Stolas mientras se ponía su bata nuevamente-. Octavia seguía en silencio. -Deberíamos tomar un baño, puedo esperarte en el comedor. -Continuó el sin esperanza de una respuesta-. Entonces Stolas se puso de pie y caminó hacia la puerta. Salió en silencio y cerró lentamente la puerta viendo a su pequeña darle la espalda mientras la cerraba. ¿A caso había sido todo un terrible error? Se dirigió de regreso a su alcoba con este pensamiento en su mente. Una vez él había salido de la habitación ella revisó su teléfono, que solo contenía una notificación. Sabía que debía responder aquel mensaje, pero simplemente apagó el teléfono y se levantó. Caminó hacia su propio baño y mientras lo hacía tocó delicadamente su cloaca, que aún se sentía húmeda y un tanto viscosa, pues era el semen de su padre que aún quedaba. Volteó a ver su cama que hacía hecha un desastre de colchas y cobijas y de almohadas, llevó su mano de regreso a su pecho agachando la cabeza y se encerró en la ducha. Ambos pasaban por el principio de una resaca moral que tomaría gran esfuerzo de los dos poder superar. El fuego de la pasión te puede quemar si estás demasiado cerca y ellos abrazaron esa llama con todo su cuerpo. Escucharon a sus impulsos y ellos les guiaron por el camino que deseaban andar aún si se decían el uno al otro que no es así. Ahora deben hablar con sus corazones, enfrentarse a sí mismos y aceptar lo que son o encontrar la forma de generar la canalización necesaria para continuar sus vidas ahora que se habían unido en un ser. O de expiar sus pecados y sufrir las consecuencias. Brasas en duelo: Stolas Stolas se dirigió a su regadera y encendió el agua fría para tratar de distraer su mente, esto al inicio funcionaba mientras empezaba a recorrer su cuerpo con sus manos para que el agua tocase todo, como si tratase de expiarse de esa forma de las impurezas que sentía en su interior. Pero poco a poco, así como su cuerpo se acostumbraba a la temperatura helada del agua, su mente se volvía a liberar trayendo de inmediato los recuerdos de lo recién sucedido. Sus manos recorriendo su cuerpo ahora se sentían como las de su hija, el agua se sentía como el sudor de sus cuerpos, y su mente se llenaba de pensamientos de arrepentimiento y culpa inexpiable que lo obligaba a sentirse con las ganas de arrancarse la piel. El agua recorriendo su rostro le hacía ver como si llorase aún al no estarlo haciendo. Los recuerdos de una niña inocente se cambiaban por los del pecado lujurioso que ahora adornaba la imagen de su pequeña estrella. El agua recorriendo su cuello se sentía como sus besos, sus brazos eran los de ella, el agua en su boca eran los labios húmedos de aquel primer beso. Poco a poco estos recuerdos le volvían a producir una erección, por lo que el agua que recorría su pene aumentaba la intensidad -trayendo el recuerdo del cálido interior de ella. Ya ni siquiera se molestaba en hacer uso del jabón, shampoo o acondicionador. Solo podía dejar que el agua siguiese acariciándole el cuerpo continuamente -hasta que logró las fuerzas suficientes para cerrar la llave. En su mente sin embargo seguía escuchando todo lo que escuchó hace unos momentos, los gemidos de su hija; las suplicas de intenso amor y fornicación, casi de una forma enferma escuchaba su voz, esa voz dulce. La escuchaba como si estuviese aun a su lado susurrándole al oído. El solo pudo salir de su regadera hasta unos minutos después. Se vistió nuevamente con su bata y salió de su habitación. Pero se quedó inmóvil afuera de esta, asomándose ligeramente por el borde de la esquina de la pared -para ver si podía espiar el fondo del corredor donde el comedor se encontraba, trataba de no ser el primero en llegar y enfrentarse a la inevitabilidad de cenar solo. No tenía remordimiento alguno por dejar la comida desperdiciarse si ese era el caso. Momentos después se fijó que, del cuarto de Octavia, la puerta también se encontraba abierta y se asomaba ella viendo al mismo punto que él. Automáticamente entendió que ella planeaba lo mismo que él, y que esto era un punto muerto; tierra de nadie donde alguno de los dos debía ceder para dar paso al otro. Dejó de asomarse, tomo aliento con fuerza y profundidad; llenando sus pulmones con aire, y dio el primer paso hacia el corredor. Al llegar a la puerta del cuarto de Octavia se esforzó por seguir viendo hacia el frente, como ignorante de lo que había visto -y se siguió encaminando, escuchando los pasos de ella siguiéndole por detrás, aunque esto fue solo por un tiempo, asumió que se detuvo para dar espacio entre su llegada y la de ella. Un imp, empleado de la cocina, le hizo reverencia al llegar y sin decir una palabra se adelantó a tomar la comida que inmediatamente puso de nuevo a calentar para su consumo -mientras Stolas tomaba asiento. Colocó sus codos en la mesa y apoyó su cabeza en sus manos. Estuvo así inmóvil por unos minutos en lo que el imp volvía con la comida ya calentada. Alzó su mirada y vio a Octavia que se apoyaba en la pared viendo fijamente la comida, también se percató que al momento que sus ojos se encontraron, ella evitaba la mirada casi de inmediato. Stolas sirvió dos rebanadas; una por plato e hizo un gesto con la mano a ella para que se sentase a comer. Cuando ve que Octavia se sienta a su lado; el entonces empieza a comer, dejando su mirada fija en su plato, en completo silencio. Ninguno se atrevía a romper el imponente y profundo silencio, el vapor que salía de la pizza recalentada en espirales se elevaba al cielo simbolizando; al resolverse en nada, la efimeridad de las cosas. Era triste ver aquella escena; padre e hija negándose toda interacción, a cada momento las penas hallábase más pesadas -un aire tan denso que agobiaba a cualquiera que presenciara la situación. Al cabo de un tiempo, ambos se levantaron por fin de la mesa. -Buenas noches, Octavia. -Mencionó en voz baja, viendo al lado opuesto a ella, pues no deseaba verla-. -Buenas noches, papá. -Respondió ella en un tomo similar; y como él, evitó verle a la cara-. Ambos se retiraron a sus respectivas habitaciones y la noche pasó como cualquier otra. *** A la mañana siguiente Stolas se levantó como cualquier otra mañana, tomó sus pastillas y se dirigió a su biblioteca una vez más. Revisaba sus libros en busca de algo que le ayudase a iniciar la mañana en un tipo de trance lector que evitara que cualquier pensamiento o recuerdo llegase a su mente; o peor aún, a su conciencia. Curiosamente se percató que un libro; Las plantas del amor, estaba ligeramente desacomodado, pero en vez de traerle alguna sospecha, tenía tantas ganas de no pensar -que solo lo vio como algo chusco y una coincidencia ridícula; él tenía experiencia con las plantas conocidas en el mundo humano como afrodisiacos, pero también sabía que no había forma de que surtieran efecto con los demonios, pues ellos no poseían la misma química y sus cuerpos eran más resistentes a influencias externas. Incluso recuerda haberlo intentado usar con Blitzo en algún momento, lo que a cierta forma le hacía ahora desear que la noche de ayer fuese provocada por ello; para de alguna forma poder expiar su culpa hacia algo más, pero tampoco podía creer que su hija fuese capaz de esos actos; pues no encontraba explicable que así fuese. El inició el acto y eso le daba una sensación de culpa suficiente para ignorar cualquier posibilidad de una tercera influencia que afectara no solo a él, sino también a su pequeña. Después de una auto deliberación en su mente, optó por simplemente ignorar lo sucedido y continuar con su ritual de lectura como cualquier otro día, curiosamente no se percataba tampoco de que no había colocado música a reproducirse o algún tipo de incienso que con sus delicados olores ocasionalmente adornaba la sala. Finalmente tomó un libro cualquiera que empezó a leer desde una página cualquiera. Mientras trataba de concentrarse en su lectura el profundo silencio de la sala le hacía oír cosas que su mente se imaginaba, y como era de esperarse solo podía imaginar la voz de ella. Las palabras del libro eran imperceptibles para sus ojos y era más bien como si lo que leyera era una explicita recapitulación de su aventura carnal. Cada que llegaba a un momento clave donde Octavia le había hablado, él podía escuchar su voz delicada repetir esas mismas palabras, "Te amo", "Tómame", y más. La ausencia de un aroma que adornase le hacía recordar los olores de ella, el olor de su plumaje, de su boca, de su intimidad. Pero Stolas ya no parecía pelear contra estos pensamientos como la noche anterior, pensaba que si solo los ignoraba pasarían tarde o temprano como un tipo de trastorno post traumático del que se podría salir. Pobre de él que no quería aceptar que sabía que eso no pasaría. Pero él estaba dispuesto a negociar con su conciencia, le dejaría inundarlo de memorias hasta que se acabaran las cosas que recordar a cambio obtener su tan buscada paz. Él quería con todo su ser pensar que de esta forma sería más fácil, aunque también fuese más doloroso. Ya había dejado atrás la negación, había hecho la paz con su ira autoinfligida por el remordimiento. Esperaba que este paso fuese más fácil que los anteriores y que esto permitiera que su mente y cuerpo pudieran de verdad descansar un poco de tan agresivo martirio. Podía verse como simplemente viajaba de hoja en hoja de ida y de vuelta, ya era obvio que no se esforzaba si quiera en intentar leer lo que tenía enfrente y hacía como que leía solo para aparentar. Stolas parecía estar en un estado que solo podría describirse como zombificado. Esto sin embargo no tardó en molestar al mismo Stolas, que después de tratar de enfocarse en su lectura nuevamente y fracasar, le provocó un inmediato asco que lo levantó de su silla; y dejando caer el libro en esta misma se marchó de allí, y se dirigió a su invernadero. Al llegar allí, inició con la rutina típica que hacía cada que estaba en ese lugar. Se puso a regar las plantas, a otras les dio de comer. Veía cada flor y cada planta y cada brote y retoño con cuidado, con atención. Se deshacía de alimañas o de hierba dañina y se ponía a pensar en alguna forma de volver esto una alegoría a como se sentía; quería quitarse la peste, la hierba mala, el insecto o lo que fuese que le provocaba estos sentimientos encontrados. Parecía como si las pastillas que tomaba todos los días ya no surtían efecto en lo más mínimo y dejaban a Stolas expuesto a todos esos sentimientos de autodesprecio y autodestrucción. Cerraba los ojos y se imaginaba siendo devorado por una de sus plantas y acabando con su tortura. Sentía que estos sentimientos lo carcomían por dentro como un parásito hace a los gusanos; que convierten en nido para sus larvas y estas larvas se encargan de eliminar sus entrañas poco a poco, extendiendo el tiempo que le quedaba de vida tan solo lo suficiente para poder alcanzar la madurez. En un momento decidió sentarse junto a varias de estas plantas casi como jugando a la ruleta rusa y apostando si una de ellas leería su mente y le ayudaría a acabar con el dolor. Claro que al cabo de un largo tiempo nada sucedió y Stolas simplemente estaba en el suelo en posición fetal tratando de no romper en llanto mientras su corazón le quemaba con gran fuerza desde su interior. Después de unos minutos se puso de nuevo de pie, prefirió retirarse también de allí. Mientras que su mente seguía y seguía dando vueltas a los hechos. Lo que el aún no se daba cuenta es que en efecto; algo estaba por nacer dentro de él, pero primero debía estar listo para afrontar la verdad y la realidad, dos cosas que tanto miedo le han causado desde pequeño. Saliendo del invernadero se encontró con uno de sus empleados. -Disculpa, ¿Podrías informarme de la ubicación de Octavia, sigue en su habitación? -Ordenó con una voz seria y casi agresiva-. -La princesa Octavia salió hace unos momentos, pero no mencionó a donde. -Rápidamente respondió el imp-. También le estábamos buscando a usted para reportarle que vinieron de la residencia de su esposa para llevarse sus cosas. -¡EX-ESPOSA! -Reafirmó Stolas molesto-. Recuerden que esa mujer ya no pertenece a este palacio. -Entiendo señor, lo siento señor. También le hago saber que su exesposa vino con sus empleados para supervisar. -Háganse cargo, no me necesitan para eso. -Si señor. Stolas no tenía el tiempo o la energía para lidiar con Stella. Estaba más enfocado en Octavia quien había salido sin avisarle. Sacó su celular y le marcó a Blitzo. -Stolas, que raro que llames a esta hora, no puedo cogerte hoy, tengo trabajo. -Se escuchó a Blitzo decir-. -No te estoy hablando para eso Blitzo, necesito contratar tus servicios de guardia nuevamente. La seriedad de la respuesta además de la carencia de algún chiste o comentario homo erótico fue suficiente para sorprenderlo. -¿A dónde vamos esta vez? -Necesito que averigües donde está Octavia y la sigas para que vuelva a casa a salvo. -Sabes que el infierno es muy pinches grande y hay varios putos círculos. Te recuerdo que no hacemos tarea de detective privado. -Pues muy mal, entonces no tendrás dinero. Se pudo escuchar un quejido molesto del otro lado de la línea, que era Blitzo tratando de no dejarse llevar por su avaricia para aceptar el trabajo. -Bien, bien, como sea. Cuidaré a tu hija. -Muy bien. -Concluyó Stolas que colgó la llamada de inmediato-. *** Mientras tanto en las oficinas de I.M.P., Blitzo hacía llamar a Loona a su oficina. -Heeeeeeey Loonieee, tú eres amiga de la hija de Stolas, Hortensia o como se llame. -Exclamó burlón-. -Octavia, idiota. ¿Y eso que? -Le veía Loona indiferente-. -Si, tienes un trabajo mientras yo hago el mío, solo encárgate de encontrarla y que nada le pase. Rastréala o algo, ya sabes, como un perro. -comentó sarcásticamente-. -Eres un imbécil Blitz. -Y yo te amo a ti Loony. *** De vuelta en el palacio Ars Goetia, Stolas trataba de relajarse un poco mientras buscaba como distraerse en lo que volvía Octavia y se retiraba Stella. -Pero miren que tenemos aquí. -Se escuchó una voz femenina decir-. -Stella. -Stolas. Stolas seguía su camino tratando de ignorarla y alejarse de ella lo más pronto posible. -¿El patético hombrecillo no quiere verme a la cara? -No tengo tiempo para ti hoy, Stella. -Nunca lo tuviste, siempre estas ocupado con tus estúpidos libros, plantas o cogiéndote a un imp. -Que creativamente original Stella, como si no lo hubieras dicho ya un millón de veces. -Lo diré hasta que me aburra de decirlo. -Pues que sea pronto. -Sabes que esto no acabará pronto. -Esperemos el momento donde eso me importe entonces. Ahora deja de molestarme, tengo cosas que hacer. Ambos se fueron por su lado. Stella; aprovechando que Stolas le evitaría por el resto del día, se dedicó a peinar el palacio. Aun cuando sus empleados estaban allí para llevarse sus pertenencias, ella quería asegurarse de que no dejaría escapar alguna cosa con la cual hacerle daño a Stolas más adelante. Dando vueltas por el palacio ella se encontró con que todo estaba tan normal como siempre. Vio la basura de la pizza de anoche; vio las plantas, la habitación de Stolas, e incluso revisó la habitación de Octavia, esta con un poco más de detalle, pues cualquier cosa que ayudara a alejarlo de Octavia también sería una victoria para ella. Gracias a la efectividad del personal no logró dar con muchas pistas que le dijeran algo de importancia, pues la habitación ya había sido limpiada. Pero si alcanzó a escuchar a un imp de limpieza hacer un comentario en chisme con otro imp. -Te digo, la princesa Octavia trajo a alguien anoche, estoy casi segura, podías olerlo, fue una pesadilla quitar el aroma. -Se escuchaba al imp decir en un volumen casi inaudible-. -Tuvo que ser en la mañana o madrugada, anoche solo cenó con el príncipe Stolas y se fue a dormir. El cocinero dijo que ni se dirigieron la palabra en toda la cena. -Replicó el otro imp-. -Si el príncipe se entera... -SI se entera, no es de nuestra incumbencia decir nada a nadie. Casi como anillo al dedo para Stella, esta conversación le había dejado en bandeja de plata lo que ella necesitaba. Octavia aún tenía 17, y, por lo tanto, cualquier acto sexual aún era mal visto por la sociedad, incluso en el infierno. Ahora solo tenía que saber con quién se había acostado, pero no recordaba que Octavia tuviera novio, mucho menos un amante; ni un amigo que le pasara por la mente. Pero eso no le importaba, solo era cuestión de averiguar cómo demostrarlo y podría usar eso para demostrar que Octavia no podía vivir con su padre. Después de que se marcharan los imps Stella se dedicó a investigar la habitación con detenimiento, pero el buen trabajo del personal no le dio ninguna evidencia nueva. Por parte de los imps, además -se habían percatado de la presencia de Stella en la habitación, por lo que hicieron su propia contrainteligencia, espiándola mientras hacia su meticulosa investigación, al par de horas Stella se marchó del palacio sin encontrar nada. La telaraña de desinformación se había empezado a materializar, y era solo cuestión de tiempo para que la lluvia se llevase esta telaraña y dejara al descubierto la verdad. Ya próxima la tarde-noche, fue cuando volvió Octavia. Stolas recibió una llamada de Blitzo. -Tu hija está en casa sana y salva. -Gracias Blitz. -Stolas inmediatamente colgó la llamada-. -De nada, imbécil. -Dijo Blitzo al ver que le colgaron la llamada casi de inmediato-. ¿Y bien Loony? ¿Te divertiste? Loona simplemente volteó a ver a Blitzo con una mirada asteada que ocultaba preocupación. De vuelta en el palacio de Stolas, Stolas se dirigió rápidamente hacia la habitación de su hija para fingir que no sabía si estaba o no ella en casa. -Hola papá. -H.... hola Via, creí que estabas en tu habitación. -No, salí con una amiga. Stolas estaba empezando a sudar, todo el día estuvo pasando por una pesadilla viviente de sentimientos de todo tipo, que al final le habían llevado a la aceptación de lo que había pasado la noche anterior; y quería hacerle saber a Octavia que todo estaba bien. Mientras tanto en su interior él sabía que lo que en verdad quería decirle era que aceptaba que había despertado sentimientos por ella y que estaba listo para hacerse responsable de lo que había sucedido. -Via, yo. -Oye papá, ¿vemos una película? Ayer quedamos de verla, pero nunca lo hicimos. -Octavia interrumpió-. -Claro, ¡Claro! Octavia sonrió y se acercó a su padre, al estar uno frente al otro se paró en puntillas y le dio un corto y fugaz beso en el pico a Stolas. De allí se dirigió a la sala a esperarlo. Brasas en duelo: Octavia Octavia que se había encerrado en la ducha, y llevado su mano a su pecho después de haberse manchado con algo del semen de su padre, mantenía la cabeza agachada con cierta felicidad -una sensación de realización casi preocupante para cualquier espectador de algo semejante a lo sucedido esa noche. Pero ella sentía paz fluir a través de su cuerpo, al punto de tener una cierta curiosidad de conocer el sabor de él. Lentamente fue levantando su mano que llevó a su boca y lamió sus garras. No podía decir exactamente que le había gustado o disgustado; a decir verdad, al aún estar algo excitada su mente, no registraba realmente el sabor. Pero su calidez era suficiente para llenarla de morbo. Pensaba en si quedaría preñada. Se imaginaba con una hija idéntica a ella cuando era bebé y se imaginaba al mismo Stolas que ella veía cuando era niña; pero esta vez a su lado, cuidando de esta nueva vida. Pensaba que; si esa profecía se cumplía, podría finalmente dejar atrás la vida a la que tanto odio tiene, asegurarse de que aquellas pesadillas donde su padre no aparecía por ningún lado no se cumplieran pase lo que pase. Octavia entró a su regadera y dejó el agua correr sobre su cuerpo. Sentía el agua cálida como las caricias de su padre, sentía pasar el agua entre su plumaje igual que como sentía las garras de Stolas rozar su cuerpo desnudo. Se abrazaba a sí misma y tocaba cada centímetro de su cuerpo solamente para mantener viva la imagen de ellos en la cama hace solo unos instantes. Mientras el agua recorría su cuerpo y las gotas tibias resbalaban por sus pechos ella se complacía pasando sus dedos alrededor de sus pezones con una mano mientras con la otra se continuaba tocando a ella misma y se seguía penetrando con las manos. Pero debido a que la sensación simplemente era un espejismo de lo que en realidad fue, el placer le duró poco esta vez. Pues su mente se desviaba a un recuerdo más importante aún. Lo que la había hecho llegar a este punto y la razón de ser de que ella pudiera realizar su hazaña. "Recuerda, funciona con cualquier ser infernal, pero si el sentimiento no es genuino, las consecuencias serán el odio, el rechazo, la pérdida. Aquel ser al que amas; si no te ama, nunca lo hará y obligarlo solo lo alejará más de ti. Solo si estás dispuesta a esta apuesta deberás usar esto. O si no te importa realmente esa persona y solo deseas usarla para tu propio placer." Ella estaba segura de amar a su padre, ella estaba segura de que él la ama a ella. Sin embargo, su mente se llenaba de la inevitable posibilidad de que todo saliera mal y que lo perdería para siempre por culpa de su miedo y su impulsiva actitud. Se niega a creer que; al final de todo, que después de todo, el esfuerzo fuese en vano. No sabe que haría en el caso de que eso pasara. Solo sabe que lo hecho, hecho estaba y que sin importar el resultado debía aceptar las consecuencias. El agua seguía recorriendo su cuerpo mientras ella inevitablemente empezaba a sollozar de rabia. Ella está segura de amarlo y que él la ama a ella. No aceptaría jamás la posibilidad de un mal resultado. Todo lo que se esforzó, sacrificó y se arriesgó para nada era algo que no podía aceptar en lo absoluto. Octavia se negaba a odiarse a sí misma por el fracaso de sus acciones, creía que si en realidad todo esto fallaba sería culpa de la vendedora. Cuestionaba si había investigado suficiente; pero con Stolas prácticamente adherido a su librería debía hacer lo que pudiera con el limitado tiempo que tuviese. Haberse enterado que las plantas afrodisiacas de los humanos no surtían efecto en ellos fue bastante desolador, pero que un par de palabras mágicas y productos del infierno pudieran hacer de esto algo efectivo sonaba demasiado bueno para ser verdad. En todo caso el hechizo sería el culpable y la planta simplemente un efecto placebo. ¿Acaso era todo demasiado bueno para ser verdad y resultó engañada? ¿Qué es lo que en verdad estaba pasando? La inseguridad le traía ira, y esa ira le traía ansiedad. Todo estaba saliendo como lo había planeado y era claro que surtió efecto. Pero Stolas no es un tonto; ¿se daría cuenta? Si se dio cuenta entonces habría seguido por decisión propia y eso, aunque la ponía en riesgo de ser descubierta, significaría que el sí la ama de esa forma y que todo saldría bien al final. O si funcionó, pero él no la ama tanto como ella cree y al terminar el efecto ella lo perdería para siempre. Pensamiento tras pensamiento inundan su mente en la desesperación mientras con ira y rabia se seguía negando a creer que todo habría sido para nada. Terminó a medias de bañarse. Volvió a su habitación para ponerse un pijama y aprovechó para retirar de la cama las cubiertas que habían quedado manchadas, junto con cualquier evidencia clara que pudo encontrar. Aun cuando ella no quería o se atrevía a ir a cenar, la verdad era que tenía hambre, por lo que sutilmente se asomó hacia él comedor, al ver que aún no llegaba Stolas volvió a cerrar su puerta, recargándose de espaldas contra ella esperando escuchar los pasos de su padre como señal para volver a salir. Después de unos minutos escuchó dicho sonido, unos pasos lentos anunciaban a ella que Stolas se dirigía al comedor, por lo que sutilmente volvió a abrir la puerta y le siguió por detrás, a un ritmo un poco más lento que el suyo, abrazándose a sí misma como si se sintiera culpable, o castigada. Ver a su padre de espaldas le dio una sensación intimidante, como si lo sintiera molesto; enojado. Sentimientos que le reafirmaban que todo estaba listo para salir mal en cualquier momento y que lo perdería todo por su impulsividad e inmadurez. Se detuvo en seco casi al final del pasillo dejándose recargar en la pared mientras lentamente soltaba su cuerpo. Su mente peleaba por decidir si debía o no cenar con él, o si fuese más prudente esperar a después. La incertidumbre le carcomía por dentro. Al oler la comida alzó la mirada para ver que Stolas ya hacía sentado desde hace quien sabe cuánto tiempo, la pizza humeante ubicada frente a él mientras servía una rebanada en cada plato. Octavia entendió el gesto como una invitación, lo cual calmó sus ansias por un momento en lo que se reponía y se acercaba a la mesa. Ambos se sentaron entonces a cenar en silencio. Octavia no se atrevía a romper el imponente y profundo silencio, ella veía el vapor que salía de la pizza recalentada que en espirales se elevaba al cielo simbolizando; al resolverse en nada, sus sueños siendo destruidos por sus miedos. Era triste ver aquella escena; padre e hija negándose toda interacción, a cada momento las penas hallábase más pesadas -Un aire tan denso que agobiaba a cualquiera que presenciara la situación. Al cabo de un tiempo ambos se levantaron por fin de la mesa. -Buenas noches, Octavia. -Mencionó en voz baja Stolas viendo al lado opuesto de ella pues no deseaba verla-. -Buenas noches, papá. -Respondió ella en un tomo similar; y como el, evitó verle a la cara-. Ambos se retiraron a sus respectivas habitaciones y la noche pasó como cualquier otra. A la mañana siguiente Octavia se despertó algo temerosa, no quería ni salir de su cama, pero se sentía con la necesidad de abandonar la casa lo más pronto posible para evitar ver a su padre; que por la hora que era seguramente ya se encontraba en su librería o su invernadero cuidando de sus plantas. Su conciencia aún no la dejaba en paz respecto a sus inseguridades, consecuencia de lo que hizo. Se vistió rápidamente y usando uno de los hechizos que aprendió del Grimorio de Stolas, conjuró un portal hacia el piso de la lujuria, para encontrarse con esta vendedora misteriosa y conseguir más información respecto a lo que podría pasar ahora. Pasar por las calles de este piso solo podría explicarse como indescriptible, no hay nada que las palabras pudieran converger para dar una idea congruente de la cantidad de actividades pecaminosas e inmorales que se podían observar en cada esquina y callejón. Humanos y demonios llevando a cabo sus más profundos deseos a la vista de todos los que estuvieran interesados en espiar. En medio de este piso puedes encontrar Ozzie's, este edén del pecado es casi como el monumento que representa todos los deseos adúlteros imaginables e inimaginables. Después de una larga caminata por estas calles al fin lo encontró. "Bewitched botanicals" podía leerse en la ventana de la puerta del local. Una puerta de un color rosado con leves influencias púrpura que parecía como si estuviera hecha de terciopelo, en las ventanas laterales a esta podía verse el interior de la tienda como una extraña mezcla de farmacia con laboratorio, gases de colores salían de distintos frascos mientras una creatura demoniaca hacia mezclas con matraces Erlen Meyer al fondo. Octavia volteando a todos lados para asegurarse de que no había sido seguida por alguien, se apuró a entrar. El tenebroso tintinar de una campana suena en ese instante y la mujer tras el mostrador voltea a verle. -Pero si es la princesa otra vez, que estés aquí me dice que mi producto te funcionó. -Se le escucha decir en un tono casi erótico-. -Vine porque tengo cosas que preguntarte. Y necesito que me digas la verdad. -Respondió Octavia con un tono de voz alzado; casi como si intentara dar una orden-. Pero la inseguridad en su voz hacía suficientemente obvio el miedo que sentía en su interior. -Supongo que quieres saber cómo funcionó. Pero primero dime, ¿Con quién fue? ¿Quién levantó tanto tu interés que te atreviste a obligarlo a acostarte contigo? Eres una princesa Goetia; no es exactamente una familia que requiera recurrir a la violación -aunque tampoco es algo que me importe. -N....no lo violé, tu misma dijiste que si me ama funcionaría. Así que no obligué a nadie a nada. -Dije que las consecuencias si esa persona no te ama podrían ser desastrosas. Velo como una resaca moral, la otra persona se va a cuestionar el cómo o por qué hizo las cosas. Y si esa persona no se veía teniendo sexo contigo obviamente asumiría que hiciste algo con él. A menos claro, que sea un completo idiota. -Pa... ÉL no es un idiota. -Pues en este momento deberá estar tratando de averiguar porque hizo lo que hizo. Pero no cualquiera reacciona bien a ser manipulado. -No me ha explicado cómo funciona. Leí un libro sobre las plantas humanas y decía que no surten efecto en nosotros los demonios -Casi gritando dijo Octavia tratando de volver a tener el control de la conversación-. -Nosotros que venimos del mundo humano tenemos en nuestro mundo muchas plantas que reaccionan a nuestros cuerpos de formas lascivas, se le llaman afrodisiacos. Estas plantas, aunque no manipulan nuestras mentes si nos hacen más susceptibles a pensar de forma sexual, nos ayudan a durar más tiempo o alcanzar mejores orgasmos, pero; como dices, descubrí que no afecta a los demonios -aunque poseen las mismas cualidades psicológicas que nosotros, como el deseo. Maldita sea; los pisos literalmente llevan por nombre todo aquello que nos gusta hacer para alcanzar el placer personal. No son realmente susceptibles a estas plantas de la misma forma; si, de hecho, podría decirse que son completamente inmunes a cualquier influencia de origen terrenal. Pero en la búsqueda del placer en este mismo infierno existen sus equivalentes, no solo en la flora si no en las artes oscuras que nosotros solemos llamar magia. -No... sabía que existen plantas así aquí. -Replico intimidada Octavia-. -Se te nota cariño. Buscaste bien, pero en el lugar incorrecto. -La vendedora toma un gran respiro y continua-. Sin embargo, estas plantas no eran del todo suficiente, y cuando descubrí que aquí también existen su propio tipo de drogas me puse a investigar. De allí salió el bálsamo que te vendí. -Entonces ¿Por qué me dijiste todo eso de las consecuencias y magia? -Mercadotecnia, tienes que saber vender tu producto pequeña. Podía verse en Octavia una cara que mezclaba frustración con alivio y molestia, completamente hastiada ahora que se daba cuenta que no solo había investigado de forma completamente inútil, sino que también fue engañada por la vendedora en el cómo funcionaba el producto. Ella continuó: -Pero eso no significa que no existen consecuencias, por eso estoy aquí; primor. Si esa persona no sabe lo que hiciste y se entera, no creo que lo tome a bien. -Y no vendes algo para hacer a alguien olvidar seguramente. -No sabía que la familia Goetia fuera tan cruel. Explicaría porque tu abuelo es tan cercano a Lucifer. Creí que sería una rueda de poder o un amorío homosexual, pero tu familia si es cruel. -Soltó una carcajada-. -Solo... debe haber algo que pueda hacer en caso de que algo salga mal. Debe haber algo que arregle las cosas si algo llega a pasar; no entiendes, no puedo perderlo. La preocupación de Octavia le atraía, era casi como fomentar la curiosidad de un niño pequeño. Le decías de la comida más dulce y más la quería probar. Pero una parte aún humana en ella le decía que fuera sincera. -Si no hubiera consecuencias no existiríamos tú y yo, o este lugar. Es algo que debes aceptar preciosa. Octavia seguía sin querer aceptar esas palabras y se negaba a afrontar problemas. Podías ver ese dolor en su mirada. Al final agradeció se retiró. Al salir de la tienda se preparó para abrir un portal de vuelta a casa cuando Loona; que estaba recargada en la pared al lado de la entrada, se hizo notar. -Octavia. -¡CHIRP! -Hizo Octavia del susto-. -¿Qué haces aquí? Me mandaron a cuidarte. -Replicó Loona-. -Puta madre, papá... -No voy a preguntar lo obvio, pero preguntaré lo obvio. ¿Qué haces aquí en lujuria? Se que estás en la edad, pero no es exactamente el lugar correcto para empezar. -No es lo que... sé que parece que... no estoy... -Octavia intentaba evadir la pregunta al mismo tiempo que retenía el coraje-. Sigo sin entender que haces tú aquí. -Ya te dije, tu padre le marcó a Blitz para que te buscara y te cuidara. ¿Tú que carajo hiciste para que tu padre se pusiera de esa forma? -¡Nada! ¡No hice nada! Por favor... por favor no digas que me viste aquí. -Octavia, no sé qué mierda este pasando, pero no te pienso ayudar si no me dices la verdad. ¿A caso no somos amigas? -Hola primores ¿Quieren un poco? -Se escuchó decir a un depravado del otro lado de la calle mientras abría su gabardina mostrando estar desnudo. Con mirada de ira Loona simplemente sacó un arma y le disparó. A lo que Octavia solo reaccionó frustrada tapando su cara con su gorra. -¿Ya nos podemos ir de aquí? Este lugar me da asco. -Replicó Loona-. Entonces Octavia abrió un portal a la habitación de Loona, en el departamento de Blitzo, en el piso del orgullo. -¿Enserio? Mi cuarto. -Burlescamente mencionó Loona al cruzar el portal-. -Si papá le habló a Blitz y él te mandó a ti entonces significa que está ocupado y estaremos solas aquí. -O puede ser que sea un huevón de primer nivel y no quiso hacer el trabajo. Ahora si me vas a decir que hacías en el piso de la lujuria, ¿Verdad? -N....No puedo... Loona molesta saca su teléfono y empieza a realizar una llamada que pone en altavoz. -Loony, mi bebé ¿Encontraste a la escuincla? -Se escucha la voz de Blitzo-. Octavia abrió los ojos de pánico y se lanzó al celular de Loona, el cual Loona quitó antes de que pudiera hacer algo. Octavia inmediatamente la vio a los ojos, los suyos llenos de rabia y de miedo, a lo que Loona solo respondió alzando una ceja, en señal de que debía declarar sus crímenes. Octavia al final agachó la cabeza en señal de que hablaría. -Cierra la puta boca Blitz, si la encontré todo está en orden. -Perfecto, que vuelva a casa. ¡Adiós Loony! Blitzo colgó la llamada. -Mira Octavia, la mierda burocrática me importa un carajo y tu familia aún más. Pero eres mi amiga. No hay nada que no puedas decirme. -Cogí... con mi papá. Loona se quedó completamente en shock, como si fuera un robot y alguien hubiese cortado la energía, estaba atónita en silencio. Como si el tiempo se hubiese detenido, se quedó un tiempo indefinido en su lugar, en silencio, con los ojos bien abiertos, pero con su mente tratando de procesar la información. Pero algo era seguro, no creía lo que escuchó. -Ok, no sé qué intentas ocultar que tengas que inventarte algo tan descabellado, pero... -¡No estoy inventando nada! Tuve sexo con mi papá, anoche, y ahora tengo miedo. -Interrumpió Octavia-. -Puta madre, ¿Qué carajo? -Por favor no digas nada a nadie. -¿En qué carajo estabas pensando? No, olvídalo, no quiero saber. -Yo... lo arreglaré todo, lo juro. Loona seguía sin creer lo que estaba pasando, pero sabía que si decía algo solo empeoraría las cosas -y era un drama en el cual no quería formar parte. -Ok, te creo, no diré nada, pero tienes que arreglar esto antes de que se te salga de las manos. ¿Entendiste? -Es lo que estaba haciendo hasta que llegaste. -Replicó molesta-. -Eso espero. -Ahora que estamos aquí... ¿Puedo quedarme unos minutos más? -Está bien, pero deberías volver pronto o van a buscarnos a las dos y no podremos tener una excusa plausible. Octavia estaba deshecha, sabía lo que había hecho y sabía que no había forma de librarse de las consecuencias si esto fuese a salir mal. Una fuerte depresión pasaba por ella como un tren por encima de una moneda descansando en las vías. Al mismo tiempo que no quería volver a casa deseaba ir con premura a ver a su padre y averiguar cómo se sentía. Si la habían descubierto, o si todo había pasado desapercibido. No había una posibilidad que no hubiese transitado por su conciencia. Loona sin saber que hacer simplemente la abrazó y la dejó descansar en ella. Pasaron unas horas de silencio en lo que Octavia aceptaba su crimen y llegaba a hacer las paces con la realidad. Ella tenía algunas cosas seguras, su amor por su padre, y el amor de él hacia ella. -Gracias, Loona. -De nada. Octavia se levantó y abrió un nuevo portal a las afueras de su casa el cual cruzó. Loona volvió a las oficinas de I.M.P. Ella estaba aún algo nerviosa, pero con seguridad en su corazón se adentró al palacio y se dirigió a su habitación. Poco después escuchó los pasos veloces de Stolas; algo que de cierta forma dulce y cálida le dio una leve sensación de risa. Entonces escuchó a su padre hablar a la par que ella se dirigía hacia él. -Via, yo... -Oye papá, ¿vemos una película? Ayer quedamos de verla, pero nunca lo hicimos. -Octavia interrumpió-. -Claro, ¡Claro! Octavia sonrió y se acercó a su padre, al estar uno frente al otro se paró en puntillas y le dio un corto y fugaz beso en el pico a Stolas. De allí se dirigió a la sala a esperarlo. La llama del entendimiento Algo tenía ese beso que Stolas se quedó plasmado unos segundos después del mismo. ¿Despertar sentimientos por ella? ¡Es su hija! Stolas en realidad seguía tan confundido y conflictuado como desde la noche pasada, y ese beso fue el catalizador necesario para darse cuenta. Su corazón seguía seguro de haber roto a su hija; su ser seguía jurando que todo era su culpa y que era su deber arreglar las cosas si no quería perderla. Pero ¿Podría arreglar las cosas? Sabía que si permitía que esto siguiera pasando todo se saldría de control y no estaba dispuesto a afrontar algo así. ¿Qué fue lo que lo hizo actuar de esa manera? El simplemente no entendía. Lo único que podía hacer era tratar de regresar todo a la normalidad y hacer como si nada hubiese pasado. Aún ser igual de amoroso como siempre ha sido con ella, pero sin ir más allá; incluyendo el no permitirle a ella ir más allá con él. Se limpió los labios discretamente y se dirigió a la sala donde Octavia ya lo esperaba sentada. Para su incómoda sorpresa Octavia había aprovechado para dejarse a sí misma semidesnuda; solo quedando puesta su camisa y; a esperanza de Stolas, su ropa interior. -¿N...no tienes frío? -Preguntó Stolas tratando de no perder la compostura-. -Al contrario. Todo el día ha hecho un calor infernal. -Respondió perspicaz fingiendo lanzarse aire con la mano-. -Ya veo. Stolas seguía impactado, pero se esforzaba por ocultarlo, y ser discreto al buscar tan siquiera donde abandonó Octavia el resto de su ropa. Así procedió a sentarse del otro lado del sofá, tomó el control del televisor y preguntó. -¿Qué película quieres ver Via? -Una amiga me recomendó esta película mortal, Blade Runner; humanos que cazan robots que parecen humanos, mierda filosófica y no sé qué más. Según ella los humanos que se ha encontrado le llaman "Un clásico". Stolas accedió pensando que una película así podría ser una buena distracción. La verdad es que estaba sorprendido que no recomendara algo que tuviera alguna índole sexual o amorosa, y hasta logró sacar un suspiro de alivio en el proceso de poner la película. Esta película inicia explicando que; en ese mundo, una empresa logró crear vida sintética para usar como esclavos para las labores pesadas que nadie podía hacer, pero estas aprenden a revelarse contra sus amos, en respuesta la policía crea una división de cazadores llamados "Blade Runners" que se encargan de rastrearlos y eliminarlos. Mientras las primeras escenas corren, unos imps empleados aparecen dejando botana en la mesa como palomitas, frituras y gaseosa. Nuevamente parecía que Octavia tenía todo orquestado para esa noche. La película continua mientras Octavia se inclina para tomar el plato de palomitas, en escena están dos personas llevando a cabo un examen, uno de los actores dice: "Encuentra un galápago en un desierto y decide voltearlo panza arriba", "El galápago intenta darse la vuelta, pero no puede sin tu ayuda; y no lo ayudas." -¿Qué clase de pregunta es esa? Si el volteó la tortuga, obvio lo hizo con intención de hacerlo y es claro que no va a ayudar. -Balbuceó Octavia ya empezando a engullir las palomitas-. Stolas lo veía de otra forma, si alguien te hace daño; quizá sin darse cuenta, no está de más ayudar como una forma de enmendarse ¿Habría una forma de ayudar a Octavia? El interrogatorio continuaba en la escena. Y otro diálogo llegó a Stolas, "¿Mi madre? Te hablaré de mi madre." dice el interrogado al momento que dispara a matar al interrogador. La escena termina abrupta. Stolas de inmediato pensó en su madre, ¿Habrá pasado por lo mismo que él y Stella? ¿Fue utilizada solo para dar a luz hijos que pudieran heredar el trono sin importar las consecuencias? ¿Al final, estaba Stolas agradecido de la vida que le dio? Las calles repletas de edificios y gente en todas partes, el caos y la extraña estética que le acompañaba, le recordaba a los varios pisos del infierno -unos más llenos que otros, muchos inundados en caos perpetuo; otros -como los protagonistas cuando empiezan a flotar en el auto volador, pacíficos y tranquilos, pero con caos oculto a la simple vista. El protagonista es escoltado con un superior para explicarle que debe eliminar a unas "replicas" que atacaron una nave. La ironía de la búsqueda del humano por crear vida y que esta vida le apuñale por la espalda; era la mejor metáfora para describirles, pero también para describir a muchos otros seres infernales. Stolas a los pocos minutos estaba intrigado en la película que veían. -Que estupidez, ¿Por qué seguir creando algo que sabes que te va a traicionar? -Octavia comentó en un tono irónico-. Stolas pasa por desapercibido el comentario. Al final el protagonista es obligado a tomar el caso, cosa con la que también se identificó. Él estaba completamente sumido en la trama, y Octavia poco a poco empezaba a percatarse de esto. Varias escenas pasan hasta que llega otra en especial: "¿Te gusta?" Dice otro personaje. En escena ahora estaba una mujer y el protagonista en una habitación donde había un Búho. Al estar tan dentro de lo que veía, Stolas al mismo tiempo que analizaba cada escena y cada dialogo, también dejaba su imaginación brillar, como un niño pequeño que toma un pedazo de papel y un crayón. Vio al búho y pensó en algo gracioso. -Via... -Murmura Stolas-. Octavia volteó a ver a Stolas al mismo tiempo que seguía engullendo las rosetas de maíz. -Hoot Hoot -Dijo Stolas con su cara transformada en una similar a la del búho en la película-. Octavia no pudo evitar la risa y al estar comiendo empezó a toser y ahogarse. -Oh, madre mía. -Exclamó Stolas volviendo a la normalidad-. Volteó a Octavia de espaldas y la abrazó por el torso, empezando a presionar rítmicamente. A los pocos instantes le señaló con la mano que estaba bien, como dándole a entender que estaba exagerando. Al Stolas detenerse; ambos se percataron de lo juntos que estaban, dejando un silencio incomodo entre los dos. Octavia iba a empezar a acariciar las manos de Stolas cuando él la soltó, y tragando saliva de vergüenza se volvía a poner en su lugar del sillón. -Papá... eres un tonto -Expresaba Octavia entre toser y toser-. Ella entonces se mueve hacia él, recargándose en su antebrazo. -Ahora tendrás que darme mimos durante el resto de la peli. -Le dijo con un todo de voz infantil como haciendo un berrinche-. El corazón de Stolas seguía latiendo fuerte y ahora ella lo podía sentir. "Le muestra a su esposo una foto de una mujer desnuda y a él le gusta tanto que desea colgarla en la pared de su habitación" Dice el protagonista mientras hace una entrevista a la mujer; similar a la del inicio. Mientras Octavia lo primero que le llega a su mente es quizá posar así para su papá, abraza fuertemente de su brazo, casi apoyándolo contra sus pechos. Stolas por otra parte, piensa en Blitzo. Desde un inicio el creía estar interesado en él, al principio era solo sexo lo que hacían, hasta que Stolas más y más trataba de hacerlo algo sentimental, genuino -y se preguntaba si Blitzo alguna vez lo pensó así. La mención de la foto le recordaba a los momentos en los que aun estando con Stella; los dos se veían a escondidas y se tomaban fotos provocativas uno para el otro -pensando incluso que tener esas fotos en su teléfono celular serían metáfora suficiente para el "colgar" de un cuadro. "Ella es una réplica, y no lo sabe." expresa ofendido el actor mientras que otro personaje; el responsable de estas réplicas, solo se encuentra fascinado de que pudiera descubrir la verdad. -Porque nada puede salir mal -Balbuceó Octavia en un tono similar al que usan las caricaturas para representar la voz de un fantasma-. ¿Papá, eres una copia? -Bueno, llevo vivo más de los 4 años que tienen ellos de vida, así que creo que no. -Respondió juguetón-. -¿Qué tal que tú también eres especial y vives para siempre? -Espero que ese no sea el caso, el Stolas original seguro extrañaría mucho a su hija en estos momentos. -Pero tendría dos papás. -Y visitaríamos el doble de veces Loo Loo Land. -Por favor, no. Stolas rio a carcajadas acariciándole la cabeza a su pequeña. En la película, una de las réplicas invade lo que parece ser un laboratorio, donde encuentran a un hombre, al parecer responsable en la creación de estas creaturas. "Tus ojos, yo hice tus ojos.", "Tyrrell, El hizo tu cerebro". Stolas voltea a ver a Octavia y ella lo ve de vuelta. Él ve sus ojos, el bello color de sus ojos, ve su plumaje, ve su figura similar a la de él. El la hizo a ella, él le dio vida. Su pequeña estrella fugaz que ilumina su vida día a día. Se agacha un poco para apoyar su cabeza sobre la de ella, cerrando los ojos mientras cálidamente mueve su cara entre las plumas de Octavia, como acariciándola. Octavia responde a esto con más caricias a los brazos de su padre, pero lo que ignoraba Stolas es que, con la segunda mano, Octavia lentamente se dirigía a su pierna. Y; al mismo tiempo que en la película se escucha un estruendo Stolas siente la mano de su hija por fin y salta sorprendido, espantando a ambos. Stolas no dice nada, pero podía verse en el que su respiración se agitó, el ritmo cardiaco se le disparó al cielo y sudaba un poco. Entonces tragó saliva y trató de relajarse. Octavia solo se hizo hacia un lado al sentir la súbita respuesta del cuerpo de su papá, apoyando una mano sobre el borde del asiento y con la otra se acomoda las plumas y hace un extraño movimiento con su pico, como lamiéndolo o humectándolo. Ambos hicieron un ruido con sus gargantas para fingir demencia y volvieron a fijarse en la televisión. La película continuaba mientras ambos en silencio solamente se dedicaban a seguir comiendo de las botanas. Octavia por una parte quería volver a apegarse a su padre, pero tenía miedo de que ser tan directa le diera a ver sus intenciones. Stolas por otra parte quería esconder su conciencia en lo que veían y apagar por completo su mente para dejar de pensar en todos estos sucesos que no daban cuartel. "Mejora la imagen, centra, extiende, mejora, enfoca" -Estoy dentro. -Dijo finalmente Octavia como hacker de película de ciencia ficción-. Stolas sacó una ligera carajada la cual trató de silenciar cubriendo su boca con la mano mientras Octavia lo veía con una pequeña y suave sonrisa. El esfuerzo por ambos de poder encontrar lo que querían del otro se podía sentir palpitar en el ambiente, el miedo de dar un paso en la dirección equivocada se podía oler como espeso humo de incienso. La televisión sigue sonando: "Hey, dale una bebida. El hombre está seco." -Hey, estoy caminando por aquí. -Dijo ahora Stolas en un tono de mafioso italiano-. Ambos rieron un poco y se volvieron a juntar. Esta vez Octavia se recostó en el hombro de Stolas mientras él la abrazaba con un brazo, recostados en la espalda del sofá. Sus cabezas apoyadas una contra la otra en señal de reconciliamiento. En la película, el protagonista ahora se encontraba investigando a una mujer en un burdel. Haciéndose pasar por un trabajador social la entrevista mientras ella se toma una ducha. Esto más que obvio hacia a Octavia pensar en su aventura y el deseo que aún tiene de repetirla; pero esta vez debía contenerse, pues para ese momento era más que obvio para ella que no conseguiría nada sin volver a hacer uso de aquel producto maldito. Esto por afuera no se veía impactarle en lo más mínimo, pero por dentro ella ya estaba en llamas tratando de contener sus deseos. Stolas; por su lado, veía la escena con cierta tristeza, la forma en la que conversaba le hacía creer que ella no deseaba la vida que tenía, y que también era la única que podía tener debido a las circunstancias. El hecho de que la escena acabase con ella muerta, su jefe diciéndole que ahora la mujer que había entrevistado con el búho era parte de la lista de objetivos, y ahora encontrándose con otra más de las réplicas, el dolor que sentía el actor lo podía sentir el. Otro diálogo sonó: "Doloroso vivir con miedo ¿No crees?". Así como al protagonista se le presentaban difíciles situaciones una tras otra, él se sentía igual, y esto solo le traía más pena. Después de que irónicamente esta mujer réplica lo salvase al protagonista de una muerte segura, se van juntos a el departamento de él -donde interactúan un tiempo, y al final él se queda dormido, mientras que ella empieza a tocarle el piano; cosa que lo despierta y se sienta a su lado. Poco a poco ella vuelve a tocar el piano reflexionando de su identidad descubierta. "Tocas maravillosamente" le dice a la mujer a la vez que se le aproxima para un beso en el rostro y en su cuello, después; al querer acercase a sus labios, ella lo rechaza y se marcha. El la detiene en un impulso de violenta masculinidad erótica y ella accede finalmente a sus avances, culminando en un acto de sexo apasionado y de mutuo deseo. "Te deseo", "Pon tus manos en mi" la escena era demasiado familiar. Como agua y aceite esta escena excitó a Octavia, pero incomodó a Stolas. Continuaba la película, y se mostraba que las réplicas habían creado sus propias emociones, parecidas al amor entre ellos. Una réplica hecha para la guerra y otra para el placer del hombre, y que ahora luchaban por vivir juntos. Y descubren que no podrán vivir más, la ira llevando a una de las réplicas a asesinar a su creador. "La llama que brilla el doble, se acaba más rápido", "Brilla fuerte" -Estas fueron sus últimas palabras antes de ser asesinado. Stolas no se sentía brillando, al contrario, sentía que había una espesa nube negra que ocultaba su brillo. Luego veía a Octavia, con la vista profundamente dentro de la película y la veía como esa luz que él no podía ser. -Ya vuelvo. -Dice Octavia mientras se levanta-. Voy al baño. Stolas simplemente asiente con la cabeza mientras ella se retira. La película se acercaba al final, empezaba el enfrentamiento conclusivo entre el protagonista y las dos replicas faltantes. En un corto combate abatió a la mujer, y esto provocó la ira del hombre. Por un momento Stolas se puso en los zapatos de la réplica, se imaginó que sentiría si le pasara algo a su pequeña; si él no estaba allí para cuidarla. Instintivamente deseaba abrazar fuerte a Octavia, pero como no estaba solo le quedó abrazar una de las almohadas del sillón. "¿Eres tú el hombre bueno?" Lo mismo se preguntó Stolas en ese momento. ¿Él estaba haciendo lo correcto? ¿Era el bueno? ¿O era también una víctima, o el victimario? La escena, además de profundizar en la pelea entre humano y copia, también mostraba al hombre réplica que se aproximaba a su muerte, el tiempo le había pasado factura y su vida terminaba esa noche, y el dolor de lo inevitable lo llevaba a llevarse con el mismo a tantos como pudiese consigo. "Toda una experiencia vivir con miedo ¿No crees?, así es como se siente ser un esclavo." La réplica se inca frente al protagonista, trae atrapada una paloma blanca en sus manos y con su último aliento dice: "Eh visto cosas que ustedes no creerían, Naves de ataque en llamas en lo profundo de Orión. Vi rayos G brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser, todos esos recuerdos se perderán en el tiempo... como lágrimas -en la lluvia. Hora de morir." La réplica entonces muere en ese instante, dejando volar la paloma que se despega al vuelo de inmediato. Y así, el hombre se le queda viendo hasta que es distraído por la voz de alguien más, otro hombre de su línea de trabajo que le felicita por su trabajo bien hecho. Y este al retirarse simplemente voltea a verle una última vez, "Que mal que ella no podrá vivir, pero al final ¿Quién vive?" Estas palabras hacen al hombre volver corriendo a casa para encontrarse con la mujer una vez más, temiendo lo peor; pero ella sigue con vida. Entonces deciden escapar, para que así, el tiempo que viva ella, lo puedan vivir juntos -hasta el final. La película termina a la par que Octavia regresa. -Ugh, ¡Me perdí el final!, ¿Si muere el humano? -Replica molesta Octavia. Stolas, emocionalmente destruido voltea a ver a su niña y le llama que regrese a sus brazos mientras los créditos corren en la pantalla. Ella sorprendida toma la oportunidad y se va a sus brazos. Ambos se apegan mutuamente por un largo tiempo. -A dormir, mi pequeña estrella fugaz. -Le dice Stolas gentilmente-. La culpa que vivía en el corazón de Stolas no se iría tan fácilmente, él sabía eso. Pero mientras pudiera hacer las cosas bien; con que fuese una sola vez, se sentiría satisfecho. Octavia sintiendo el sincero amor paternal de Stolas se sentía cálida. No quería perder ese sentimiento nunca, su deseo de tenerlo siempre a su lado solo se hacía más fuerte a cada momento. Y estaba escrito en las estrellas que llegaría aún más allá, hasta el firmamento. Stolas seguía acariciando a Octavia, a pesar de que se sentía increíblemente agotado por otro día tan pesado. Lo que él no sabía era que ella; cuando "fue al baño" era en realidad que había ido a aplicarse más de aquel bálsamo que había comprado. Ya sabía que funcionaba con su padre, y ya que sus aproximaciones casuales no parecían surtir el efecto que ella quería, creyó que debía mantener una estancia más agresiva en su plan. Ella, que seguía recibiendo caricias, alzó la vista a su padre, lo vio con una mirada inocente, que, así como buscaba verlo a los ojos buscaba escapar de su mirada, ella ponía su mano en el pecho de Stolas y allí jugaba con una garra, acariciándole. Stolas al estar tan exhausto empezó a caer en los efectos más rápido que la primera vez, pero al mezclarse con su agotamiento se abrirían las puertas a que Octavia explorara un poco más no solo su creatividad, si no su misma sexualidad, algo que ella se daría cuenta en el proceso. Así, Octavia se acercó a su padre y delicadamente le dio un beso en los labios mientras que la mano con la que le acariciaba el pecho lo tomaba por detrás del cuello y con la otra lo tomaba de la mejilla; con la que lo orientaba a la posición de sus labios. El cerraba los ojos en un relajado éxtasis -una sensación mezclada de paz con erotismo sentimental, que permitía a ambos disfrutar en paz y sin presiones el sabor mutuo de sus labios. Lo curioso de esta escena, es que a diferencia de la noche pasada; donde Stolas estaba al mando, ahora lo estaba ella, que era inexperta; nunca había besado a alguien y se notaba. Trataba de imitar lo que habían hecho la noche pasada y debido a que esta vez él estaba en un estado más sumiso no podía guiarla como aquella vez. Sin embargo, se tomaron su tiempo, con calma y cariño; como si de verdadero amor se tratase, ella poco a poco fue entendiendo lo que tenía que hacer y cómo hacerlo. No era una experta; pero podías sentir su emoción al intentarlo. Muchos hablan de cómo es su primer beso, con quién o en donde fue; las circunstancias que llevaron a ese beso, pero ella no pensaba en esas cosas más que para sí misma, y aunque no fuera el primer beso como tal, era la primera vez que ella lo hacía por su cuenta -eso era más que suficiente. Su emoción se veía cada vez más clara, como un perro; o en su caso, como un ave -aleteaba la cola repetidas veces mientras lo besaba. Stolas lentamente empezaba a hacer sus propios movimientos, su peso; al ser más grande que el de Octavia, la obligaba a inclinarse hacia atrás mientras el poco a poco se forzaba a estar sobre ella. Octavia por su parte, al ya no necesitar apoyarse tanto de Stolas para mantener su posición, tomó uno de los brazos de él y lo fue escondiendo por debajo de su blusa hacía sus pechos, -Stolas había supuesto correctamente al inicio, pues claramente no había nada más por debajo. Era claro que todo este tiempo había sido idea de ella. La razón real por la que vieron la película era porque ella simplemente buscó por 5 minutos en internet algo que fuera de larga duración para usarlo de "ruido de fondo" mientras hacían el amor, no esperaba tener que verla por completo en realidad. La razón por la que vieron si quiera la película era simplemente porque ella tenía de antemano preparada mentalmente, una lista de formas de como experimentar la intimidad con el hombre que amaba. La razón por la que se vio obligada a usar de nuevo sus oscuras mañas fueron simplemente por no dar por mal gastada la oportunidad. Parecía que la plática con Loona había sido para nada; y al ver que Stolas no dudaba de ella, más le incitó a seguir controlándolo de esta forma. Su padre entonces con su mano abierta tomó uno de sus senos, que apretó suavemente mientras ella soltaba su brazo ya en posición para ella seguir tocándolo de forma recíproca; esto significa que ahora su mano buscaba alcanzar la entrepierna de su padre, lugar que falló en alcanzar la primera vez que lo intentó. Cuando sintió su pene entre sus garras ella realmente no sabía qué hacer, suponía que masturbarlo sería un buen comienzo de todas formas -y eso fue lo que hizo. Esto tomó por sorpresa Stolas, cosa que le permitió a Octavia el empujarlo en el sentido contrario al que estaban para ella estar encima. Y ahora en esa posición ella miró hacia abajo y veía dos cosas, el bulto que generaba la mano de su padre que aún la tomaba de un pecho y su mano sosteniendo el miembro de su padre. La primera vez no se había fijado realmente en el así que en cierta forma esta era la primera vez que lo veía en un primer plano. Ella, recordando un video pornográfico que había visto pensó en seguir dicho guion y ver como se sentía. En este video la actriz se alejaba del hombre para inclinarse ante él y practicarle sexo oral. A pesar de que la posición en la que ella y Stolas estaban no era exactamente la misma; o la mejor para esto, esto no la detuvo de intentarlo. Dejando a su padre recostado contra la recuesta brazos del sillón ella se quitó la camisa; que dejó caer en alguna parte, y se hizo para atrás tratando de agachar su cuerpo y cara, se acomodó las plumas que le impedían ver bien y allí lo tenía, -de frente. Un poco nerviosa primero lo olió, era una fragancia extraña pero intoxicante, al mismo tiempo que sentía disgusto; sentía la necesidad de olerlo una vez más. Lentamente abrió la boca un poco, si la respiración fuese visible, solo verías una pequeña nube blanca salir de allí fuera de todo ritmo. Stolas, que continuaba en su estado inmóvil solo la veía, y esto solo la ponía más nerviosa. Cuando tomó el valor suficiente sacó la lengua solo un poco y lo probó por la punta, casi como un niño que prueba primero una paleta antes de comerla. Esto ocasionó que el cuerpo de Stolas reaccionara involuntariamente haciendo que el pene se moviera un poco y provocara que ella se aleje por unos instantes en reacción de sorpresa. Tomó valor una vez más, esta vez lo lamería de la base a la punta, provocando que Stolas hiciera un ligero gemido. Entonces lo lamió otra vez, y otra, y otra -así hasta que por primera vez lo metió en su boca. Ella cerró los ojos al hacerlo, algo similar al acto reflejo que hacemos cuando el doctor introduce una paleta de madera en la boca del paciente para revisarle la garganta -por lo tanto, a los pocos instantes lo sacó. Tomó saliva y lo intentó de nuevo, nuevamente pensó en el video que vio y trató de imitarlo nuevamente -moviendo la cabeza arriba y hacia abajo en lo que encontraba su propio ritmo y su propio límite. Stolas pro su parte seguía disfrutando de los mimos que recibía de su hija. Él ya se había puesto cómodo e incluso en cierto momento hasta puso su mano sobre la cabeza de Octavia, que en varias ocasiones se detenía a tomar algo de aire. Ella no podía describir lo que sentía realmente, una parte de ella se excitaba desenfrenadamente mientras que su lado lógico trataba de entender que era lo que la ponía de ese modo. No se explicaba el porqué, pero estaba disfrutando de gran forma el devolverle el favor a su padre. Ahora era el turno de ella de darle lo que el querría. -A.... ahora me toca. -Tartamudeó Octavia que se volvía a poner con la espalda erguida mientras que un hilo de saliva que unía su boca a con él se estiraba y rompía-. Ella entonces recostó más a Stolas, obligándolo a solo sostenerse ligeramente alzado por sus hombros que ahora reposaban sobre el asiento del sillón. Octavia entonces se subió sobre su padre y poco a poco se sentaba de forma que su pene se rozara con ella. Su padre al sentirla húmeda por la excitación simplemente cerró los ojos fuertemente, pues esperaba recibir una sobredosis sensitiva de golpe. Sin embargo, ella se fue sentando lentamente -como si tuviera miedo a lastimarse, aun sabiendo bien que ya lo había tenido dentro una vez y que nada le había pasado. Aún con todo lo que había hecho hasta entonces, aún con todos los planes y excitación premeditada. Por primera vez ella se sentía vulnerable y con miedo de seguir; su confianza se esfumaba. Y con forme el pene de Stolas terminaba de entrar en ella, quien recibía la abrumadora nube de sensaciones era Octavia, que lanzaba un tartamudeante gemido mientras se sobre arqueaba su espalda y apoyaba sus brazos fuertemente sobre el cuerpo de su papá. Ella quería empezar a moverse, pero ese insólito miedo la tenía inmóvil. Petrificada sensitiva y emocionalmente. Poco a poco se levantaba unos centímetros y se dejaba caer, cada vez que lo hacía lanzaba un débil gemido al viento al unísono que su padre. Y así los minutos pasaban, y la noche se volvía profunda. Mientras ambos se hundían en la lujuria una vez más. La flama en la duda Poco a poco Octavia estaba ya entendiendo su propio ritmo, y así usó esa noche para explorar sus gustos y saber realmente como ser mujer. Ella quería ser la mujer perfecta para su padre -y debido a las constantes aventuras de Stolas con Blitzo, que fueron las que provocaron el cambio de vida que ahora tenían, ella daba por hecho que la forma en la que podría hacerlo era de la misma que aquel imp lo hizo primero. Para ella, esto tenía sentido. Y así por un largo tiempo lo dominó, lo montó y lo exprimió de cada gota de sudor que de él salía hasta que terminaron rendidos en un profundo sueño uno sobre del otro. Cualquiera que ignorase la naturaleza de estos dos demonios creería que se trataba de una pareja cualquiera que por mero gusto optaron por hacer de la sala su cuarto de juegos. Y no de padre e hija que se hundían en sacrilegio pecado. A la mañana siguiente Stolas fue quien despertó primero. Se sentía agobiado como si sufriera de una resaca -lo que le confundía siendo que no había tomado nada. Él sabía que la noche anterior pasó el rato con su hija viendo una película; incluso recuerda la ardua pasión sexual que le continuó a esta, pero la creía un sueño, deseaba que fuese un sueño. -fue cuando abrió los ojos por completo y se vio a si mismo recostado; desnudo, y con su hija sobre el igual de expuesta, que dio un grito ahogado que le petrificó. Octavia que tenía el sueño aún pesado por toda la energía que gastó simplemente se acomodaba sobre de él cómo un gato que busca la posición más cómoda para dormir. Sin embargo, Stolas la estaba pasando mal, su ritmo cardiaco se aceleraba intensamente y trataba de comprender lo que había pasado. Una parte de él estaba furiosa, lo que tomó control de él lo había hecho de nuevo. ¿Acaso los traumas y el dolor eran tan fuertes que solo encontraba la catarsis en tener aventuras con su hija? ¿De verdad era esa clase de monstruo él? Que debía abusar de la inocencia de su pequeña para satisfacer sus necesidades. Odiaba ver el monstruo en el que se convertía. Stolas quería llorar por dentro y por fuera, no sabía cómo debía responsabilizarse por lo que estaba haciendo. Y no quería que nadie supiera lo que había hecho. Él la quería con todo su ser, no quería perderla, su pequeña Octavia era lo último que le quedaba en esta vida que le traía genuina felicidad. Más allá incluso de su relación con Blitzo, él podía quedarse sin nada en lo absoluto y aún seguir adelante siempre y cuando Octavia estuviera a su lado. Mientras acariciaba su cabeza, ella inconscientemente respondía con una sonrisa gentil; que él, al verla le hacía sentir una cálida sensación en su corazón. Pero él sabía que no podían estar juntos de esta forma -aún si él así lo quisiera. ¿Si él así lo quisiera? Ese pensamiento lo cazaba sin parar -pues, muy en el fondo su corazón empezaba a confundir ese sentimiento de amor paternal, y eso era lo que más le dolía. Sabía que lo mejor que podía hacer era mantener esto en secreto hasta poderlo trabajar como era debido. Y respecto a su hija -debía enfrentarla y decirle la verdad. Después de monologar consigo mismo esperó a que se despertara. Octavia; a diferencia de su padre, despertó con una amplia sonrisa, su mirada oscurecida por el plumaje de Stolas y su aroma masculino, la hacían querer dormir nuevamente y conservar esa sensación por siempre. Tristemente al alzar la mirada y darle un pequeño beso en los labios que no fue correspondido, vio la cara preocupada de su padre que la veía fijamente a los ojos. Esta penetrante mirada adolorida preocupó de inmediato a Octavia, que borró la sonrisa de su rostro. -¿Qué pasa papá? -Preguntó Octavia con una voz temblorosa-. -Via, se lo que está pasando y-. -¿T-tú sabes? ¿Qué sabes? -Interrumpió Octavia y su mirada se inundó de pánico-. Stolas reaccionó con una mirada desconcertada frente a la frenética respuesta de su hija. -Eh...sí. Es claro que desde que empezaron mis problemas con tu madre, y aún más cuando mi relación con Blitz decayó, me he sentido frustrado emocionalmente y lastimosamente parece que me termino desquitando de esta tensión contigo. Espero puedas perdonarme. Por favor no pienses que este es el verdadero yo, haré lo que sea necesario para que me perdones. -Stolas sonaba verdaderamente arrepentido-. Octavia quería poner una cara de alivio, pero el pánico no cedía de su cara, e inmediatamente empezaba a sudar de pánico. -Oh, bueno... yo... tu... esto... No hay nada que perdonar, estoy feliz de que mis primeras experiencias fueran con alguien que se preocupa tanto por mí y eso... jeje... je... -Octavia trataba de formular en una oración coherente-. No podía con la ansiedad, y no tenía nada que decir que no la delatara de inmediato. Si decía que estaba bien y que le gustaba tener sexo con él, Stolas inmediatamente pensaría que la corrompió y se sentiría mal; y tampoco quería hacerlo sentir culpable y perder toda oportunidad de seguir buscando formalizar algo con él. Estaba entre la espada y la pared -perdía ahora o perdía después. -¡Pero está mal! Soy tu padre Octavia, y aún no eres adulta. ¡Te duplico la edad! -P....pero no quiero que te alejes de mí, no quiero perderte. -Nunca me perderás Via, jamás. Pero debemos mantener la distancia hasta que me recupere de lo que sea que me está pasando. No quiero perderte y tampoco quiero hacerte daño. -No me haces daño, al contrario; estemos juntos por siempre. Al carajo mamá. -Octavia se acurrucó en Stolas-. -Mi estrella fugaz... -Stolas abrazó fuerte a Octavia al decir esto-. Ambos se levantaron tiempo después y se dirigieron a sus respectivas habitaciones. Stolas se arregló, pues esa tarde; y como habían acordado Blitz y él hace ya tiempo, se verían para regresar el Grimorio y tener su bien merecida noche de pasión, aun que en estos momentos él no estaba seguro de querer sexo en lo absoluto. Octavia por su lado se vistió como de costumbre para salir. Aún con algo de temor por creer que su padre le había descubierto escondió debajo de su cama lo que quedaba del bálsamo. Mientras volvía a recordar su conversación con la mujer de la tienda. "las consecuencias si esa persona no te ama podrían ser desastrosas. [...], la otra persona se va a cuestionar el cómo o por qué hizo las cosas. Y si esa persona no se veía teniendo sexo contigo, obviamente asumiría que hiciste algo con él. [...]" Octavia se sentía acorralada, ¿Será que fue muy pronto para haberlo usado de nuevo?, ¿Debería dejar las cosas calmarse antes de volver a drogarlo? Ya había soltado la verdad con Loona, quizá podría pedirle un consejo. Así que tomó su celular y trató de comunicarse. -Loon, ¿Estarás ocupada? -¿? -¿Quieres ir por algo a Hellbucks? -Supongo... ¿Aquí en orgullo? -Si, dónde sea está bien, nos vemos a las 3:00. *** Stolas por su lado hacía algo similar en su teléfono. -Ohhhh Blitzy ~ - Ya se Stolas, ya se. - Owwww... no te pongas así Blitzy ☹ Además esta vez solo quiero el libro. Eres libre de marcharte después, yo te lo devuelvo cuando termine mi trabajo. -¿Todo bien? - Todo bien mi querido Blitzy, nada que pueda preocupar a mi pequeño imp. ¿A las 3:00 está bien? - Si tú lo dices... *** "¿Ahora que mierda pasó?" Se preguntaron Blitzo y Loona al final de sus respectivas conversaciones. El resto de la mañana pasó sin contratiempos. Stolas y Octavia llevaron a cabo sus tareas matutinas hasta que se acercó la hora de sus citas. Y si acaso fuese necesario mencionar, ninguna palabra fue intercambiada entre ellos durante ese tiempo. Stolas esperaba que Octavia tomara el día para sí misma y aclarar su mente, mientras el trataba de distraer la suya para borrar esos pensamientos de lujuria que él creía tener. Por otra parte, Octavia quería tomar el día para planear una nueva estrategia que la ayude a enamorar a su padre, y esperaba que Stolas usara este tiempo para cambiar de opinión y por algún milagro demoniaco llegara a ella con los brazos abiertos diciendo que la amaba. Al llegar la hora, Octavia tomó su beanie y se dirigió al piso del orgullo, donde se encontraría con Loona -en Hellbucks; en la Ciudad Imp. -Sinceramente no creí que vinieras Loon. -No te hagas Octavia, sabes porque vine. ¿Vas a fingir que el día de ayer nunca pasó? -Solo te dije eso porque me querías delatar con TU papá, y eso me hubiera traído problemas porque le hubiera dicho al mío y entonces él me hubiera preguntado a mí que hacía en lujuria. Se supone que nadie sabría hasta que mi plan funcionara. -Oh sí, porque es super normal que de la noche a la mañana te enteres que tu amiga sale con su papá. Además, no te iba a delatar -somos amigas. ¿Recuerdas? Confío en ti, solo que me tenías preocupada. Carajo hubiera creído cualquier mentira. Pero... ¿Stolas? Octavia estaba anonadada por lo que estaba escuchando. Poco a poco su mirada bajaba mientras trataba de ocultar su rostro en su gorro cubierta de vergüenza hasta el punto de tener el mentón al borde de la mesa en la que estaban sentadas. -¡L....lo siento Via, de verdad no creí que fuera algo de ese calibre! -Como sea, igual anoche volvimos a tener sexo y hoy en la mañana dijo que mantendría su distancia para "no hacerme daño". No se supone que pasara así. Debía enamorarse de mí. -¡¿Quién putas madres se enamora cogiendo?! -Le gritó Loona que no sabía si estar enojada o riéndose de lo que escuchaba-. -¡Le funcionó a Blitz! -Respondió Octavia molesta-. -Mira, ni tu ni yo sabemos cómo empezó la aventura entre esos dos. Pero eso no significa que solo porque Blitz se cogió a tu padre ahora tu debes hacerlo, además Blitz no lo ama. Y para que sepas, se lo coge para que nos preste el Grimorio ¿Recuerdas? -Loona decía mientras trataba con todas sus fuerzas de mantener la compostura-. Por cierto, ¿Cómo lo convenciste de tener sexo contigo en primer lugar? -Ya sabes así que supongo que puedo hablarlo. En lujuria compré un bálsamo que droga a quien lo huele y le induce un estado de excitación. -La voz de Octavia se quebraba un poco al decir estas palabras, escuchar a Loona de esa forma le provocaba un nudo en la garganta y se sentía como si fuera una criminal que confiesa sus crímenes-. -¿Cómo viagra remoto? Pero eso significa que está consiente, ósea que al final de cuentas hay algo en el que permite que esa mierda funcione. Todos aquí son tan asquerosos. Via, déjame ayudarte. N....no a cogerte a tu padre, otra vez -debo aclarar. Mientras Loona y Octavia platicaban; en la mansión Goetia, Stolas recibía a Blitzo. *** -¡Blitzy! -Exclamó Stolas con una gran sonrisa-. -Hey, Qué tal Stolas, aquí está el libro. -Respondió indiferente mientras extendía la mano entregando el Grimorio-. ¿Entonces ya me puedo ir? -Si, es todo lo que necesitaba hoy de ti. -¿Seguro? ¿No quieres que te coja hasta reventar? -Dijo Blitzo con un tono similar al de un chico que invita a su novia a bailar-. ¿Estás bien? -No necesitas saber nada más Blitz. -Ok cerebro de pájaro, ahora realmente tienes mi curiosidad -tu nunca has desaprovechado una oportunidad para que te destroce las nalgas o viceversa. -Por más tentador que quieras sonar mi pequeño imp, no va a funcionar. -Vamos, dile a papi. -Si quieres volver a ver este libro vas a irte, ¿Entendiste Blitzo? -OK, ¡ADIOS! -Gritó Blitzo mientras se subía a su camioneta y pisando a fondo se iba de allí-. Stolas con un nudo en la garganta se volvió al palacio abrazando el libro. Su corazón estaba tan confundido y en pedazos que no podía sentir tristeza o culpa por haber tratado así a Blitzo, el simplemente esperaba que de esta forma pudiera purificar su mente y ordenar sus ideas. -Tal vez otro día, mi querido amigo...-Se dijo a si mismo-. De vuelta con Loona y Octavia, suena el teléfono de Loona, y quien marcaba era Blitzo. -¿Qué quieres Blitz? -Hey Loony, ya voy de vuelta a casa, ¿Estás en orgullo? Puedo pasar por ti. -Estoy ocupada idiota. Te veo después. Loona colgó la llamada. -Parece que traumaste tanto a tu padre que ya no quiso cogerse a Blitz. -Ja ja ja ¿A eso te referías con ayudar? -Dice Octavia sarcástica-. -Octavia, el amor no funciona así. Si sigues haciendo esto solo vas a conseguir quedarte sola. ¿Eso es lo que quieres? Es lo mismo que pasa con estos dos. -¿Y qué recomiendas que haga? -¿Además de terapia? Ugh... no me siento cómoda dando consejos para que ligues a tu papá. -No entenderías... -No y no quiero, pero bueno aquí estamos ¿Verdad? De todas formas, eso que compraste... ¿Venía con instrucciones? ¿Después de ciertos usos se convence de que te ama? -No, es solo eso, algo para despertar el apetito sexual y suprimir lo que sea que pueda evitarlo. O al menos así lo entiendo yo. -¿Y al menos as usado protección? -No. Loona de la sorpresa y abruptamente directa respuesta no pudo más que ahogarse con su bebida. Tosiendo mientras se recuperaba. -Puta madre. Así que si no lo enamoras lo vas a atrapar con un hijo. -Loona trataba de recuperarse de una muerte casi segura-. -No lo había pensado de esa forma. -Ni se te ocurra Octavia. -¿Entonces qué? -Entonces nada, empieza a pensar en las cosas que haces, y deja de drogar a tu padre para que te coja. Pero estoy segura qué no me vas a hacer caso. Octavia y Loona siguieron discutiendo un largo tiempo sin llegar a nada. Loona trataba de comprender los motivos de Octavia y cómo era posible que se sintiera así por su padre -aunque bien, al final del día es el infierno y nada está realmente "Prohibido" en el mundo del pecado. Por otra parte, Octavia mientras hablaba de su padre sentía una gran alegría. Ya había entrado tanto en confianza sobre su aventura con el que sentía ganas de ir a detalle de todo lo que había hecho con él. Al final del día Octavia de cierta forma consiguió lo que quería, ahora sabía que, si no lo enamoraba de una forma, podría hacerlo si tenía un huevo. Y así logró recuperar la motivación a seguir intentando. Sin embargo, también creía que Loona tenía algo de razón respecto a la droga, si de verdad quería el amor de su padre entonces debía enamorarlo de forma natural y sincera. Por lo tanto, guardaría el bálsamo para ocasiones verdaderamente ameritativas. Mientras todo esto sucedía Stolas que ya tenía el grimorio en sus manos se puso a trabajar. Ya que el grimorio le permitía ver posibles futuros no pudo contener su curiosidad respecto a su propio futuro; algo que normalmente no era recomendable pues saber tu propio futuro trae consigo sus consecuencias emocionales; sobre todo si no te gusta la respuesta. Durante un tiempo buscó y buscó. Se veía a si mismo con Octavia, pero no tenía información clara respecto a él -parecía sobrevivir la relación entre los dos, pero no sabía si era el amor de siempre o aquel corrupto sentimiento. Quizá la respuesta era clara, pero él se mantenía ambiguo para evitar aceptar la realidad de lo que se venía. Se estaba rindiendo, ¿Quizá sí amaba a su hija de esa forma? Curiosamente cuando se enfocó en esa idea empezó nuevamente a sentirse más feliz y relajado, como si se quitara un peso de encima, pero su conciencia seguía pesándole infinitamente. Continuó su trabajo esforzándose por no seguir perdiendo el tiempo en una cacería fantasma que lo llevaría a ninguna parte. Con todas sus fuerzas dio lo mejor de sí para terminar prontamente y poder volver a sus tareas más personales. Por el lado de Octavia, después de la ardua reprimenda por parte de Loona, continuaron con una charla más casual, divagando en lo que habían hecho los últimos días y lo que habían visto o escuchado, relatándose mutuamente el chisme de la semana. De cierta forma ambos necesitaban darse un verdadero tiempo de distracción. Estar tan constantemente al borde de sus emociones les había traído consecuencias que no estaban listos para afrontar. -Te digo Via, orgullo ha estado saturado últimamente de almas humanas. Por lo que alcancé a escuchar de entre ellas es que estos últimos años todos los humanos se están peleando por ver quién tiene la opinión correcta y demostrar a los demás lo estúpidos que son. Violencia también está a reventar; bueno, más de lo usual. -Seguramente están haciendo otra guerra. -Oh los que no pudieron defender sus ideas terminaron matando al otro o a sí mismos. No entiendo la prisa por llegar aquí, no es exactamente un lugar que cumpla con sus estándares. -Replicó Octavia mientras volteaba a ver a las calles de Ciudad Imp, coincidentemente permitiéndole observar a un imp tirar una carriola de las manos de una madre e irse corriendo solo para terminar siendo aplastado por un vehículo a toda velocidad-. -Meh... a mí me gusta. -Respondió Loona-. ¿Y qué harás esta noche? -Probablemente publicar unas fotos de hoy en Sinstagram o ir a ver taxidermia; puedes venir si quieres. -Mientras alargue el tiempo que no tengo que aguantar a Blitz en casa; claro. -¿Es igual de hostigante que papá? -Burlescamente reía Octavia-. -O peor... ¿Pero no dijiste que lo amabas? No creí que "hostigador" fuera parte de su currículo para ti. -Solo cuando me trata como a una bebé. Normalmente es lindo. Ambas terminaron sus bebidas y continuaron su plática mientras se dirigían a su siguiente destino. *** De vuelta con Stolas -que había terminado ya de darle uso al grimorio, se puso a cuidar de su invernadero como acostumbra, regando o alimentando a las plantas mientras les relataba algún cuento o canción. También con ellas llegaba a chismear, aun siendo el único que realmente hablaba. Les platicaba de lo que había pasado con Octavia, con Blitzo, lo que veía en sus premoniciones al trabajar con el Grimorio. Y aprovechaba la oportunidad para recapitular en las cosas que había hecho y como las hizo, como un método autodidacta para conocerse a sí mismo y lo que quería hacer. Era una forma en la que él podía monologar sin sentirse como un idiota hablando solo, y debido a que nadie iba para allá a menos de que el diera la indicación, era el lugar perfecto para darse una absoluta privacidad. Y así el resto del día pasó sin mayor preámbulo. En la noche que Octavia volvió a casa, ella y Stolas se dieron un fuerte abrazo, se dieron las buenas noches y se retiraron a dormir. Un incendio descontrolado: Parte 1 A pesar de que ahora la moneda se había volteado, los días siguientes pasaron sin nada especial. Miércoles, jueves y viernes se fueron llevados por el viento, fue hasta que llegó el sábado que este inestable Dúo Dinámico vería su siguiente tropiezo -pues Octavia debía volver a verse con Stella. La mañana era fría e invitaba a cualquiera a quedarse en cama abrazado por las cálidas mantas y el acogedor calor generado dentro de ellas durante la noche. El relajante aroma del rocío sobre el jardín a las afueras de la ventana se escabullía por entre las rejillas de la misma y sutilmente abrazaba tu nariz llenándote de energía. -MMMhhmmmmMMMhhmmm... -Se escuchaba un quejido molesto de alguien refunfuñante contra su almohada-. "Nock Nock" -MMMhhmm... -Se volvía a escuchar-. "Nock Nock" -¡Estoy despierta! -Gritó Octavia con todas sus fuerzas sin retirar la cara de la almohada-. -Vamos Vía, que ya falta poco para que Stella venga a recogerte. -Se escuchó decir a Stolas por el otro lado de la puerta-. -No quiero ver a mamá. -Yo tampoco. Así que apúrate. Octavia levantó la cabeza finalmente con una cara de incredulidad con la que ni ella misma podía. Como la semana pasada, y la anterior a esa -y así sucesivamente. Octavia se veía con su madre los fines de semana. Mientras Stella lo veía como un placer de la vida para fastidiar a Stolas, Octavia se quedaba en medio a recibir los insultos y críticas de parte de su madre en el incesante intento de hacerla odiarlo tanto como ella lo hacía. Por lo tanto, Octavia siempre trataba de inventarse una excusa que la dejara salvarse de ir, y Stella siempre encontraba una forma de no dejarla en paz. Si crees que tu tendrías una buena idea, ella ha intentado: -No puedo mamá, vamos a ir unas amigas y yo a hacer el recorrido de Dante y Virgilio. Stella ofreció acompañarla o llevar guardaespaldas. -Será otro día, voy a ver el concierto en línea con Loona en su casa. Stella se ofendió porque sabía que es la hellhound adoptada por Blitzo, lo insultó tanto a gritos que Octavia prefirió solo entrar al auto. -No quiero. Simple pero directo, Stella solo alzó una ceja e indicó al chofer que abriera la puerta trasera. Y la lista podría continuar, esto se repetía cada sábado, así que los ejemplos están de sobra. Finalmente, y después de una hora o dos, Octavia estaba lista y arreglada. Guardó sus cosas en un bolso de mano y mientras se escuchaba el motor del auto de su madre, bajó a la puerta principal -donde la esperó a que se estacionara con su clásica mirada antipática que se contoneaba al ritmo de la música que salía de sus audífonos. -Octavia, buenos días. ¿Lista para irnos? -No... -Respondió Octavia con nula energía en su voz-. -Pues si no vas a venir dilo de una vez. -Stella tenía un tono de voz agresivo, como si le molestara estar allí-. Octavia sorprendida entró en un conflicto interno que no esperaba tener. Normalmente su madre fingía esta persona agradable y cariñosa y como previamente establecido -se ofrecía a pasar el tiempo con su hija en lo que ella quisiera en un intento por no darle la oportunidad de no pasar el fin de semana con ella. En un extraño y breve momento de incertidumbre Octavia estaba lista para pedirle disculpas y subir al vehículo por cuenta propia. Al siguiente instante se percató de la asquerosa manipulación de su madre. -pero perder la oportunidad de librarse de la tortura de pasar dos días con su madre era algo que no podía dejar pasar. Así que tomó todas sus fuerzas, y con una espada bien erguida y una mirada fija y penetrante vio a su madre a los ojos. -No iré. -Finalmente dijo Octavia-. Stella simplemente hizo una mirada de asco y un quejido entre dientes, hizo una seña al conductor y su auto se retiró mientras ella subía el espejo del auto. Lo que Stella había hecho era simple, acostumbrar a su hija a siempre tener que verse -de esta forma terminaría aceptando su "destino" y empezaría a verla por lo que uno pensaría que es cuenta propia. De esta forma al romper el patrón la víctima creería que algo malo está pasando y haría lo que fuese por no romper el ciclo. Pero Octavia al aún estar en un periodo de "Luna de miel" con la idea de su padre amándola; esa sensación fue más fuerte que cualquier manipulación. Stolas estaba pasando por algo similar, aun cuando todavía no hablaba con su hija al respecto de lo que pensó aquel día, cada día que pasó desde entonces él se hacía más y más hacia la idea de estar con ella. Y al no haber tenido encuentros sexuales con ella durante ese periodo, empezó de verdad a creer que lo que sentía era de hecho -amor. Así que Octavia se volvió a la mansión, cerrando la puerta con su propio cuerpo recargándose contra esta; y al cerrarse, su cuerpo seguía deslizándose por esta como si fuese agua resbalándose. Terminando sentada en el suelo y usando la puerta como respaldo. -¡Via! ¿Estás bien? -Gritó Stolas, que extrañado por haber oído la puerta una segunda vez se había encaminado a la salida. Y ahora veía a su hija en el suelo-. -Estoy bien papá, mejor que nunca. -Respondía Octavia con suspiros de alivio-. -¿Y tu madre? -Le dije que no quería verla y se fue. Igual que Octavia previamente, Stolas ahora tenía la misma cara de anonadado con los ojos bien abiertos. Parecía que ambos no podían creerlo y en el caso de Stolas; incluso le llegó una incómoda sensación de que algo andaba mal. Pero no estaba listo para verle el diente a caballo regalado. -¿Y qué vas a hacer hoy Via? -¿Podemos pasear? -¡Claro! Le llamaré a Blitz para que nos- -Solo los dos... ¿Está bien? -Interrumpió a Stolas-. -¡C...Claro! Es más, es el lugar perfecto. Iré a arreglarme. Octavia se empezaba a sentir como en un sueño, una cita con su padre era claramente un paso en la dirección correcta para ella y usaría esta oportunidad para acercase de forma más natural. Mientras tanto, Stolas se arreglaba de una forma casual que encajara con el atuendo de su niña. Su corazón palpitaba con fuerza, emocionado por la idea de pasar un tiempo de calidad con su hija después de todo lo que había pasado. Lo veía como una oportunidad para acercarse a ella y ver si de verdad estar con ella en algo más formal sería posible. La llevaría a pasear a los parques de Gula y de allí a un restaurante a comer, irían al cine y terminarían en otro restaurante teniendo una cena a la luz de las velas. La lluvia de inspiración e ideas que llegaban a la frente suya era tan basta e infinita que la alegría; ausente por tanto tiempo, volvía a él por fin. Sonriendo igual que un niño en una dulcería. Al volver Stolas a la salida para encontrarse con Octavia, ella estaba nuevamente de pie y recargada contra la pared escuchando música a través de sus auriculares. -¿L...lista? -Stolas titubeó, se le podía ver nervioso, parado muy derecho y casi alzando la mirada como si intentara ser aún más alto. Stolas traía puesto un pantalón de mezclilla ajustado semejante al de un rockero de los 80's, con partes rotas por mera estética y una cadena de un lado colgando del bolsillo. Una camisa blanca promocional de un concierto de Jimi Hendrix y sobre de esta una gabardina negra de cuero larga que le llegaba hasta el tarso. -Pfffff... -¿No te gusta? Puedo cambiarme. -No, no para nada, me encanta. No creí ver a mi papá con sentido de la moda en algún momento, es todo. -Decía Octavia mientras dejaba escapar una pequeña risa-. Además, creo que eso de arreglarse deberías dejármelo a mí. ¿No crees? -Nos cambiaremos después para la cena. -Remetió Stolas ofreciendo su antebrazo para que ella se agarrase de él-. Octavia dio otra carcajada y se paró junto a él, se retiró los audífonos y lo tomó. -Vamos pa. Stolas abrió la puerta y ambos salieron. Conjuró un portal hacia gula y su extraña cita había empezado. La gula es un círculo del inferno que contiene una mezcla de los pisos que le colindan, lujuria y avaricia y los mezcla con su propio pecado -ya que la gula no es solo caracterizada por solo los humanos que comen en abundancia, pues el hambre existe en muchas otras cosas, como el hambre de poder o de la carne de otros. Esto hacía de gula un piso caracterizado por hermosos lugares, y terribles demonios. Entre los demonios está Ceberus, quien está encargado del castigo de los humanos que habitan en este círculo, y Zestial Morde, un demonio con apariencia arácnida y un sombrero similar a la de un Pimp que va en juego con su vestimenta oscura. Entre los lugares que hay aquí están Beezleheaven y Fun-Fun Zone. La influencia de lujuria se podía ver por el estilo romántico de las áreas públicas y las influencias de avaricia se veían por la sofisticación de los edificios y negocios, como tiendas, restaurantes, entre otros. Ambos pasaron unos minutos caminando por las calles de este lugar hasta que; guiados por Stolas, llegaron al parque Sicelides, un parque nombrado así en honor a una de las obras de Virgilio, quien guiaría a Dante en su viaje por el infierno antes de llegar al cielo con su amada. Como el poema trata de un canto con las musas de la Sicilia el parque tenía decorativos musicales por todas partes. Además de que se podía escuchar cantos melodiosos como si alguien estuviese realmente cantando hacia la distancia, pero el sonido era igual sin importar donde estuvieres. El parque también estaba delicadamente decorado con distintas plantas de todos tipos. Pequeños y grandes arbustos junto a una cama de distintas flores de todos los colores y arboles increíblemente altos y robustos. Mientras Octavia encontraba belleza en la música que ambientalizaba su cita con Stolas, él se veía emocionado con la variedad de la flora que allí encontraba, podías ver como Octavia momentáneamente alzaba la mirada para ver a su padre y este con su mano apuntaba a cada planta que pasaban y explicaba su nombre, su hábitat, mil y un detalles curiosos al respecto y centenares de otros detalles sobre estas. Octavia lo veía y sumida en su momento ni siquiera lo escuchaba, solo veía su pico moverse incesante mientras pensaba en besarlos una y otra vez. Unas pocas horas pasaron y se sentaron en una banca que tenían cerca. Se tomaron de sus manos y las acariciaron una con la otra. Entonces Octavia tomó su oportunidad y le dio a Stolas un beso en la mejilla para que volteara a verla, y el al voltearse fue recibido por otro beso de Octavia, esta vez en los labios. Stolas cerró los ojos y por primera vez, sin influencias externas; abrió su corazón a este nuevo capítulo en su vida -devolviendo el beso con cariño y delicadeza. Nuevamente con una mano entrelazaron sus garras y con la otra se tomaron mutuamente del rostro, hundiendo sus manos en sus plumas -disfrutando del beso como lo habían hecho la primera vez. Esta ocasión la novatez de Octavia chocaba con la experiencia de Stolas que le guiaba en el beso con calma y amor. De alguna forma formalizando por fin mutuamente sus sentimientos por el otro. Terminando el beso siguieron su camino por el parque hasta que llegó el hambre a los dos, así que se dirigieron a tomar un pequeño aperitivo. A pesar de lo que parecía un lugar de alta sociedad, también existían puestos de comida callejera, y el infierno al ser universal podías encontrar comida de todo tipo. Helados, Chicharrón con pico de gallo, Hot Dogs, Hamburguesas, Takoyaki, Bitterballen, Currywurst, Yakisoba, la variedad era infinita. Curiosamente, cerca de un puesto de hotdogs estaba una hellhound que Octavia alcanzó a identificar y ella la identificó también. Por lo que ambos se acercaron a saludarla. -¡Loon! ¿Qué haces en gula? -Preguntó emocionada Octavia-. -Sinceramente, este es el único lugar donde se puede comer un buen hotdog. -Continuó-. Buenas tardes su alteza. -Oh Loony, por favor. Creo que nuestras familias se conocen lo suficiente para que no tengas que ser tan formal. -Buenas tardes Stolas, ¿Y ustedes que hacen aquí? -Repitió Loona-. Octavia se abrazó nuevamente del brazo de Stolas que un poco incómodo por decir la verdad pensó en una excusa plausible. -Venimos a comer algo también, ¿Nos recomiendas entonces un hotdog? Loona, que ya sabía las intenciones de Octavia; sabía que esa era una verdad a medias. Y su actitud con él era más que clara evidencia de esto. -Son buenos, pero es mejor que escojan algo por su cuenta. -Respondió Loona un tanto apática, su mirada no se retiraba de Octavia-. Fue lindo verlos; supongo. Pero ya me voy. -Un gusto verte Loony. -Respondió Stolas que luego se dirigió a Octavia-. ¿Estás bien Via? -Si, todo bien. -Se abrazó más fuerte de el-. Veamos que comer, muero de hambre. Durante su caminata a través de los distintos puestos de comida ambos decidieron que comerían algo distinto, y si acaso lo compartirían con el otro. Stolas compró takoyaki y Octavia Bitterballen. El Takoyaki, es una comida japonesa hecha a base de harina de trigo y pulpo. Se hace en forma de una bola. Popular por ser muy calientes, suele pasar que la gente se queme la boca al querer comerlos tan pronto son servidos. El Bitterballen se trata de una especie de snack tradicional de la cocina holandesa y belga elaborada a base de carne picada de vaca, caldo de carne, harina y mantequilla, todo ello aliñado con perejil, sal y pimienta molida. Es posible encontrar lugares donde agreguen a la receta también curry en polvo o nuez moscada. Una vez que compraron sus respectivos alimentos se regresaron al parque, tomaron asiento en la banca más cercana y se dedicaron a comer. -¡Caliente, quema! -Empezó a gritar Stolas mientras usaba su mano como abanico-. -El vendedor te avisó. -Octavia se reía entre palabras-. -¡Pero es tan delicioso! Via, tienes que probarlo. Octavia probó su platillo que, a diferencia del takoyaki -es de un sabor más vivo debido a la cantidad de especias que este lleva. -El mío yo creo que está mejor. -Decía Octavia con una mirada y voz cínicas mientras se meneaba como bailando en su asiento, que en realidad es que se había atragantado y trataba de pasarse la comida-. El momento de intercambiar llegó y uno alimentó al otro. -Abre grande. -Le ordena a su papá mientras le acerca una bolita de su bitterballen a la boca-. Stolas entonces abre tan grande como puede y ella deja caer la bolita dentro de su boca, que apoyado de su mano él la cierra para evitar mancharse con algo. Al probarlo la mirada de Stolas se llena de alegría y júbilo -así es como él se imaginaba una cita desde el principio. Él no había llegado a experimentar algo semejante por muchos años, y hacerlo por fin le traía una hermosa y cálida sensación a su pecho. No podía evitar que sus plumas se revolotearan de la emoción. Octavia veía su reacción un tanto apenada, pero feliz de estar conectando al fin con su padre sin necesidad de usar ninguna ayuda exterior. -Muy bien Via, tu turno. -Stolas extendió su takoyaki hacia ella-. Igual que él, ella abrió grande la boca para comer. Aunque también reaccionó positivamente al sabor y a la experiencia que estaba viviendo, era claro que su lenguaje corporal era más tranquilo. Sin embargo, eso no la detuvo de darle la sonrisa más grande del mundo en respuesta. Ambos la estaban pasando fenomenal y ninguno de los dos quería que este día llegase a su final. Una vez terminaron de comer Stolas tomó la delantera levantándose rápidamente de su asiento y ofreciendo su mano a Octavia que algo extrañada la tomó y se levantó igualmente. -Bueno, la última vez que vimos una película... ciertas... cosas pasaron, así que me gustaría que vallamos al cinema a ver una película en forma más... convencional. ¿Estás de acuerdo? -Completamente de acuerdo. -Respondió Octavia volviendo a abrazar la mano de su padre que la encaminaba hacia los edificios que con forme se acercaban daban la imagen de ser una plaza comercial-. Afuera de esta plaza se veían letreros promocionando distintos productos de las tiendas que allí había, además de espectaculares temáticos a las películas que anunciaban. Había centenares de creaturas infernales entrando y saliendo de este lugar, otras posando y tomándose fotos u otras actividades. Al entrar al cine y después de comprar copiosas cantidades de palomitas y refresco optaron por una película de terror. Entraron a su sala, se sentaron uno al lado del otro y como escena romántica de romance adolescente, Stolas dejó caer su brazo sobre el hombro de Octavia, abrazándola. Al pasar de unas horas sin mucha acción y nada de sustos, salieron del cine nuevamente tomados de la mano. -Bueno, para acabar nuestra velada me gustaría invitarla a una cena adecuada para una princesa. Pero es prioritario que para esto nos cambiemos a algo más formal. -Hablaba Stolas en un tono de voz burocrático mientras abría un portal de vuelta a casa-. -Que escandalosa oferta de su parte, invitar a su hija a una cena romántica a la luz de las velas. Deberé vestirme con mis mejores galas si he de impresionar a mi cortejante. -Respondía Octavia fingiendo imitar su voz mientras pasaba por el portal-. Ambos se dirigieron entonces directamente a sus habitaciones a cambiarse, después de una hora se volverían a ver en la puerta. Como si fuese una boda -el novio y la novia no se verían hasta la hora de la boda. Cuando llegó el momento de volverse a ver ambos quedaron anonadados por la belleza del otro. Stolas se había acentuado los ojos con un delineador, haciendo que sus ojos se vieran más grandes aún de lo que ya eran, sus plumas peinadas hacia atrás le daban un aspecto de autoridad que no podía ser rivalizada. Su ropa reminiscente de la época rococó acentuaba su delgado cuerpo con una camisola negra y botones blancos, la camisola que estaba abierta del pecho dejaba salir una guirindola blanca que amplificaba la fuerza de su pecho elegantemente, pequeñas guirindolas salían también de sus mangas y su pantalón de seda blanca que remarcaba la forma de sus pies. Del cuello le adornaba una capa de cuello alto que llegaba casi hasta el suelo, negra por fuera y por dentro tenía un degradado de morado a rojo con brillos blancos semejantes a las estrellas de una noche. Su figura masculina pero frágil. Acompañada aún por esa gran sonrisa que llevaba con él desde el inicio de la cita. Octavia se arregló hermosamente a su propia forma. Unas pestañas largas hacían su mirada brillar con la fuerza de una supernova, una gargantilla dorada haciendo juego con dos pulseras; una en cada brazo -parecían brillar tanto como estrellas. Su vestido aun siendo más conservador resaltaba su feminidad con suave tela de seda negra por fuera y un bígaro violeta por dentro, de entre las telas salía un velo del mismo violeta que con su transparente naturaleza hacía pasarse por una gran capa que parecía nunca acabaría y un escote cruzado dejaba escapar plumas de su pecho, de un lado la hombrera continuaba el esquema de color mientras que la otra era remplazada por el mismo dorado que acentuaba el atuendo completo. Una estrella dorada servía como adorno a la altura de su ombligo y brillos dorados esparcidos elegantemente por todo el vestido simulaban estrellas más pequeñas que decoraban el firmamento. Los corazones de ambos brincaban de emoción mutua al verse, estando frente a frente se tomaron de sus manos y sus miradas se perdieron en la profundidad de los ojos del otro. Después de darse un cálido beso Stolas volvió a abrir el portal hacía gula. Del otro lado del portal estaba el restaurante Trattoria Trussardi, puertas de vidrio y grandes ventanas decoraban el exterior en contraste con paredes de bloque de piedra blanca y café canela. Las luces de la calle débilmente iluminaban a las afueras con un aire romántico y al refractarse contra la vestimenta de ambos, les hacía brillar. Dentro del restaurante había mesas por doquier y una banda tocaba música ambiental que amenizaba el ambiente maravillosamente. Cuando tomaron asiento dentro del restaurante la mesa tenía una gran vela en el centro, que apoyada por la tenue iluminación interior les daba una escena de misterio mientras ambos se miraban fijamente. Sus corazones al fin habían abandonado su incredulidad y estaban plenamente disfrutando del momento. Ordenaron una pasta Alfredo y un vino tinto y la noche pasó mágicamente. Ninguno de los dos podía recordar un momento donde fuesen más felices. El restaurante contaba con una pequeña área donde se podía bailar, y al terminar su comida se dirigieron a esta. Comenzando con un lento baile al son del Vals y continuando con música más romántica que invitaba a los danzantes a unirse en uno al ritmo. Finalmente, cuando la música y la noche llegaron a su fin, fue momento de volver a casa una última vez. Dónde después de un buen baño y sin haber tenido que compartir palabras al respecto, por primera vez, Stolas y Octavia dormirían juntos. Esta vez sin pasión, sin sexo, o desesperadas manipulaciones. En el cuarto de Stolas ambos se recostaron acurrucados uno con el otro. Dejando que el sueño tomara sus cuerpos en bien merecido descanso. Un incendio descontrolado: Parte 2 A la mañana siguiente despertaron ambos cariñosamente abrazados, Octavia dulcemente acurrucada contra Stolas mientras la abrazaba tiernamente. -Buenos días mi estrella fugaz. -Buenos días, papá. -¿Cómo amaneciste? -Con ganas de que este sueño nunca termine. Ambos se dan un beso gentil. -Ella continuó-. Quiero en tus manos abiertas buscar mi camino, sentirme mujer solamente contigo. -El continuó-. ¿Apagar en mis labios la sed de tu alma? Conozco la canción. -Eres un idiota, papá. Pero sí. Stolas vuelve a besarla mientras acomoda su posición para estar arriba de ella y se dedica a besar su cuerpo de punto a punto. Saboreaba su cuello con una atención al detalle solamente comparable con la de un pintor renacentista, mientras sus manos escurridizas se deslizaban por debajo de la camisola de Octavia y caprichosas jugaban en sus pechos. La boca de Stolas bajaba lentamente a acompañarlas por encima de las ropas y bajaban aún más hasta llegar al abdomen. Octavia dejaba escapar con vergüenza y placer ligeros suspiros de deleite. Con sus manos trataba de empujar la cara de Stolas más y más abajo para que llegase a su intimidad que le añoraba desde ya varios días de abstinencia impuesta contra toda voluntad. Sin embargo, esto no estaba en los planes de su padre -quien solo tenía en mente jugar con sus impulsos carnales por un rato. -Si no vas a hacerme nada entonces no me antojes solo porque sí. Su juguetón padre suelta una ligera carcajada mientras vuelve a enfrentar su rostro y le besa la frente cariñosamente. -¿Qué te parece si mejor vamos a desayunar, Via? -Un papá se me antoja en este momento. -Hablo de comida. -Yo también. Alzando una ceja Stolas se le quedó viendo incrédulo. -Lo pensaré. -Le terminó contestando a su hija-. -Hasta acá huele ya a quemado. Sin decir una palabra más se quitó de encima de ella y con una energía que no se le había visto en mucho tiempo se levantó de la cama. Por primera vez desde que empezó a tomar sus antidepresivos, no los volteó a ver. Simplemente se arregló su plumaje y se encaminó a la puerta de la habitación caminando bonachón meneando la cintura haciendo su cola bailar. Octavia se quedó todavía en la cama, hace mucho tiempo que no había dormido allí y sentía allí una calidez que con nostalgia le hacía recordar cuando era niña. Hundía su cara en las colchas, las cobijas y las almohadas tratando de disfrutar cada segundo del impregnado aroma de su papá. Después de varios minutos de nadar entre sábanas, cobijas y colchas por fin consiguió hacer fuerzas para salir de la cama. Encaminándose directamente al comedor. Al llegar podía ver a Stolas de pie tomando café en su taza con la leyenda I'm a hoot, mientras con magia levitaba el periódico del día. Octavia rápidamente se le acercó a abrazarlo para posteriormente sentarse. Los imps que se encontraban trabajando en la cocina murmuraban entre ellos respecto a lo que habían visto desde el día de ayer, ambos saliendo en la tarde; la segunda salida en la noche cuando se vistieron de gala, pero sobre todo el hecho de que durmieron juntos. Era verdad que no se habían molestado en lo más mínimo por ser sutiles. Y los chismes sobre los encuentros sexuales en la casa empezaban a atar los cabos. -¿No vas a sentarte pa? -Es de buena educación esperar a los demás antes de sentarse. -Le respondía Stolas mientras tomaba asiento-. Mientras unos imps trabajaban en el desayuno de los dos, otros empleados de la cocina se quedaban viendo a ratos a los dos, curiosos de lo que veían y tratando de entender algo que ya entendían, pero se negaban a creerlo. -No hay nada de qué preocuparse, pueden seguir en sus labores. -Finalmente dijo Stolas en un alto tono de voz que espantó a más de uno-. -¿Tendremos que portarnos más en secreto? -Preguntó algo temerosa Octavia-. Stolas dejó salir un gran suspiro vaciando de aire sus pulmones. -Solo más discretos, al menos por un tiempo. -¿Hasta que tenga los 18? -Muy probablemente. Pero podemos seguir haciendo actividades normales de padre e hija. ¡Además es la excusa perfecta para saber más de lo que te apasiona y compartir nuestros gustos! -¿Recuerdas la última vez que lo intentaste? Te puse algo de música y te acobardaste casi de inmediato. -Es verdad que tienes unos gustos musicales... peculiares... Octavia se le quedó viendo tratando de ocultar la risa que quería soltar, incomodando a Stolas que trataba de mantenerse serio y seguro de lo que decía. Es verdad que el cambio generacional y las consecuencias del inestable matrimonio en el que nació Octavia le dio una personalidad un tanto peculiar, pero en vez de pelearlo o confrontarlo; Stolas lo que quería era aprender a apreciarlo. Y poder formar parte de las pasiones de su hija. -Tu padre es muy bueno para adaptarse a las cosas nuevas. Todo conocimiento tiene en mí, las puertas abiertas. Ella tomó esto como un reto y se levantó de inmediato y haciendo una señal con la mano de que la esperara -se dirigió de inmediato a su habitación. Al entrar, su cuarto estaba todavía algo fuera de acomodo. Ropa tirada por varias partes y cajones abiertos y revueltos. Ella no recordaba haber hecho tanto desorden, pero su mente estaba en ese momento enfocada en encontrar su celular y los audífonos que traía el día anterior. Mientras buscaba cerró una ventana que extrañamente estaba abierta y después de varios minutos de dar vueltas llegó a la realización de que estaba donde siempre solía dejarlo a cargar. Lo tomó y volvió al comedor. En la mesa ya estaba el desayuno servido, dos platos con omelette; una brillante y colorida ensalada y trozos de pan tostado para acompañar, al lado un profundo platón con fruta de varios tipos y cada quien con un vaso de jugo de naranja al lado de uno más pequeño con leche muy fría. -Si puedes soportar todo un álbum de Fuck you Dad sin sentirte incomodo haré todo lo que quieras que hagamos por el resto del día. ¿Trato? Stolas, que se estaba llevando un bocado de su omelette a la boca se quedó a medio camino y se le quedó viendo un tanto atónito. Finalmente, mientras saboreaba la comida extendió la mano, Octavia dejó sus audífonos allí y él se los puso sin chistar. Octavia que no estaba pensando en darse por vencida tan fácilmente empezó con su favorita, My world is burning down arround me. Se sentó a su lado y esperando una victoria inmediata se dedicó a desayunar tranquilamente. El siguió comiendo mientras escuchaba la música reproducirse, realmente no la "entendía", no en el sentido de la letra o el mensaje de la canción, él estaba acostumbrado a música más contemporánea y folclórica, cosa que era el completo opuesto a lo que escuchaba en ese momento. Sin embargo, se esforzó por apreciar cada canción como si conectara con su hija de una forma más emocional, que le permitiría entender como se había estado sintiendo por dentro desde entonces y hasta ahora. Cuando ambos terminaron de comer y la música concluyó, Stolas se retiró los audífonos. -Cuando te recuperes podría hablarte de mí taxidermia. -Me parece una excelente idea. -¿Entonces te crees capaz de soportar mi estilo? -Si ayer yo escogí las actividades creo que es justo que mi querida Via haga lo mismo hoy. -Te amo papá. Stolas seguía tan decidido como desde el inicio. Si él es la primera pareja de su hija, será la mejor -y al mismo tiempo usaría cada oportunidad para ser el mejor padre. Ambos se abrazaron y besaron una vez más. Octavia entonces sacó su celular y mientras su música seguía sonando de fondo, le mostraba a Stolas fotos de distintos animales que había visto en taxidermia, cada uno de un aspecto más inhumano que el anterior. Conejos con cuernos de cabra, ranas gigantescas son lo que parecían ser ojos enormes, pero verdaderamente teniendo unos inmensamente más pequeños ocultos por debajo. Octavia se dedicaba a platicarle a su padre las circunstancias en las que ella se encontraba el día que había tomado cada foto, y de saber; decía alguno que otro dato curioso respecto al animal. Stolas que recordaba como la palma de su mano muchas de esas creaturas por todos los años que había dedicado a la lectura, se negaba a interrumpirla, y, al contrario -disfrutaba de cada palabra que de ella salía como un padre orgulloso de lo lejos que había llegado su pequeña. La conversación de vez en cuando se paseaba por otras direcciones con forme Octavia pasaba por cada imagen en su galería. A veces era una foto de ella con Loona en Hellbucks, otras eran de cosas extrañas que se encontraba en los distintos pisos del infierno. Y una que otra de algún demonio atractivo que al aparecer ponía nerviosos a ambos. Ella continuaba hablando constantemente, era imposible saber cuántas horas duraba esta conversación entre los dos. Poco a poco Stolas ganaba confianza y empezaba también a relatar sus propias historias que tuvieran algo en común con lo que Octavia hubiese dicho. Entonces ahora ambos comenzaban a ir más a detalle con estas anécdotas, dando sus opiniones respecto a lo que había hecho el otro y que hubiesen hecho en su lugar. Comenzaban a divagar entre risas y chascarrillos sobre los "hubiera" también, de los resultados que ellos esperaban de algo y como terminaba pasando una cosa totalmente diferente. Era curioso ver a aquel par de tortolos, verlos hablar hora tras hora de lo mismo y al mismo tiempo de cosas totalmente distintas. Se podía sentir de verdad como ambos por fin conectaban de una verdadera forma después de años de choques constantes causados por unos padres incapaces de ver a su alrededor. Octavia nuevamente se llenaba de inmensa felicidad al poder al fin hablar de sus gustos y sus pasiones con el hombre que siempre fue el más importante para ella. Stolas dejaba su mente en blanco para absorber todo lo que su hija le llegara a decir. Sin notarlo ni importarles, eran la pareja perfecta entre alguien que quería tener a alguien a quien escuchar y alguien que siempre quiso que le escucharan. -¿Quieres ir a alguno de estos lugares? -Preguntó finalmente Stolas a su hija-. -Si primero pasamos por un café. -Me parece una gran idea. Octavia se levantó de inmediato con mucha emoción y se fue a su cuarto de inmediato a arreglarse. Esta vez los empleados ya habían hecho su trabajo así que entró a una habitación ya más arreglada y limpia. Rápidamente se empezó a arreglar. Stolas por su parte y con más calma hizo lo mismo, al no tener nada planeado para el día se simplificó con una camisa negra y pantalones de mezclilla. Ella, por su lado, buscaba mezclar su estilo de siempre con algo más femenino y lindo que resaltara su feminidad, pero aun fuera leal a su estilo gótico de siempre. Su gorro de siempre, pero con unos aretes negros con dorado ahora colgaban de sus oídos. Una gargantilla negra de la que parecía salir una telaraña negra con pequeños adornos al final de cada hilo. Su camisa rosa estrellada de siempre, pero con una falda negra y larga hacían conjunto con su suéter negro que acostumbra a usar. Se tomó su tiempo maquillándose para quedar perfecta para él. Stolas pasó a verla a su cuarto y quedó atónito por la belleza de su hija, que ella al verlo solo le sonrió con algo de vergüenza mientras terminaba de maquillarse. El no tardó en aproximarse hacia ella y tomarla de los hombros llevándola a la cama de inmediato, donde la acostaría y se inclinaría hacia ella para besarla profundamente. Octavia algo sorprendida pero extasiada por la repentina intención de su padre, respondió el beso con pasión mientras lo abrazaba del cuello como si lo usara de soporte. -Si quieres podemos quedarnos un rato más pa. El aún trataba de mantenerse casto en un intento por evitar repetir los errores que cometió con Blitzo donde su relación se había basado solamente en la intimidad y nada más. Pero experimentar la belleza intoxicante de su hija era algo para lo que no estaba exactamente preparado. Después de lo que solo podría describirse como saborear a su hija logró responder al comentario de Octavia. -Un compromiso es un compromiso. ¿Estás lista? -Mmmm... uno más de esos y estoy lista. -Dijo traviesa mientras tocaba el pico de Stolas-. Después de una ligera risa de parte de Stolas, volvió a darle un beso, este más efímero y dulce, mientras se levantaba y la ayudaba a ponerse de pie. Entonces, Octavia para impresionar a su papá con sus habilidades mágicas, abrió ella el portal a orgullo, donde anteriormente ya había estado con Loona aquel otro día después de que se enterara de la verdad. Ambos se formaron y todo procedió normalmente, Octavia pidió un Axolito, que al parecer era una bebida de tiempo limitado que su preparación era parecida a la de un Ajolote. Un frappé rosado con sabor dulce y rebanadas de fresa a los lados simulando las branquias externas del animal. Stolas pidió un frappuchino mocha pistache con leche baja en grasa, con chocolate extra y doble extra de crema batida. Octavia seguía platicando respecto al lugar, a las bebidas que había probado, y las que aún quería probar. Hacía comentarios irónicos respecto a los productos coleccionables que normalmente terminan acabándose de inmediato para que luego fueran apareciendo en reventa a tres veces el precio normal. Stolas encontraba increíbles las historias que le relataba su hija. Los ejemplos visuales de los que ella se apoyaba para mostrar evidencias de estos hechos le impresionaban aún más. Para él era como volver a descubrir el mundo que creía ya conocer, aprender nuevamente las costumbres y ambiciones de los demonios que le rodeaban. Mientras caminaban, platicaban y disfrutaban de sus bebidas, se encaminaban a distintos lugares de interés para Octavia. Y con forme pasaban cerca de otros menos importantes, ella se limitaba a apuntar en la dirección general y relataba alguna anécdota burlesca o extraña que llegó a vivir en ese momento. Y ella parecía poder hablar y hablar sin detenerse una sola vez. Todo lo que nunca le había podido decir a alguien por fin salía de sus pulmones mientras desquitaba la oportunidad. Pasaron a hacer compras, comer, todo lo que harías un día normal con cualquier persona. Pero para ellos era lo más lejano a lo normal, -y eso significaba mucho para los dos. Al volver con otro portal que les dejaba en la entrada principal del palacio, ambos cargaban con varias bolsas resultado de todo lo que habían ido a hacer. Al volver al palacio, las sonrisas en sus rostros se terminarían borrando. -¿Para esto querías pasar el fin de semana con tu padre, Octavia? -se escuchó la voz de Stella no muy lejos-. Ambos voltearon al escuchar la voz de Stella que estaba esperándoles fuera de su auto. -¿Qué haces aquí Stella? -Vengo a destruirte, Stolas. Por fin cometiste los suficientes errores para poder acabar contigo. -No tengo idea de lo que estás hablando. Y será mejor que te expliques o te largues de aquí. -Con gusto te lo explicaré, solo espero hayan cogido placenteramente antes, porque será la última. Un incendio descontrolado: Parte 3 -No sé de lo que hablas, así que empieza a explicarte o lárgate de aquí. -Todo a su debido tiempo, Stolas. Octavia estaba demasiado sorprendida para decir algo; ella simplemente se quedó allí y miró a su madre, tratando de entender lo que estaba pasando y como es que sabía de ellos. Stella comenzó a caminar hacia Stolas de una forma un tanto amenazante, pero de repente Octavia se puso entre los dos, deteniéndola al ponerle una mano en el pecho. -Ni se te ocurra tocarme. -Dijo Stella al ser detenida por su hija-. Saben muy bien de lo que hablo. Stolas, no puedes pasar un día sin ser una vergüenza para tu familia y ahora arrastras a tu hija al fango contigo. Octavia, insultada por la actitud de Stella, puso sus manos sobre ella y la empujó hacia atrás. -¡Te dije que no me toques! -Gritó Stella abofeteándola con todas sus fuerzas-. ¡¿Cómo te atreves?! ¿Quién carajo te crees que eres, Octavia? -Sal de aquí, Stella -Gritó Stolas-. Y tú, vete a tu cuarto Octavia. Yo lidiaré con tu madre. Pero Octavia se negó a irse. -Creo que es hora de que te vayas de aquí, Stella. -Dijo Stolas una vez más-. -Nunca he conocido a una desgraciada como tú antes, así que no -me quedaré aquí. -Eres tan arrogante. Tan egoísta. -Respondió Stolas-. Si tú no eres feliz nadie puede serlo ¿Verdad? -Pero miren quien quiere tener la superioridad moral ¡Eres un mentiroso y un chiste! -Como si me importara lo que piensas de mí, estamos divorciados y Octavia cumplirá 18 muy pronto. ¡Afronta ese hecho! ¡No eres más parte de esta familia! -Tú eres el que no quiere enfrentarse a la realidad, Stolas. -Gritó Stella-. ¡Yo tuve que hacerlo hace 20 años! -Oh, entonces ahora tú eres la víctima aquí. -Respondió Stolas-. -¿Sabes lo que más odio de toda esta situación? -Dijo Stella mientras miraba a su hija-. Cómo siempre encuentras una manera de culparme por todo. ¿Qué hice yo para merecer ese trato? ¿Qué hice yo para merecer el tener que aguantarte a ti y tus insultos? -Hiciste todo mal, mamá. Es tu culpa. Papá era el único que intentaba darme una infancia normal. Me apoyó en cada paso de mi vida mientras tu solo sabías criticarlo. -¡Mentiras! Todo esto es culpa de Stolas. Por ser una excusa de hombre. -Dijo Stella sin pestañear-. -Te lo dije antes, Stella. ¡Traté de arreglar las cosas entre nosotros, pero nunca me dejaste! -Respondió Stolas perdiendo los estribos-. -Además, madre. Sigo esperando pruebas de lo que dices. -Octavia se adelantó-. -Tengo muchas pruebas. Y te lo juro por lucifer, Stolas. Si vuelves a tocar a Octavia, yo misma acabaré contigo. -No me amenaces. No eres nada comparada conmigo. -Dijo Stolas mientras se acercaba a ella, pero era detenido por el cuerpo de Octavia que aún estaba entre los dos-. -¿Qué estás haciendo? -Le preguntó Octavia a su padre cuando se acercó a ella-. -Lo siento, cariño, te amo, pero hablamos más tarde, ¿de acuerdo? Por favor ve a tu habitación. -Me quedo aquí. -Entra a la casa. -No. -Octavia, es una orden. -¡NO TE DEJARÉ SOLO! -Octavia le gritó-. Y tú, mamá, si no vas a mostrar ninguna prueba entonces no me importa lo que tengas que decir. Deja a mí y a papá en paz. -De acuerdo. -Asintió Stella-. No tiene sentido discutir contigo de todos modos. Así que iré directo al punto. -Empecemos por tu novio, Stolas. -Dijo mirándolo directamente-. -¿Yo? -Dime algo, ¿Cuánto tiempo llevan juntos? -No sé de qué estás hablando. -¿Está seguro? -Volvió a preguntar-. -Estoy seguro. -Respondió Stolas-. -Vale, entonces ¿por qué te sorprendiste tanto cuándo mencioné el sexo con ella? -Porque eres una asquerosa chismosa. Cualquiera podría sorprenderse de tus inventos e historias rebuscadas. Cualquiera que lo culpen de algo así se sorprendería. -¡Me engañaste con nuestra propia hija! -¡No es engaño si no estamos casados! -El negó-. -Así que admites que te la cogiste. -Por supuesto que no. -Continuó Stolas-. Deja de transformar mis palabras a tu conveniencia, además, seguimos esperando que demuestres tus acusaciones. -Bien, te lo demostraré. -Dijo Stella-. Stella estaba perdiendo terreno en la discusión, sabía que finalmente tenía que exponer las pruebas que tenía. -Octavia, necesito que mires esta foto. -Dijo Stella mostrándole su celular con la foto en pantalla-. La imagen era de Stolas y Octavia en su cita en la gula. Tomados de la mano fuertemente. Se les podía ver en el parque donde estaban paseando. La foto era de hecho, una selfie. Se podía ver una cara borrosa en la esquina, alguien estaba fingiendo ser un turista tomándose fotos como cualquier otra creatura, pero encuadrándolos a ellos en la foto. La impotencia de Stolas lo hacía hervir de coraje, el no haberse dado cuenta de que eran seguidos y aún más; no darse cuenta de que les tomaban fotos. -Bueno, bueno... -Dijo Stella con sarcasmo-. Parece que ambos disfrutaron mucho. Octavia no respondió. Miró fijamente al vacío, con lágrimas en los ojos cuando se vio a sí misma y a su padre en la imagen. -¿Quieres ver las otras fotos? Cada una es más evidente que la anterior. -¡Esto no prueba nada! No me extraña que estés tan enojada. ¡Esta celosa de que, a diferencia de ti, yo sí puedo pasar tiempo de calidad con mi hija! -¡No estoy celosa de mi propia hija! -Lo estás. Has perdido la cabeza. -¡Cierra la puta boca! -Gritó Stella-. Estoy harta y cansada de escuchar estos comentarios estúpidos. -Estás actuando como una niña pequeña. -Argumentó Stolas-. -No soy ninguna niña. -Eso es exactamente lo que eres. -Añadió Stolas-. -¡Vete a la mierda! Voy a decirles a todos sobre esto. Espera a que lo sepa Andrealphus. -Te lo dije antes y te lo digo ahora, Andrealphus no me intimida, es más, para que estés enterada -coge mejor que tú. -¡Puedes irte a la mierda! -Respondió Stella furiosa-. -¡No tienes nada más que mostrar, Stella! -Estás mintiendo otra vez. -dijo Stella-. Ella pasa a la siguiente imagen, son Octavia y el dándose un beso apasionado, se podía ver nuevamente la misma estructura, una cara un tanto borrosa en la esquina y ellos en el centro de la imagen, algo a la distancia; quien tomó la foto estaba sentado del lado contrario del camino en el que estaban, sin dar mucho tiempo a seguir analizando la imagen pasó a la siguiente que los mostraba en sus galas de noche, y la última foto mostrándolos a ambos en la cama esa mañana, podías ver que la imagen fue tomada desde afuera de la ventana. La imagen muestra a Stolas encima de Octavia mientras le agarra los pechos, como justamente lo había hecho cuando despertaron. -¿Qué demonios es esto? ... ¡¿Cómo llegaste a tomar estas fotos?! -Stolas empezaba a angustiarse por la situación-. -Estás acabado Stolas, has caído tan bajo que tienes que abusar de tu hija para sentirte hombre otra vez. Stolas ya no veía escapatoria, habían sido atrapados por no haber tenido la mínima cautela al empezar su descubrimiento sentimental. -No me avergüenzo de mi relación con ella. -¿En serio? Bueno, tal vez no deberías estarlo. -Stella mira a Octavia-. Tal vez ella debería estarlo en tu lugar. Stella finalmente muestra una última imagen, del bálsamo que Octavia estaba usando para drogar a su padre para que tuviera sexo con ella. La imagen también muestra el momento exacto en que Octavia ingresaba a la habitación el día de hoy para prepararse para la cita. Esta imagen fue la gota que colmó el vaso; ya que ahora se le demostró a Stolas que nunca estuvo realmente interesado en su hija, sino que más bien ella lo obligó a hacerlo. -Eres patético, Stolas. Eres un maldito cobarde. -¡Eres una perra! -Le gritó Octavia a Stella-. -Asegúrate de que no estar viéndote en un espejo, cariño. -Burlesca le dijo Stella, quien luego miró a Stolas-. Así es Stolas; tu hija te drogó y te violó. Tanto Stolas como Octavia se sorprendieron por este desarrollo imprevisto. -Ustedes dos son las mayores decepciones de la Familia Goetia. -Les gritó Stella-. -¡Cállate Stella! Además, -Interrumpió Stolas-. Además, ni siquiera sé qué es esa cosa, y por lo que parece, toda tu "evidencia" ... Todo esto puede ser inventado. Sabías que no podrías hacer nada solo con demostrar nuestra relación; así que ahora intentas plantar evidencia en mi hija para ponerme en su contra. ¿Crees que fue plantada? -Stella respondió a carcajadas-. Stolas nunca había hecho caso de una mentira tan grande y aún menos sobre su hija. Él estaba seguro de que era una falsedad enorme, porque nunca hubiese imaginado que su hija tuviera la malicia para hacer algo tan vil con él. Por eso necesitaría hacerles frente a las cosas, que seguramente eran contundentemente falsificadas. Si lograba demostrar la inocencia de su hija, entonces estarían más cerca de sacar a Stella del palacio. No obstante, la idea de que ella estuviera hablando la verdad respecto a Octavia, le molestaba mucho. Ambos están bastante nerviosos, Octavia no quiere ser atrapada y Stolas no quiere creer que su hija le ha manipulado desde el principio. La conversación se prolongó durante varias horas sin resultados concretos. Para Stolas, si ésta se trata de una mentira, ella debe estar detrás de ello. Pero ¿por qué? ¿Ella que razones tendría para hacerlo? ¿Por qué iría tan lejos? Sin embargo, todavía no se encontraba la solución a su problema. -Estás loca. -Dijo Octavia a Stella-. Y estamos dispuestos a hacer todo lo posible para que no vuelvas a venir aquí con tus declaraciones sin fundamentos. -Bueno, Stolas si de verdad deseas creer en las mentiras de la puta de tu hija, adelante. -Stella respondió con sarcasmo-. Quién sabe, tal vez en este momento también estés drogado. No me sorprendería. -¡Vete a la mierda! -Volvió a empujar Octavia a Stella del coraje-. -¡Ni se te ocurra, Octavia! -Firmó Stella, levantando la mano después de dar unos pasos atrás-. Todo este conflicto terminó provocado por la tensión la entrada de Stolas y Octavia al palacio. Stella aún gritaba mientras se retiraban, ella llamó a su exmarido y le dijo que buscara en la habitación de su hija, y después de eso, vería la verdad. Octavia volvió a su habitación y le mandó a su papá un beso hermoso. El amor de ambos se manifestaba con gran intensidad, aún en este momento tan difícil. El día siguiente Stolas se reunió con Octavia y le explicó a ella que no quería pensar en ninguna mentira. Aunque aún no se habían resuelto los interrogantes que generaba su relación, aún no hay motivos para creer que su hija esté involucrada en tal maldad. Al parecer, Stolas habría soñado con la posibilidad respecto a las palabras de Stella. Mientras ambos desayunaban, Stolas se encontraba leyendo el periódico, Stolas se percató que Stella había publicado la noticia en la que ella dice que Stolas la había traicionado sexualmente con Octavia. Stolas al leer esto se sintió totalmente devastado, la columna incluía imágenes de la cita y del bálsamo usado por Octavia. -¿Pero qué carajo? -casi grita Octavia a Stolas, cuando él le recomendó a ella que se enterase de todos estos hechos-. -¿Qué está haciendo, papá? -preguntó Octavia, preocupada-. -Incluso en el divorcio, incluso con nuestras vidas separadas.... -Stolas estaba perdiendo la cordura mientras pensaba en las consecuencias que esto iba a traer a los dos-. -Y yo... -dijo Octavia-. -Tú no tienes la culpa de nada mi estrella fugaz. -No mientas para hacerme sentir mejor papá. Fue mi culpa; de haber ido con ella como todos los fines de semana esto no hubiera pasado. Estoy segura. -No, mi Via. No había forma de predecir esto. -Respondió Stolas-. Aquel día, Octavia y Stolas conversaron mucho, aunque tampoco fueron capaces de satisfacer las inquietudes o sus expectativas. La presencia de Stella fue constante en estas conversaciones. Mientras trataban de planear contramedidas para cualquier otra ocurrencia de la madre, buscaban la forma de evitar que la familia Goetia les separara de alguna forma; o peor aún, que mandaran a Octavia con Stella de forma permanente. Mientras estas discusiones continuaban, a momentos Stolas pensaba en las fotos y las palabras de Stella, y una inquietante curiosidad lo llevaba a querer demostrar la inocencia de su hija de una vez por todas respecto a la manipulación. Pues aún que es verdad que no creía que esto fuera posible, una parte de él aceptaba que todo había comenzado muy abruptamente y de la nada. Y que nunca en su vida se había visto en la situación en la que estaba. -Papa, ya sabemos que Stella nos acaba de exponer. Pero yo siento que tenemos el derecho de contestar las cosas. Porque si no, será cuestión de tiempo que nos separen. A mí me parece que debemos intentar crear algo para protegernos. Y así evitar estar lejos del otro. -Octavia le dijo a su padre-. Porque de pronto, a estas alturas, podría venir Stella con una trampa de nuevo y tendremos un enorme problema. -¿Y cómo vamos a defendernos? -Preguntó Stolas a su hija-. -Pensaré en algo. -Le respondió Octavia a su papá, y aunque se alejaba de sus manos y miraba hacia atrás, sus ojos sonaban con una gravedad que la mantuvo a bordo. -Perdona mi estrella fugaz... -Comentó Stolas, y se resignó a sus propias palabras-. Saldremos de ésta, te lo prometo. Stolas hizo como si se retirara a su habitación, dejando a Octavia en el comedor contemplando sus opciones. Pero la verdad es que se dirigía al cuarto de su hija para ver si encontraba de verdad aquel bálsamo que Stella había mostrado en las fotografías. Si su memoria no le fallaba, estaría debajo de la cama de su hija. Al entrar, la cama fue el primer lugar que asaltó. Es verdad que no creía que estuviera allí después de dos días de haberse sabido la existencia de este producto maldito, pero a veces el lugar que menos crees posible es el indicado para esconder la evidencia de un crimen. Como se esperaba Stolas; no estaba debajo de la cama, ni de las almohadas. De hecho, no estaba por ningún lado cerca de la cama o tocadores. Esto le traía consuelo; pues aun teniendo la posibilidad de que Octavia lo hubiese tirado, o escondido en otro lugar -el hecho de no encontrarlo al primer intento le regalaba espacio para respirar y aún tener la fuerza interna de creer que todo eran inventos de Stella que intentaba desprestigiar a Stolas una vez más. A este punto él ya estaba cansado de los acosos de Stella, incluso en el divorcio ella seguía sobre el en cada momento, lo atormentaba en toda oportunidad y no podía encontrar paz en ninguna parte. Si es verdad que ya se había acostumbrado a estos ataques constantes de parte de su exmujer, y realmente el delatarlo públicamente en los diarios no era realmente lo que más le afectaba -a diferencia de Octavia que estaba devastada. Le afectaba el hecho de los efectos de esto en su hija, que no pudiera tener una vida en paz, que él, por más que lo intentara no pudiera alcanzar algún tipo de calma en su vida que lo dejara aclarar su cuerpo y mente de verdad. Los primeros días saliendo con Octavia le habían dado oportunidad para ello, y atesoraba eso con cada parte de su ser, por eso peleaba consigo mismo para encontrar la inocencia de su hija; que era todo lo que le quedaba. Él sabía que podía soportar el odio de los Ars Goetia, él sabía que podía soportar los insultos y las críticas de los demás y tenía la madurez para no responder de manera inmadura a provocaciones sin fundamentos. Pero no estaba seguro de su hija, que solo la veía con Loona o en su celular con extraños que nunca veía más allá de conversaciones a distancia. No se sentía seguro de tenerla lo suficientemente preparada para la crueldad demoniaca del infierno que en verdad es aquel lugar fúnebre en el que habitan. Mientras seguía buscando en la habitación entre cajones y muebles, entre ropa y adornos, Stolas veía las cosas de su hija y le traían aún más pesares a su ser. Nuevamente se cuestionaba el mantener una relación tan íntima con ella, se cuestionaba la inocencia y la pureza de su hija, ponía en duda todos los estándares en los que tenía a su pequeña y como había roto todos y cada uno en orden de cumplir su repentino capricho. A decir verdad, es imposible saber por cuanto tiempo buscó, y por cuanto tiempo se sintió culpable por dudar de su hija. Al final decidió retirarse. -Hola papá. Era Octavia que estaba afuera de su cuarto quien lo recibió al momento de salir. El tiempo que se pasó buscando fue el suficiente para que ella terminara su desayuno y se dirigiera a su habitación. -V...Via, no es lo que parece. Solo quería tener pruebas de que Stella se estaba inventando las cosas. -Primero, eso ya lo sabíamos. Segundo, ¿Cómo piensas demostrarlo? De todas formas, no te creerían. ¿De verdad le creíste a mamá? -Decía Octavia al borde del coraje-. La confianza de Octavia estaba destrozada. -Sal de mi cuarto... ¡AHORA! -Gritó Octavia a todo pulmón-. -Via... yo... perdona, no pensé... -Stolas entraba en pánico con terror de estar en malos términos con su hija que poco a poco empezaba a romper en llanto. La cara furiosa de Octavia mezclada por las pocas lágrimas que empezaban a escaparse por sus ojos llenaba de terror a Stolas, había perdido el control de la situación por haber desconfiado de su hija, y de cierta forma, de sí mismo. -¡Dije que te largues! Stolas salió del cuarto temeroso y balbuceando palabras incompletas tratando de saber que decir mientras su hija se encerraba en su alcoba azotando la puerta en la cara de su padre. -Octavia, por favor. Déjame explicar. Octavia furiosa se aparta de la puerta caminando hasta su cama. -¿Por qué debería? Le crees más a esa perra. -Sabes que no es cierto, hija. Yo nunca dudaría de ti. -¿Entonces qué hacías en mi alcoba? Octavia estaba frenéticamente buscando debajo de su cama su bálsamo. La verdad era que seguía allí. Pero no simplemente debajo del colchón como la foto lo hacía ver. Si no adentro. El colchón tenía un agujero en la parte inferior de este, y adentro estaba escondido. Este agujero lo había hecho la noche anterior, después de ser descubiertos para asegurarse de no ser descubierta otra vez. -Meditando, Octavia. Estaba meditando. -¿Y qué mierda necesitas meditar en MI cuarto? -Todo, Via. Fue hace apenas la semana pasada que empezamos todo esto. Desde el principio me he sentido culpable por todo. -Stolas comenzó a declarar todo lo que había sentido esos días-. Un día de la nada me aproveché de ti y tomé tu cuerpo, luego una vez más al día siguiente, y desde entonces eras tu quien se aproximaba a mí. Claramente es mi culpa que ahora me veas de esa forma. Si hubiera podido controlarme nada de esto estaría pasando. -¿Eso significa que estos días... no has sido feliz conmigo? - Octavia. Soy inmensamente feliz contigo. -¿Entonces porque dices las cosas como si fueran un accidente o algo malo? -Porque así no se construye el amor. Así no funciona. -Pues yo te amo papá, pero no sé si tú de verdad me ames. -Te amo Via. -No te creo papá. No quiero seguir esta conversación. Vete por favor. -Lo siento tanto Via. Estaré en mi cuarto si me necesitas. Stolas se retiró increíblemente dolido por la situación. Se dirigió a sus aposentos y se quedó allí por un largo rato. Esperando que su hija pasara por su puerta en cualquier momento. Octavia mientras tanto se recostaba en su cama en posición fetal tratando de no romper en llanto, pero no era un llanto de tristeza, era uno de ira y violencia, estaba furiosa por lo que había hecho Stella, convenciendo a su padre de dudar de ella -casi descubriendo la verdad. Una parte de ella se sentía también terriblemente culpable, había sido muy abierta y muy directa con su padre desde que empezaron a tomar mayor seriedad en sus sentimientos. No había tenido cuidado y eso le estaba costando su relación con Stolas, que por nada del mundo quería perder. Nuevamente volvían a ella aquellos pensamientos negativos donde su mente le juega la pesada broma donde su padre desaparece de su vida. Y ella se la creía como si fueran imágenes reales de una premonición desastrosa. Abrazaba con fuerzas aquel producto que le había permitido conectar con su padre como ella quería y lo veía como su única herramienta para enmendar la situación. Si podía convencerlo de acostarse con ella una vez más -quizá se le olvidarían de nuevo las dudas y le haría creer que sus sentimientos por ella son genuinos. Pero no sabía si funcionaría con Stolas estando en tan agravado estado emocional. Siempre se ha sabido que el uso de sustancias como esta en un mal momento emocional es el paso principal para un terrible accidente. Pero ella no pensaba en eso ni por un segundo. Ella estaba centrada en tomar cartas en el asunto y asegurarse de no perderlo nunca más. También en su mente empezaban a divagar ideas de como deshacerse de su madre, o a donde ir que no la pudiese encontrar; o en todo caso, donde ella no se digne a poner un pie encima. Aquel instante ella sabía que tenía que hacer algo para salvar la relación con su padre. Y llegó un momento en que ella finalmente tomó la decisión de que debía hacer algo al respecto. La idea surgió de una manera bastante extraña. Todo apuntaba a que tendría una sola oportunidad, y debía hacerla contar. -No te preocupes papá, yo voy a hacer que no nos puedan separar nunca. -Se murmuró a sí misma-. Entonces tomó el bálsamo una última vez y se colocó todo lo que quedaba de él alrededor de su cuerpo, para que no importase el contacto que tuvieran, Stolas quedaría una vez más anestesiado por la mezcla de plantas, narcóticos y pasión que de este emanaban. Pero algo con lo que no contó Octavia era que quedaba demasiado. Mucho más de lo que normalmente usó las ocasiones pasadas. Ella simplemente se lo puso todo para "asegurar" los resultados, pero todo en exceso es malo, y esto no sería diferente. Así el efecto también empezó a caer en ella, que mientras se lo colocaba, empezaba a sentir como su cuerpo se adormecía para luego comenzar a sudar. Una intensa sensación en su cloaca como si fuese un ligero cosquilleo la hacía perder el equilibro con cada golpe de sensación, y su mente se llenaba de pensamientos lascivos y pecaminosos. Poco a poco se logró componer lo suficiente para estar nuevamente de pie firme y se dirigió de inmediato a la habitación de su padre, que estaba sentado en la orilla de su cama rompiendo en llanto. Pero Octavia estaba ya tan adentro de los efectos de su propio hechizo que hizo caso omiso a este detalle, cosa que Stolas interpretó como indiferencia cuando la vio entrar. -Octavia, hija... -Stolas murmuró con una voz de esperanza-. ¿Podrás perdonarme? -¿Me amas papá? -Preguntó fríamente Octavia-. -Claro que te amo. Octavia se abalanzó a su padre, acostándolo en la cama de golpe mientras ella se quedaba sobre de él, con una respiración pesada y una mirada perdida, con una compostura casi tan frágil como estoica. -Entonces vamos a tomarnos una vez más. A la mierda lo que digan los demás, lo que diga mamá. -Octavia besó a Stolas a la fuerza-. Él estaba impresionado por el súbito cambio de humor en Octavia, y por primera vez, y a causa del abuso de esta sustancia; fue capaz de detectar el aroma de este bálsamo maldito. -Via, este olor... que... -Stolas de inmediato empezaba a desvanecerse con la misma intensidad que su hija-. Con forme los dos sucumbían a el poder de este hechizo, el beso se tornaba romántico, luego fue lujurioso y de deseo, para terminar en un beso violento, de mordidas y abuso. Ambos empujando sus cuerpos contra el del otro con fuerza, pasión y rabia. Lo que se veía ya ni siquiera parecía un beso, eran dos creaturas peleando en la cama por tomar posesión del otro. Y ninguno podía ganarle a su contrincante. Cenizas Los dos se tomaron su tiempo haciendo esto, podrías creer que de todo lo que se podía hacer en la intimidad, los besos y el tacto eran sus actividades favoritas. Lo único que cambiaba era la forma o el lugar donde se probaban el uno al otro, podía ser el cuello, la boca, el pecho, las mejillas, o en el caso especial de Octavia; los besos en su frente -pues le recordaban a cuando era niña y su padre la besaba de esa forma para calmarla. En el preámbulo Stolas le quitaría la ropa a Octavia como le fuese posible, aventando cada prenda a los lados de la cama donde no fueran obstáculo para sus actividades pecaminosas. Ella amaba la sensación de "hambre" en su padre, y así como el a ella; le desnudó poco a poco con forme sus movimientos le permitían. Se seguían besando y se seguían tocando. Ella amaba sentirlo tocar sus senos, los presionaba, los jalaba y los pellizcaba, jugando con ellos como se le venía en gana. Y no solo eso, mientras lo hacía, Stolas continuaba saboreando la piel de su hija, besando el cuello hasta volver nuevamente a su pecho; solo que esta vez con la boca. Entonces empezaría a succionar sus pezones antes de introducir cada pecho en su boca de forma individual. Chupando sus senos como si no hubiese un mañana y soltándolos por completo dejando sus tetas marcadas y sensibles. Cuando terminó con ellos Octavia se subió sobre su rostro, sentándose en él para que empezara a lamer su cloaca; y él se aseguraría de que ella estuviera ya lo suficientemente húmeda primero lamiendo los alrededores, Octavia le ayudaría abriéndola con una mano para que pudiera presionar su lengua contra su cloaca. Este proceso tomaría veinte minutos o más. Octavia apoderada por la droga tomaría por primera vez un rol dominante, y Stolas que estaba acostumbrado a ser sumiso; sobre todo en sus aventuras con Blitzo, tomaría sin chistar su papel. Extasiada por el placer, Octavia movía su cadera a un ritmo similar al que Stolas lamía, a su vez presionaría contra su cara para darle a entender que la penetrara con la lengua, hasta donde pudiera llegar -cosa que el hacía inmediatamente, pasando su lengua por su interior tanto como le era posible. Los gemidos de Octavia podían ser escuchados incluso por fuera de la habitación, el nivel de éxtasis que sentía en esos momentos era mayor al que había sentido en sus previas dos aventuras con su padre. Su padre seguía lamiendo mientras ella con sus dedos continuaba auto complaciéndose tocándose alrededor de su cloaca una y otra vez. Cuando llegó el momento de que Stolas tomara algo de aire para no desfallecer, Octavia se sentó en el pecho de Stolas y tomó su rostro del mentón para que le volteara a ver a los ojos. Como una dominatrix ella tenía planeado hacer que su padre la satisficiera de todas las formas que se le pudieran llegar a ocurrir en ese momento. -¿Me amas? -Preguntó Octavia-. Stolas estaba en silencio aun tomando aire, así que ella empujó la cabeza de Stolas aún más, apretando sus mejillas. -¿Me amas? -Volvió a preguntar-. Stolas dejó salir un quejido de placer al sentirse dominado. -Te amo Via. -Finalmente contestó-. -Demuéstralo. Octavia se dio la vuelta, aún sentada sobre su padre -pero ahora dándole la espalda. Ya se había recuperado lo suficiente y ella no tenía intenciones de acabar pronto con él, por lo que volvió a mostrar sus nalgas sobre la cara de Stolas mientras ella se agachaba para ahora ella complacer a su padre tan bien como él lo había estado haciendo con ella. Stolas ya estaba excitado, así que Octavia fue presentada con un pene ya en completa erección, este emanaba un aroma viril que la complacía solo con tenerlo cerca y la llamaba a dar gusto a sus más oscuras ideas. Recargó sus manos a los lados de las piernas de Stolas para no perder el equilibrio mientras abriendo la boca comenzaba a lamer su pene de la base hasta la punta, limpiándole la pre-eyaculación mientras nueva salía a causa de los incentivos hormonales causados por el placer. Aun cuando Octavia no tenía suficiente experiencia para estar en control o saber cómo complacer adecuadamente a su padre; al igual que la primera vez que tomó el mando aquella noche de cine -ella sería capaz de improvisar como pudiera con tal de mantener sumiso a Stolas. Ella continuó lamiendo por varios segundos, poco a poco tentándose a sí misma a finalmente meterlo en su boca. Empezó primero solo con la punta, lo hacía entrar y salir uno o dos centímetros con cada movimiento mientras se acostumbraba, a cada oportunidad haciéndolo entrar cada vez más profundo. Un problema al que tuvo que enfrentarse fue que, debido al tamaño del pene de Stolas, llegó el punto en que tenerlo todo dentro le provocaba una sensación de ahogo -nuevamente por su falta de experiencia. Salivando demasiado cada vez que lo intentaba, haciendo de la escena un húmedo desastre. Pero eso no la detuvo, mientras más lo hacía más lo disfrutaba y aceleraba su ritmo o lo reducía dependiendo de los sonidos que iba haciendo Stolas como si estos fuesen una señal o alarma que le indicara no solo el que tan bien lo hacía; si no también el que tan cerca estaba él del orgasmo. Otra cosa que aprendió en ese momento fue que podía sentir hasta cierto punto si su padre se venía o no. Su pene haciendo claros movimientos que le indicaban que estaba a punto de expulsar algo. Llegando el punto en el que disfrutaba jugar con estas señales, deteniéndose cada vez que lo sentía cerca de eyacular y volviendo a complacerlo bruscamente cuando se relajaba. Todo esto mientras con una de sus manos traviesamente usaba uno o dos dedos para introducirlos en la cloaca de Stolas, justo debajo de su pene. Stolas en ese momento ya no podía continuar complaciendo a su hija, ocupado por las súbitas sensaciones que ella lo obligaba a sentir una y otra vez. Cuando esto pasaba ella volvía a azotar sus nalgas contra la cara de su padre, de forma que él no tenía opción más que guardar silencio y seguir complaciendo a su hija. Después de lo que parecía una eternidad para los demás, pero un súbito instante para ellos dos, y a una precisión tan exacta como la de un reloj suizo -ambos tuvieron su primer orgasmo del día. Ambos soltaron un gemido mudo, pues con sus bocas ocupadas no había forma de que pudieran emitir sonido alguno. Octavia dejando empapada la cara de Stolas mientras que Stolas ya no podía evitar terminar dentro de la boca de su hija. Y mientras Stolas recibía su recompensa por un trabajo bien hecho como era debido, Octavia; que era su primera vez experimentando esto no pudo evitar ahogarse momentáneamente con el semen de su padre, su garganta tratando de expulsar todo provocaba que todo se escurriera de su boca mientras lo sacaba para poder respirar nuevamente. Cuando ambos habían concluido, Octavia en un segundo aire de lujuria y pecado cerró los ojos, y aún con la boca abierta recogió el semen que aún estaba en su cara con la lengua y finalmente lo probó con intenso placer, para después a lamidas extensas limpiar el resto del miembro de Stolas. Y así Octavia se volvió a sentar en el pecho de Stolas con la espalda erguida aún de espaldas, y como si acariciaras a un perro por bien portado; ella usó su cola para golpearla tiernamente contra la cara de su papá -acariciándolo con ella. -Yo también te amo papá. -Finalmente le dijo Octavia volteando su cara a verlo, con una sonrisa traviesa y una risilla malévola-. Pero no me es suficiente, me tienes que amar como a nadie más has amado. -Lo que sea que te demuestre mi amor por ti, Via. -Stolas parecía distanciado en un viaje de placer en su propio mundo, completamente dominado por los trucos sucios de su hija-. Y como era la única posible continuación, Octavia empezó a recorrerse hacia el pene de su padre, que aún se encontraba tan erecto como al principio, sentándose sobre él, pero sin tenerlo dentro aún -dejando que su falo fuera acariciado por su aún empapada cloaca. Y sujetando con sus manos las piernas de su padre, empezaría a mover la cintura de adelante para atrás, usándola para acariciar el pene de Stolas de base a punta, de vuelta y de regreso. Debido a la erección de su padre; cada que este se podía levantar un poco por los movimientos de Octavia, la punta del pene momentáneamente rozaba con la parte trasera de la cloaca de su hija. Algo que ella encontraría intoxicante con cada rose. Cuando ella sintió que ya había jugado lo suficiente, y curiosa por la sensación del pene cerca de lo que sería su ano, tomó la decisión final. Y con una de sus manos tomó el pene y lentamente empezó a introducirlo en ella. Esto sin lugar a dudas le empezó a causar un súbito dolor, pero ese mismo dolor le empezaba a dar un rápido golpe de excitación que hasta ese momento no sabía que era posible. Poco a poco entraba centímetro por centímetro el pene de Stolas, que apretado por el angosto espacio le producía a él las mismas sensaciones de placer. Por culpa de esto Stolas empezaba a querer moverse por cuenta propia, tratando de obligarse a entrar de golpe una y otra vez mientras Octavia se esforzaba por evitarlo. Era una lucha de voluntades en ese momento hasta que ella por fin había introducido todo por completo. Dejando ambos salir un gemido tanto de alivio como de placer. A Octavia las piernas le empezaban a temblar mientras trataba de encontrar un ritmo placentero para mover el pene de Stolas de una forma que fuera la menos dolorosa, mientras que Stolas aún quería dejarse llevar como un animal en celo. Ninguno de los dos parecía claudicar en esta lucha de poder que se desarrollaba tan repentinamente, lo cual entre el esfuerzo y el placer volvía a ambos más susceptibles a las influencias del otro, haciendo que de cierta forma el poder se repartiera entre ambos finalmente. Stolas hacía los movimientos y ella lo detenía cada que era necesario para ella descansar. Y con forme Stolas volvía a acercarse al orgasmo, tomaba con fuerza las nalgas de su hija, apretándolas con fervor al punto de clavar sus uñas en ella -como Octavia ya lo había hecho anteriormente en su cabeza, al principio de esta fornicación. -¿Eso es todo lo que puedes hacer? -Le preguntó Octavia tentando su suerte-. ¿Qué acaso no merezco más? Stolas incentivado por la burlesca actitud de su hija no dudó en violentarse, empezando a embestirla con una fuerza que iba incrementando a un alto ritmo. Mientras Octavia repleta de placer se movía al ritmo de su padre al mismo tiempo que no paraba de gemir, una y otra vez. Súbitamente, Stolas soltó las nalgas de su hija al subir las manos a su cintura, de allí hasta su pecho; por debajo de las axilas. Octavia no estaba lista para el plan de su padre -quien tomándola firmemente la jaló hacia él, obligándola a recostarse sobre su padre mientras el seguía penetrándola. Ella, extasiada por la sorpresa y el placer una vez recostada sobre el -lo abrazó por detrás de su cabeza. -¡Te amo pa! -Empezaba a gritar Octavia entre sus quejidos-. Con forme aumentaba el placer que ambos sentían, sus mentes se borraban más y más, los sentimientos eran tan fuertes que Octavia no podía evitar soltar algunas lágrimas derivadas de la sobrecarga emocional que sentía en ese momento. Las penetraciones eran tan continuas y fuertes que ella no podía evitar tener otro orgasmo, dejando un desastre en la cama y haciendo su cuerpo temblar de pies a cabeza. Finalmente, por culpa de tan violentos movimientos de los dos, el pene de Stolas se terminó saliendo de Octavia lo cual le brindó a ella un momento de relajación bien merecido. Stolas que tenía tiempo sintiéndose al borde de la eyaculación, al repentinamente detenerse y no poder sacarlo todo le envolvió una sensación placentera de dolor que lo obligaba a retraer sus piernas varias veces en lo que volvía a la normalidad. Octavia que aún no tenía suficiente de su padre se tiró al lado de él boca arriba, y lo invitaba a subirse en ella al jalar su cabeza hacia la de ella como tratando de darle un beso. Y Stolas obedeció como un perro entrenado, colocándose arriba de ella mientras Octavia separaba sus piernas invitándolo a seguir penetrándola. -¡Ooohhh! -Gime Octavia al sentir la punta del pene de su padre empujar hacia adentro de ella-. La acumulación de todas las sensaciones parecía finalmente culminar en ella, haciéndola sentir de una forma que nunca se había sentido antes; era una sensación extraña que la llenaba de gran emoción. Sus piernas temblaban de la emoción. Entonces el empezó a empujar dentro de ella lentamente, centímetro a centímetro de agonizante placer, el placer de ser penetrada la hacían temblar incontrolablemente causando olas de placer que se esparcían por cada terminación nerviosa de su cuerpo. Gemido tras gemido se escapaba de sus labios hasta por fin sentir completamente penetrada por él, quedando inmovilizada e incapaz de resistir más. -N-no... puedo... Los sonidos de ambos solo servían para excitarlos aún más. Ella no podía más que imaginarse si estos serían los sonidos que escucharía el resto de su vida. Ella se sentía a punto de explotar de placer, mientras un nuevo orgasmo golpeaba a Octavia, enloqueciéndola de placer hasta el máximo. -¡Más! -Ella gritaba-. ¡Más! Para ellos se sentía que el acto duraba años, sentían como si sus cerebros se derritieran y se volvieran papilla. Pero eventualmente finalmente termina Stolas su orgasmo, que empezó corriéndose dentro de ella a la vez que lo sacaba y terminaba manchando el abdomen de su hija, pareciendo que no terminaría nunca hasta que finalmente colapsa sobre el cuerpo de ella. Con las piernas cruzadas una con la otra. Octavia aliviada abraza a su padre y se quedan así hasta que finalmente sus mentes logran volver en sí del placer y los efectos del bálsamo. Entonces Octavia lentamente abre sus ojos de nuevo... no ve nada más que oscuridad ante ella, ella trata de levantarse, pero el peso de su padre y la debilidad de su cuerpo no se lo permiten. Todo lo que ella puede hacer es estar sujeta a él, su cabeza contra la de Stolas, sintiendo sus corazones palpitar al mismo ritmo. Y de la nada, el besa sus labios suavemente y dice a sus oídos. -Te amo. Y lo mismo le responde Octavia. -Yo también te amo, más de lo que cualquiera pueda amarte. El sol yacía en lo alto del cielo anunciando la tarde cuando ambos finalmente habían recuperado por completo su conciencia. Poco a poco los remordimientos de la mañana volvían a sus mentes demostrando la crueldad que era volver a la cordura. -¿Qué vamos a hacer entonces? -Preguntó Octavia-. -Aún no se Via, pero lo que pase, lo superaremos juntos. Entonces empezó a sonar el celular de Stolas. Con magia lo sacó de entre las ropas tiradas y al traerlo a su vista vio que quien marcaba era Blitzo, y que de hecho no era la primera, si no la décima vez que marcaba. Decidió contestar dejando el teléfono en altavoz. -Oh, Hola Blitz, ¿Pasó algo? -¡¿Qué clase de pregunta estúpida es esa?! Leí el periódico. -¿Te ofreces a ayudarme? -S-solo trae tu plomífero trasero a mi oficina. Stolas colgó la llamada. Dejó el teléfono a un lado y volviendo su mirada a Octavia optó por pedirle su opinión. -Bueno Via, ¿Lo intentamos? -¿Crees que Blitzo nos puede ayudar? -Podemos averiguarlo. Después de varios minutos de limpiarse y arreglarse, ambos estaban nuevamente presentables -y tomados de la mano Stolas abrió un portal a las oficinas de I.M.P, donde ya lo esperaba Blitzo, Loona, Moxxie y Millie. Blitzo daba vueltas alrededor de la habitación con un rostro de pánico que le hacía sudar a cántaros mientras mordía sus uñas y agitaba la cola de un lado a otro. -Cálmate idiota, vas a hacer un agujero en el suelo. -Le decía Loona a Blitzo de forma sarcástica-. -¿Calmarme? Estoy calmado, solo pienso en como carajos voy a sacar a Stolas de ésta. -¿Y por qué lo quieres ayudar? ¿Qué te importa a ti lo que su loca exmujer diga de el en los periódicos? -Te recuerdo Loona, que él nos salvó a todos de aquellos humanos lunáticos la otra vez, de no ser por el estaría frito en estos momentos. -Señor, entiendo que esto le preocupe, pero... ¿Qué podemos hacer nosotros? -Preguntó Moxxie con un tono de voz preocupado por Blitzo-. -¡Eso es lo que no sé! Así que sirve de algo y piensa en algo que valga la pena Moxxie o estarás despedido. -Eh... ¡¿Qué?! -Tranquilo Moxx', Blitz solo quiere ayudar al príncipe Stolas. Además, todos sabemos que no puede ser capaz de hacer algo como de lo que le acusan. -Le trató de relajar Millie-. -Pues si soy muy capaz. -Exclamó Stolas pasando por el portal junto a Octavia-. Pueden ir sabiendo que lo que dice el periódico es completamente cierto. -Espera... ¡¿Qué?! -Preguntaron todos al unísono-. -Octavia, entonces... -Interrumpió Loona-. -Obviamente lo del bálsamo es falso. -Especificó Octavia entrando en la conversación mientras con la mirada veía fijamente a Loona, dándole la señal de no hablar de más-. -Sabía que esto terminaría mal. -Le respondió Loona-. Blitzo entonces intervino. -Espera, espera, espera. Loony, ¿Tu sabías? -Pues sí, me enteré el día que me mandaste a buscarla, ¿Recuerdas? -¿Y no se te ocurrió decirme? -Preguntó incrédulo Blitzo-. -O tu a mí, ¿Via? -Se interpuso Stolas con Octavia-. -Necesitaba tomar aire, y al encontrarme a Loona se dio la oportunidad de tener alguien con quien hablarlo. -Respondió un poco triste y molesta Octavia, al sentirse brevemente atacada por su padre-. -¿Y por qué mierdas te voy a estar diciendo esas cosas? -Le respondió Loona a Blitzo-. -Además, mi querido imp. -Volvió Stolas la mirada a Blitzo-. No es algo que tuvieras que saber al momento. -Pero creí que... -Blitzo se ve con una mirada triste y desanimada-. -Creíste mal, además... Lo dejaste muy claro la otra noche, nuestra relación es puramente el libro. No hay nada más por que discutir entre tú y yo. Blitzo recuerda esas palabras como dagas en el pecho, él sabe que lo dijo y sabe que es mentira, pero su orgullo esa noche no le permitía más y ahora debía afrontar las consecuencias. -Ok, todos, nos estamos saliendo del tema. Tratamos de averiguar cómo ayudar ¿Recuerdan? -Interrumpió Moxxie-. Blitzo buscó recuperar la compostura y volver su mente al problema actual. -Ok, yo digo que ocupamos matar a la loca. -Ofreció Blitzo-. -Por más que me fascine esa idea, no vamos a hacerlo. -Intervino Stolas-. -Además señor, necesitaríamos de un arma especial, y la única persona con una es Striker, que si no lo recuerda intentó matarnos a todos en esta oficina. Octavia inmediatamente puso una mirada pálida y preocupada. -Pa-papá... nunca me dijiste que... ¿Cuándo? -Oh, en el festival, pero yo me encargué de todo hasta que llegó Loona a arruinarlo claro. -Blitzo dijo presumiendo-. -Cállate idiota. -Le respondió Loona-. -Creo que lo que trata de decir Moxxie es que deberíamos tomar algún tipo de contra medida para limpiar el nombre de Stolas. -Millie finalmente opinó-. -¿Un artículo de periódico igual de aburrido que diga que no lo hizo? -Preguntó Loona-. -No, eso tardaría todo un día en publicarse, debemos actuar rápido. -Blitzo contrapuso con emoción-. En la televisión pasaban por millonésima vez un comercial sobre el Hotel Hazbin. Esto le dio una idea a Loona. -¿Qué tal por televisión? -¡Gran idea Loony! Se nota que eres mi hija. -Solo en papel... Stolas meditaba todo lo que decían, la idea de Loona fue la única que levantó su interés por un momento. -¿Y cómo sugieres que lo hagamos? -Preguntó Stolas-. -¡Puedo hablarles a los idiotas que ponen nuestro comercial! -Exclamó Blitzo-. -¿Estás seguro de esto papá? -Octavia decía preocupada y temerosa por lo radical que le parecía la idea, además de que le causaba pánico la idea de aparecer en televisión-. Blitzo se retiró de la escena para poder hacer la llamada. -Hey, tengo un trato para ti Se escucha una voz salir del teléfono. -Si, cállate. Mira, ¿Qué te parece tener a un príncipe Goetia en tu canal de mierda? ... -Si, si es referente a la puta publicación del periódico, ¿Por qué otra razón un Goetia saldría en tu estúpido canal? ... -Si, si, come mierda, nos vemos en cinco. Blitzo vuelve aventando su teléfono en la cara de Moxxie gritando en señal de éxito. -Listo, sus traseros saldrán en televisión a vista de todos. ¿Quién está bien pinches puesto? -¡Auch! Señor por lo menos pudo esperarse a que todos estuviéramos de acuerdo. -Cierra la puta boca Moxxie, tenemos que estar allí en cinco minutos. -Tengo que estar en cinco minutos, querrás decir. -Interrumpió Stolas-. -¿Tú crees cerebro de pollo? ¿Y Quién te va a decir con quien tienes que hablar? Ahora vamos. Y así Blitzo, Stolas y Octavia partieron en un portal al estudio de televisión, dejando a Moxxie, Millie y Loona viendo la televisión para observar lo que pasaba. Todo el infierno vería este programa; o al menos quienes debían verlo. -Interrumpimos su programación habitual porque nos vale un carajo lo que están viendo y esto es más importante. Es hora de una exclusiva noticia de parte de "666 News"- -Buenas tardes creaturas infernales, soy Katie Killjoy. -Y yo soy Tom Trench, bienvenidos a 666News. -Si alguno de ustedes pedazos de mierda saben leer un periódico, hoy la recientemente divorciada Stella de Ars Goetia ha publicado imágenes inéditas de su exmarido teniendo una relación íntima con su propia hija. -Con una hija así yo también cambiaría a mi mujer Katie. -Para tener hijos primero tienes que ser fértil, Tom. -Si es adoptada también cuenta. -Cierra la puta boca Tom. La noticia que tenemos para ustedes es que tenemos aquí en el estudio al sin vergüenza del exmarido. El príncipe que más ha arruinado su vida como si fuera un maldito reto. ¡Stolas de Ars Goetia! Se podía ver a Stolas tratando de mantener la compostura después de tan incomoda presentación de los noticiarios, tragando saliva y ajustando su ropa. -Díganos príncipe. ¿Qué se siente que su hija lo drogara para tener sexo con usted? ¿Es parte de su mecánica fetichista o es así de mediocre? -Quiero empezar Katie, diciendo que esa parte de la acusación es completamente falsa. -¿Esa aparte? Ósea que deliberadamente se coge a su propia hija. Bueno, si un día quieren experimentar les puedo dar mi número telefónico. -Nadie querría coger contigo aún drogados Tom. Stolas trataba de mantener la calma, pero era claro que las insinuaciones de Tom y los insultos de Katie lo estaban haciendo perder la paciencia. -Verán, solo vengo a este programa para dejar en claro que no me humillarán con el ridículo público. -Oh, no. Creo que eso puedes hacerlo muy bien tu solo. Si recuerdan nuestros televidentes, hace solo unos días salió a la luz un video donde es visto en Ozzie's con un imp en una cita. ¿Para entonces ya tenía también amoríos con su hija? Stolas estaba a punto de perder los estribos, así que tomo profundamente aire y decidió decir las cosas de un solo golpe para irse de inmediato de allí. -Solo vengo a anunciar y dejar en claro que contraeré matrimonio con mi hija Octavia a su debido tiempo y que ningún tipo de amenaza o insulto cambiará las cosas. Al oír la palabra matrimonio todos quedaron en shock, Octavia; Blitzo, Loona, Moxxie, Millie -hasta Katie y Tom. También todos los espectadores en vivo. Era un silencio fúnebre. Stolas se paró y se fue del set en silencio. -Allí lo tienen damas y señores, tal parece ser que la exesposa fue tan mediocre que hasta su hija le ha ganado al marido. Seguramente se está sintiendo extasiada en estos momentos sabiendo lo pésima mujer que es. -Su majestad. Si está viendo esto mi teléfono es-- -Cierra la puta boca Tom. Esto fue 666News. "¡STOLAAAAAAAAAS!" Epílogo Al final Stolas tomó la decisión que creía correcta. Ya había sido expuesto junto con su hija, y para protegerla llevaría a cabo lo que fuese necesario. Incluyendo consumar su amor por ella ante los ojos de todos. Octavia lograría hacer pasar sus trucos por una mentira más de su madre, evitando así ser descubierta y dejando a su madre como una mentirosa. Stella juraría continuar su cruzada por destruir a la rama Goetia a la que pertenece Stolas. Pero la vida le tendrá planes muy diferentes. Blitzo aún no podía aceptar que había perdido a Stolas, pero su orgullo no lo dejaría sentirse afligido o demostrarlo a los demás. Esta historia está muy lejos de terminar, pero al menos podemos tener una cosa segura. El amor entre un padre y su hija puede llegar tan lejos como se le permita.